Lucha contra la pobreza extrema
El 17 de octubre se ha convertido en una fecha para honrar a quienes luchan día a día para salir de la pobreza
Hoy se celebra el Día Mundial de Lucha Contra la Pobreza Extrema, fecha instituida por las Naciones Unidas en 1992 con el propósito de promover una mayor conciencia respecto a la necesidad de unir esfuerzos para luchar contra este flagelo mundial. Pero también para honrar a los protagonistas de esta cruzada, todos aquellos que cotidianamente combaten la miseria.
En efecto, a partir de esta mirada, desde hace 27 años que el 17 de octubre se ha convertido en un símbolo en honor de todas las mujeres y hombres en situación de pobreza que luchan cotidianamente para salir de la marginalidad y superar sus limitaciones; en honor de todas las madres y padres que buscan diariamente un oficio digno que les permita proporcionar seguridad a sus familias; en honor de todos los niños, niñas, adolescentes y ancianos que salen a las calles día a día en busca de un pedazo de comida.
No sobra recordar que esta conmemoración fue promovida por el sacerdote francés Joseph Wresinski, quien vivió en carne propia lo denigrante que puede ser para una persona recibir limosnas. Pero también, y sobre todo, Wresinski comprendió la afrenta y la injusticia que significa negar a los más pobres su derecho a opinar e intervenir en las políticas para erradicar la miseria, siendo ellos no solamente los más interesados en acabar con ese mal, sino también los mayores expertos en esta lucha, que se vive día a día, con todas sus letras, a lo largo y ancho del planeta.
Con esta premisa, Wresinski fundó en 1957 el Movimiento ATD Cuarto Mundo a fin de agrupar a todas aquellas personas que rechazan la pobreza y están dispuestas a comprometerse para erradicarla. Pero no desde una perspectiva paternalista, sino trabajando lado a lado con los más desfavorecidos, reconociendo sus valores, experiencias y opiniones respecto a la manera y las estrategias de enfrentar la miseria.
Bajo esta consigna, el 17 de octubre de 1987, en la plaza parisina del Trocadéro (donde en 1948 se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos) más de 100.000 personas se reunieron en honor a las víctimas de la pobreza, la violencia, el miedo y la marginalidad. Aquel día, el sacerdote francés hizo un llamado a las Naciones Unidas y a todas las personas para que, sin importar las diferencias políticas, económicas, religiosas o culturales, se unan en la lucha contra la miseria.
El lema elegido por las Naciones Unidas para este 2019 (“Unirse con los más excluidos para construir un mundo donde los derechos humanos y la dignidad sean universalmente respetados”) reconoce este principio fundamental para lograr avances en esta cruzada, pues siendo la miseria un flagelo creado por las sociedades, es también responsabilidad de todos y cada uno de nosotros esforzarse e invertir tiempo y recursos para erradicarlo.