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Transporte digno

En la ciudad de La Paz, exceptuando los lugares por donde pasan el teleférico y el PumaKatari, no siempre es fácil conseguir transporte digno y suficiente. Mientras más lejos de las avenidas y puntos centrales de la urbe se esté, más difícil es acceder a buses, minibuses y trufis. Para peor, allí donde no hay transporte, si los vecinos se organizan, son combatidos con violencia por los sindicatos.

Un reciente reportaje de este diario mostró que hay al menos siete zonas de la ciudad a donde no llega ninguna forma de transporte colectivo; y si lo hay es el que proveen vecinos en la modalidad de trufi zonal, que no es regulado y tiene tarifas de entre Bs 3 y Bs 5 por unas pocas cuadras. Esta tarifa se suma a la que los vecinos deben pagar por ir y volver del centro u otras zonas de la ciudad en el transporte convencional.

El ostensible crecimiento de la mancha urbana provoca, naturalmente, un incremento en la demanda de servicios de transporte; la cual probablemente sea un quebradero de cabeza para las autoridades municipales de tráfico y transporte. Probablemente, decimos, porque ante el requerimiento periodístico, prefirieron anunciar que no declararían al respecto.

A su vez, el secretario general de la Central Única de Transporte Urbano de Pasajeros (CUTUP) afirma que sus afiliados sí tienen interés en instalar nuevas rutas o ampliar las existentes, pero que el gobierno municipal “pone trabas” a estos trámites. Lo que no dice el dirigente, y esto les consta a los vecinos de muchísimos barrios en la ciudad, es que el servicio de los choferes sindicalizados habitualmente se brinda sin horarios estables y, por lo general, solo mientras dura la luz del día. Y son estos mismos conductores los que están dispuestos a agarrarse a golpes con vecinos u otros transportistas para “defender” esas rutas y su “derecho al trabajo”.

Por su lado, los vecinos se organizan para solucionar su necesidad de transporte combinando el ya mencionado trufi zonal con cartas tanto a los sindicatos, pidiendo si no la llegada de sus coches, más orden en los horarios en que se brinda el servicio. O al gobierno municipal, del cual se espera que programe las rutas del ChikiTiti, nuevo servicio de transporte de pasajeros que es esperado con ansias en toda la ciudad y de cuyas rutas todavía no se sabe nada.

Hay, pues, una gran demanda insatisfecha de servicio de transporte de pasajeros, que crece con la mancha urbana y los nuevos asentamientos, que en muchos casos son autorizados por las municipalidades vecinas, las cuales son incapaces de proveer servicios básicos. De ahí que toda la demanda recaiga sobre el gobierno local paceño, que no siempre tiene los recursos o, peor, debe afrontar la activa oposición política de los sindicatos de transportistas, siempre reactivos a cualquier forma de control y supervisión de su servicio. Un nudo gordiano que nadie sabe cómo deshacer.