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Wednesday 27 Sep 2023 | Actualizado a 07:14 AM

Cierre del caso Zarlet

Actitudes de este tipo, que desincentivan las denuncias, contribuyen a que los delitos queden en la impunidad.

/ 30 de octubre de 2019 / 00:50

Por tercera vez, la Fiscalía decidió cerrar el caso de Zarlet Clavijo Martínez (24 años), la muchacha cuya desaparición, hace ya más de siete años, incluso impulsó la promulgación de la Ley Integral Contra la Trata y Tráfico de Personas. Norma que sin embargo no ha contribuido para dilucidar su caso, como evidencia esta nueva determinación del Ministerio Público. 

La última vez que los familiares de Zarlet supieron algo de ella fue el 4 de junio de 2012. A mitad de aquella jornada, la entonces adolescente de 17 años salió de la oficina de su mamá, ubicada en la Av. 16 de Julio de la urbe paceña, para dirigirse rumbo a su hogar. Pero jamás llegó y hasta el momento no se tienen rastros sobre su paradero.

Sus familiares están convencidos de que habría sido raptada por una red dedicada a la trata y tráfico de personas. Su reducida edad cuando desapareció, la buena relación que mantenía con sus seres queridos, las imágenes que la muestran caminando por El Prado junto a un varón la última vez que la vieron, así como los mensajes de texto y correos intercambiados con un exenamorado con el que Zarlet se relacionó cuando ella tenía 15 años y él 24, quien además fue detenido por distribuir fotografías íntimas de la adolescente, refuerzan esta hipótesis.

A pesar de estos indicios, el Ministerio Público cerró el caso en tres oportunidades (en octubre de 2015, en enero de 2016 y enero de 2019), con el argumento de que la muchacha no fue víctima de una red de trata de personas, sino que en realidad habría huido con su enamorado. Gracias a la insistencia de la madre, la Fiscalía reabrió las investigaciones en dos ocasiones. Sin embargo, en esta última oportunidad ni siquiera le notificaron la decisión de cerrar nuevamente el caso, y le habrían rechazado un nuevo recurso de objeción.

Cabe recordar que no es la primera vez que la fuerza pública cierra una investigación de esta naturaleza con argumentos similares. Por ejemplo, en febrero de 2015 una adolescente de 14 años denunció haber sido raptada en La Paz junto con otras seis muchachas, a quienes trasladaron hasta un prostíbulo de Rurrenabaque (Beni); donde, según dijo, eran ultrajadas hasta por seis hombres al día. Un mes después, aprovechando el descuido de sus raptores, la adolescente logró escapar junto con otras tres muchachas. En aquella ocasión, el entonces ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, “desmintió” a la muchacha, argumentando que no existía evidencia suficiente para sustentar su relato, y que en realidad todo apuntaba a que “había huido de su hogar” luego de una pelea con su progenitora.

Ambos casos ponen de relieve la importancia de investigar los presuntos casos de trata y tráfico de personas hasta resolverlos, y de evitar descalificar a quienes denuncian estos hechos. Ya que estas actitudes contribuyen a que delitos de esta naturaleza queden en la impunidad, pues desincentivan las denuncias de las presuntas víctimas y de sus familiares.

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Bolivia y lo fáustico

Mucho depende de lo que hagamos con nuestro litio, nuestra Amazonía y nuestros nevados

Carlos Moldiz Castillo

/ 26 de septiembre de 2023 / 09:05

Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la Modernidad, es una de las obras más importantes del estadounidense Bernard Marshall y una referencia obligatoria para quienes quieran estudiar la Modernidad de la forma más comprehensiva posible, a partir de quienes fueron sus primeros exponentes literarios y filosóficos, desde Rousseau hasta Dostoievski y más allá, con el histórico Manifiesto de Marx como hilo conductor de sus páginas.

Uno de sus capítulos aborda el significado de la Modernidad a través de la figura de Fausto, el protagonista de la epónima obra de Goethe, como representación del desarrollismo incesante del capitalismo, en su obsesión por establecer el reino de la libertad en este mundo y deshacerse de toda rémora del pasado; para ello, está dispuesto a cometer hasta los actos más crueles, pero en nombre de un objetivo emancipador. Un héroe trágico.

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Marshall me interesa por la diferencia que hace entre lo fáustico y lo pseudo fáustico, donde lo primero se caracteriza por grandes obras de transporte y energía que requieren la movilización y sacrificio de ingentes masas de mano de obra, y donde el deseo de lucro se combina con la planificación a largo plazo; mientras que lo pseudo fáustico, por otro lado, sacrifica a multitudes pero generalmente en vano: solo para romper sus lazos con el pasado, sin mucha perspectiva de futuro, guiado por un ideal modernizador mal entendido. 

Un ejemplo de la primera tendencia es Robert Moses en EEUU, que destruyó comunidades enteras, generalmente afrodescendientes, para levantar sobre sus ruinas inmensas carreteras en ciudades como New York. Al otro lado, creo, estaría Evo Morales, con sus canchas, coliseos y museos dedicados a una visión cortoplacista de desarrollo y condicionada, además, por cálculos electorales.

No fue una gestión mezquina, debo aclarar. Se pretendía mejorar las condiciones de vida de la población rural a través de proyectos de impacto variable, pero numerosos, que lograron elevar los índices de desarrollo humano de regiones que hasta entonces no conocían servicios como electricidad o agua potable. Algo que el reportaje de Daniel Rivera sobre el Bolivia Cambia no entiende. Dicho programa era urgente y necesario.

Empero, la brecha urbana/rural todavía es inmensa. Los teóricos de las ciudades inteligentes no entienden que el progreso de la sociedad boliviana no pasa por la consolidación de grandes urbes que reproducirán la desigualdad dentro de sus límites, sino en la superación del desequilibrio que impulsa la decadencia rural como fuente de una urbanización perversa. Si algo debía hacer el anterior gobierno del MAS, eso era cerrar aquel abismo que nos separa del campo. Por otro lado, sin aquellos 14 años, ese abismo hubiera desgarrado al país.  

Pero más allá de las limitaciones del evismo como proyecto de desarrollo, consideremos ahora que el mundo entero atraviesa actualmente una situación fáustica. Es decir, una en la que se tendrán que hacer grandes transformaciones en términos de transporte, energía, producción y consumo, ya no a escala nacional, sino planetaria.

Un artículo del último número de la prestigiosa revista Nueva Sociedad advierte que el paso del neo-extractivismo al extractivismo verde requerirá disponer de zonas de sacrificio a lo largo de todo el mundo subdesarrollado, en orden de darle un nuevo y quizá último aliento a un capitalismo moribundo.

Regiones enteras de África, Asia y Latinoamérica entrarán a una nueva división internacional del trabajo tal vez más injusta que la anterior, condenadas a morir de sed para que gente de otras latitudes pueda conducir un Tesla. Y esto mientras situaciones de escasez de agua se multiplican por doquier, superando la capacidad de gestión de Estados atrasados que eran inútiles hasta para enfrentar los problemas del siglo XX.

Estamos, ante una encrucijada todavía mayor que la geopolítica. El mundo multipolar vendrá, es inevitable. Lo que no sabemos es si estaremos ahí como parte de aquellas zonas de sacrificio faustiano en el altar de un nuevo capitalismo verde pero ecocida, o como parte de la rebelión del Sur Global contra los dueños de ese altar.

Mucho depende de lo que hagamos con nuestro litio, nuestra Amazonía y nuestros nevados. Ecorregiones que compartimos con otros países pero de las que también desea apropiarse el capital monopólico transnacional. El concepto de soberanía acaba de romper sus límites nacionales. El 78 periodo de sesiones de la ONU ilustró muy bien el tamaño de este desafío.

(*) Carlos Moldiz Castillo es politólogo

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Hunda los pies en la tierra

Prestar atención a lo que la tierra tiene que decir es cómo honro este legado

Raquel Vásquez Gilliland

/ 26 de septiembre de 2023 / 09:01

Crecí en Florida, rodeada de mi familia extendida, pero podemos rastrear nuestro linaje hasta Texas, cuando todavía era México. Desde entonces, nuestro idioma, nuestras costumbres e incluso los nombres que mis antepasados se llamaban a sí mismos se han perdido en gran medida debido a la colonización y la asimilación forzada. Sin embargo, nuestras tradiciones orales, expresadas a través de cuentos, poesía y chistes, persisten.

Mi abuela y mi madre también me enseñaron que el mundo natural que nos rodea tiene historias que contar si escuchas con atención. Después de todo, el lenguaje no es exclusivo de los humanos. Tiene sentido, entonces, que me haya convertido en autora, que mi vida se construya en torno a historias, que la idea de mi primera novela se me haya ocurrido mientras estaba de paseo, como si me hubieran cortado un trozo de cielo. Y cada vez que me siento abrumada, ansiosa o estancada en mi trabajo, el consejo de mi madre es siempre el mismo: sal. Estar en la naturaleza.

Nuestras apretadas agendas pueden hacer que sea difícil encontrar tiempo para pasar en la naturaleza, y puede parecer especialmente difícil en las zonas urbanas. Pero en una época en la que tantos estadounidenses luchan contra la soledad y el aislamiento, pasar unos momentos al aire libre puede ayudarnos a sentirnos más conectados.

Afortunadamente, hay varias cosas sencillas que puedes hacer para salir a la naturaleza, sin importar dónde vivas. Puedes empezar hundiendo tus pies descalzos en un trozo de tierra y considerar las formas en que el suelo nutre a las plantas y animales que a su vez nos nutren a nosotros. Tal vez puedas encontrar un árbol con quien entablar amistad, ya sea un pino, un mango o un tulipán. Utilice todos sus sentidos para interactuar con él: observe sus hojas, sienta las suaves arrugas de su corteza.

Si estoy bloqueada creativamente, camino descalza sobre la tierra, sin importar la estación, permitiendo que las historias alimenten las raíces de todo mi cuerpo. Si tengo un agujero en la trama que necesito arreglar, visito mi albahaca de limón y lima, manchando mis dedos con sus aromas cítricos. Si necesito hacer que mi escritura sea más lírica, me siento con las dalias e imagino que sus vastas posibilidades genéticas me llenan cuando hablo con ellas.

Tú también puedes escuchar el consejo de mi madre y ver lo que la tierra tiene para decirte, ya sea una amplia ladera de pasto de tallo azul o una única jardinera llena de petunias. Si la práctica de escuchar a la tierra y a los seres que la habitan parece poco auténtica, considere que los humanos llevan mucho tiempo en diálogo con el mundo natural. De hecho, su supervivencia dependía de su conexión con la tierra y de discernir lo que ésta tenía que decir. Cuando murieron, lo que quedó de ellos también lo alimentó.

Podría ser que las flores recién brotadas o los cambios sutiles en la luz del sol señalaran el cambio de estaciones, dándoles instrucciones. Quizás sus antepasados, como probablemente creían los míos, creían que el mundo que los rodeaba estaba poblado de seres sintientes que se comunicaban con ellos. Me gusta pensar que las historias que mi abuela todavía cuenta cuando me siento a su mesa tienen indicios de aquellas que los animales, los árboles y los ríos compartieron con nuestros antepasados. Prestar atención a lo que la tierra tiene que decir es cómo honro este legado.

El lenguaje de las tierras que forman esta tierra son las piezas desiguales del rompecabezas que nos conectan con el conocimiento que nuestros antepasados extrajeron de la tierra: tan generoso como un canto a una rosa y tan suave como las plumas de las palomas.

(*) Raquel Vásquez Gilliland es novelista y columnista de The New York Times

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Libertad económica y opresión estadística

Miguel Marañón Urquidi

/ 26 de septiembre de 2023 / 08:51

Días atrás salió el informe anual sobre la libertad económica del Instituto Fraser y del centro de estudios Populi. La población debe tener en cuenta que los indicadores de ese documento tienen un carácter político ideológico más que económico propiamente dicho.

La base ideológica del neoliberalismo establece que el mercado, a través de la oferta y la demanda, soluciona todos los problemas económicos y también logra una distribución óptima de los recursos, de acuerdo con las actividades que realizan los ciudadanos; es en este sentido que los países que tienen un modelo económico que contradice estos principios ideológicos siempre van a recibir una calificación negativa. Para estas entidades la ciencia económica es una ciencia exacta donde el factor social no es considerado como una variable importante, sino como una variable más, a ellas por ejemplo no les interesa la función del Estado, solo ven su tamaño (número de ministerios y de funcionarios), vale decir que analizan bajo una sola óptica, números fríos.

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Indican que en Bolivia “no existe” la posibilidad de hacer negocios, invertir, exportar y generar riqueza, afirmación que carece de sentido, ya que con el Modelo Económico Social Comunitario y Productivo (MESCP) las exportaciones se mantuvieron muy por encima a las registradas durante la vigencia del modelo neoliberal que promovía políticas liberales; al respecto, las exportaciones de 2022 batieron récord de $us 13.671 millones, destacando las ventas externas de la industria manufacturera con 51% de participación, lo que demuestra que con el MESCP el país da la posibilidad de hacer negocios de forma libre, porque cada exportador decide la actividad a la que se va a dedicar.

Afirman que en nuestro país se “despoja de sus bienes” a los inversores privados y que los inversionistas extranjeros tienen “miedo” de invertir en Bolivia, sin embargo, no quieren ver los datos de la inversión de capitales extranjeros que en 2021 y 2022 superaron los $us 900 millones. Para no desaprovechar estos datos de “libertad económica” no falta el oportunismo de los eternos “analistas económicos” que resaltan, por ejemplo, que en Bolivia se perjudica al comercio internacional, los cupos de exportación y que la burocracia estatal es la que determina “qué comprar y dónde comprar”, pero cuando se mezclan los intereses políticos con el análisis económico se omite mencionar que el sector ganadero está exportando carne como nunca antes y se aplican los “cupos” solo cuando los productores desabastecen el mercado interno.

Respecto a los datos sociales, nos informan que con “el liberalismo” se reducen más rápidamente los niveles de pobreza, se mejoran los ingresos de las personas y el PIB crece mucho más, afirmación que no tiene sustento en el caso nacional, ya que desde la aplicación de nuestro modelo la pobreza de 60,6% en 2005 bajó a 36,4% en 2021, y la pobreza extrema se redujo de 38,2% a 11% en el mismo periodo; el ingreso per cápita se mejoró conjuntamente una mejor redistribución de los ingreso,s lo cual se expresa con la mejora del índice de Gini, que pasó de 0,6 a 0,4, lo cual evidencia la reducción de la desigualdad.

En este sentido, la “opresión” de las estadísticas neoliberales solo se basa en números como si la economía fuera una ciencia exacta, olvidando que es una ciencia social y prioridad de los gobiernos el mejorar la calidad de vida.

(*) Miguel Marañón es economista

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Precios de exportación y crecimiento económico

En Bolivia, hacia 2001 se precipitó una crisis que hizo que el país deje de pagar obligaciones externas por $us 1.173 MM

Jaime Jordán Costantini

/ 26 de septiembre de 2023 / 08:47

En una anterior nota apuntamos que cuando se aplicó el modelo económico y social comunitario entre 2006 y 2018, la tasa de crecimiento del PIB por persona fue tres veces más alta que en el período liberal (1985-2003). Hay quienes podrían argumentar que este gran logro es atribuible a precios de exportación favorables entre 2006 y 2018, con respecto a esto va este artículo.

Innumerables estudios económicos confirman que altos precios de exportación no son sinónimo de un buen desempeño económico. El resultado en el largo plazo críticamente depende de las respuestas de la política económica, donde hay al menos dos trayectorias posibles: políticas procíclicas o contracíclicas. En las primeras, los cambios negativos externos o internos profundizan el efecto recesivo en la economía, en tanto que en la segunda se protege la economía nacional de las tendencias depresivas. La generalidad de los países en desarrollo sigue políticas procíclicas; por el contrario, las naciones de mejores niveles de renta siguen políticas contracíclicas, aumentando la demanda agregada para mantener el empleo y no destruir capital.

Lea también: Dos trayectorias divergentes: Visión global

El concepto económico de relaciones internacionales de intercambio (RI) es la razón entre el precio de las exportaciones y el de las importaciones de un país, relejando la capacidad de compra de los productos domésticos vendidos en el extranjero. Consecuentemente, buenos precios internacionales mejoran las RI y la actividad económica. Utilizando las series de RI de la base de datos del Banco Mundial, tenemos lo siguiente: En 1985, cuando se inició el programa de estabilización económica, el comportamiento de las RI fue negativo. A partir de 1993 se inició un período de recuperación de las RI, que aumentaron hasta 2003, en 29%. En 1993 se inauguró una serie de reformas que profundizaron el esquema de libre mercado, como la reforma de jubilaciones por medio de las AFP y la capitalización de las empresas públicas.

Diez años después de la aplicación de estas reformas, el déficit fiscal escaló hasta 8,5% del PIB,  la mitad fue atribuida al efecto de la reforma de jubilaciones con el sistema de las AFP. Un fenómeno similar de crisis económica y fiscal experimentó la economía chilena en la década de los 80, creado en parte por el sistema de las AFP.

En Bolivia, hacia 2001 se precipitó una crisis que hizo que el país deje de pagar obligaciones externas por $us 1.173 millones, se redujo el crédito interno, disminuyeron las inversiones, hubo fuga de capitales y desintermediación financiera. Entre 2001 y 2003, la inversión media anual cayó en 2,6% y el PIB por persona se redujo en 1,1%, con relación al trienio anterior. Este fue el efecto de las políticas procíclicas.

En respuesta, el gobierno radicalizó sus políticas contractivas e intentó crear un impuesto a los salarios para solucionar el déficit fiscal, que no prosperó por la resistencia a la medida. Los conflictos aumentaron hasta el colapso de orden liberal en 2003.

Entre 2006 y 2013, las RI crecieron en 19%, representando un tercio del ritmo de crecimiento experimentado en el período liberal (1993-2003). En 2014, el país afrontó un nuevo choque externo de magnitud e intensidad significativas que se prolongó por los siguientes cuatro años, en los que las RI cayeron 38%. La respuesta del gobierno esta vez fue diferente, ya que aplicó políticas contracíclicas y mantuvo fijas las tasas de cambio y de interés.

Como resultado, Bolivia pudo mantener la estabilidad en las inversiones y en el crecimiento económico, amortiguando así el choque externo.

En efecto, el ritmo de inversión con respecto al PIB pasó de 16,7%, entre 2006 y 2013, a 17,2%, entre 2014 y 2018. El crecimiento anual del PIB por persona fue de 2,8% entre 2014 y 2018 y 3,4% entre 2006 y 2013.

¿Qué lecciones se pueden obtener de lo expuesto? El crecimiento de las RI entre 2006 y 2018 no fue un hecho excepcional, también se dio en el periodo liberal y en una magnitud mayor. El pobre desempeño de la economía boliviana entre 1985 y 2003 no es atribuible a las RI, sino al resultado de las políticas procíclicas y reformas aplicadas que agravaron el efecto del choque externo.

Es un caso inédito que un país como Bolivia, con un bajo nivel de renta, implementara a partir de 2014 políticas contracíclicas para proteger el empleo y evitar la destrucción del patrimonio de buena parte de las pequeñas empresas y trabajadores por cuenta propia.

(*) Jaime Jordán Costantini es doctor en Economía y docente universitario

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Tecnología y Madre Tierra

Eliana Quiroz

/ 25 de septiembre de 2023 / 09:12

En la columna de la anterior quincena, he planteado algunas maneras en las que la tecnología tiene un efecto negativo sobre nuestra Pachamama y concluí con la promesa de abordar en el artículo actual algunas formas para reducir estos daños. Presento ejemplos en dos grupos de acciones, uno es acerca de lo que usuarios y usuarias de tecnología podemos hacer, y el segundo se trata de lo que las empresas tecnológicas deben hacer como principales responsables.

En el primer grupo de acciones es aconsejable leer las características de los dispositivos que se adquieren para optar por aquellos que son energéticamente eficientes, de la misma manera que podemos encontrar esa información en refrigeradores, por ejemplo. En esta misma línea, se puede apoyar a las empresas que priorizan el uso renovable de insumos, como Fairphone, una marca de celulares que aún no llegó al mercado boliviano, pero en la medida que se genere demanda, podríamos tenerlo a disposición.

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Por el lado del software que usamos, algunas configuraciones de plataformas tienen la capacidad de reducir las emisiones de carbono. Por ejemplo, en las llamadas de Zoom, tan solo cambiando a la modalidad de solo audio, es decir, sin video, se reduce hasta el 90% de las emisiones. Esto es válido para cualquier otra plataforma de reuniones o aplicación de videollamadas. Otra idea en la forma que usamos el software es desactivar la reproducción automática en los sitios de videos que se visita, de esa manera, consumiremos solo los videos en los que estamos interesadas.

También, algunas empresas han comenzado a ofrecer opciones conscientes como es el caso del motor de búsqueda sensible al medio ambiente Ecosia https://www.ecosia.org/ que utiliza los ingresos generados por las publicidades para financiar proyectos de reforestación y conservación de bosques en todo el mundo. Cada vez que se usa Ecosia, una pequeña cantidad de dinero es destinada a plantar un árbol. Es aconsejable usar este motor de búsqueda.

En cuanto a la eliminación de celulares, computadoras o tablets, es posible reciclarlos a través de programas certificados de desechos electrónicos o donar/vender los dispositivos que ya no se usen en lugar de tirarlos a la basura.

Sin embargo, no hay que olvidar que las principales responsables de estos efectos negativos sobre el medio ambiente son las empresas tecnológicas que crean estas aplicaciones y servicios, a estas hay que exigirles que desarrollen opciones conscientes del cuidado del medio ambiente como la optimización de algoritmos y modelos para la eficiencia energética y que usen energías limpias como Mozilla Awardee Solar Protocol, además de exigirles transparencia sobre sus emisiones de carbono.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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