Voces

Thursday 20 Mar 2025 | Actualizado a 01:20 AM

Lento, pero (in)seguro

“Ya los comités cívicos son el gobierno provisional en ejercicio”, escribió el ácrata desde su trinchera. Y los pies del Cristo Redentor sudaron de alegría.

/ 3 de noviembre de 2019 / 00:00

Suele decirse, con mezcla de seriedad y falso orgullo, que el sistema electoral boliviano privilegia la seguridad por encima de la celeridad. No es para menos: el cómputo de votos se hace en las salas plenas de vocales departamentales, en eventos públicos, juzgando cada una de las actas electorales. Es un sistema basado en el papel. En esa tradición, los resultados finales de los comicios tardan hasta una semana en consolidarse a nivel nacional. Muchos días sin datos oficiales. Demasiada incertidumbre.

¿Cómo se suplía esa lentitud? Hasta las elecciones generales de 2009, los canales de televisión daban resultados a las 18.00 horas con base en resultados en boca de urna, la mayoría con elevados márgenes de error. Con la Ley del Régimen Electoral (2010) el plazo se recorrió hasta las 20.00 horas, con lo cual los datos provenían de conteos rápidos, algunos muy cercanos al posterior resultado oficial. Así, la “proclamación” de resultados era obra no del organismo electoral, sino de empresas privadas.

Esa historia empezó a cambiar desde el referendo de 2016. En esa consulta el TSE adquirió un innovador sistema de transmisión rápida de datos de la votación, por entonces denominado “Aseguramiento de actas”. El propósito era brindar resultados preliminares la misma noche de la jornada electoral. Así se hizo, junto con datos de dos conteos rápidos. En las elecciones judiciales de 2017 la única fuente de resultados fue la oficial. El sistema se usó también en varios referendos autonómicos de alcance local.

Tras ese corto trayecto, ya bautizado como Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), el sistema informático tuvo su primera experiencia este año en una elección general. Si bien no está previsto en la legislación electoral, el TREP fue formalizado en reglamento como un sistema de información no vinculante previa al cómputo definitivo. La unidad responsable del operativo fue el Servicio de Registro Cívico (Sereci), dependiente del TSE, con el soporte técnico de la empresa Neotec.

Con o sin transmisión rápida, el sistema electoral boliviano seguirá privilegiando la seguridad antes que la celeridad. A ello contribuye, como blindaje, el principio de preclusión. Claro que ahora el cómputo oficial puede hacerse en 48 horas. Igual, como señal de transparencia, se necesitan datos preliminares. Y las imágenes de las actas en mesa son muy valiosas como respaldo. Cuando pase el temblor, si acaso, tocará evaluar el TREP (en coma desde las 20.10 del 20 de octubre) y debatir la norma.

FadoCracia luctuosa

Este muerto, mío”, dijo el patriarca uno. “El otro muerto, mío”, reclamó el patriarca dos. Y se culparon por las muertes. “Asesinos”, dijeron todos apuntándose con el dedo, libres de espejos. Luego, en coro de patriarcas, expresaron lamento y condolencias a las familias. Pero los cadáveres, ¡ay! —Vallejo presente—, siguieron muriendo.

“Si quieren bala, bala tendrán”, amenazó/anticipó el pistolero. “Los vamos a recibir con plomo”, añadió. Y hubo bala. Los muertos no saben para quien trabajan. “¿Querían muertos? Pues lograron los muertos”, acusó otro pistolero. Hoy son “héroes de la democracia”. Vamos a hacerlos virales. Muertos-familia, muertos-bandera.

“Mantengamos la paz, la oración, la fe en Dios”, invocó el pastor con su cruz verde. “No es por rencor ni odio”, añadió. Y en homenaje a su maestro Pablo Escobar instruyó: “Saquen la agenda para anotar los nombres de los traicioneros de este pueblo”. Y sus feligreses aplaudieron, sacaron agendas, corrieron listas para el piadoso ajuste de cuentas.

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17A: amurallar la elección

José Luis Exeni Rodríguez

/ 9 de marzo de 2025 / 06:00

¿Las elecciones generales del 17 de agosto están en riesgo? No, por ahora. El TSE está haciendo su mejor esfuerzo para garantizarlas. Es un esfuerzo encomiable. Y merece pleno respaldo. El problema es que el “blindaje” de los comicios no depende únicamente del Órgano Electoral. Otros actores institucionales y políticos deben mover ficha para despejar el camino. En tanto, el paisaje es brumoso, con desconfianza e incertidumbre. Y estamos a solo un mes de la convocatoria oficial al proceso.

Un primer paso para allanar las elecciones de 2025 se produjo en julio del año pasado. Por iniciativa del TSE, una “cumbre” político-institucional acordó la suspensión excepcional de las primarias para binomios presidenciales. Casi todos estuvieron de acuerdo (excepto Evo). Las primarias eran incómodas porque precipitaban el calendario electoral. Y se argumentó que la prioridad eran las Judiciales, realizadas en diciembre: elecciones mutiladas a gusto y tenor de los autoprorrogados del TCP.

El siguiente tramo fue la aprobación, a mediados de enero pasado, de la ley de distribución de escaños entre departamentos, con arreglo al trabajo técnico realizado por el TSE. Hubo algunas declaraciones con ruido, pero ningún conflicto. Sobre esa base, está en curso la delimitación de las circunscripciones electorales conforme a los datos poblacionales del Censo. Urge desmontar la falacia, repetida mil veces mil, de que “el voto rural vale más que el voto urbano” (sic).

El horizonte está claro, pero el itinerario es incierto. En una nueva Declaración multipartidaria e interinstitucional suscrita hace tres semanas, se asumieron varias tareas y compromisos. En lo esencial, ¿la Asamblea aprobará una ley para garantizar la vigencia plena del principio de preclusión, violado en las elecciones judiciales? ¿El Gobierno garantizará los recursos económicos suficientes para la elección, incluido el voto en el exterior? Son las dos cuestiones que pueden malograr el proceso.

Por supuesto que también es necesario generar mayor confianza en el padrón electoral e implementar un sistema de transmisión de resultados preliminares. Y es fundamental que haya binomios paritarios, debate público obligatorio y participación plena de mujeres e indígenas. Claro que nos gustaría una “elección con integridad”, pero se debe asegurar, como mínimo, una elección competitiva y cierta: en plazos y procedimientos, sin inhabilitaciones a la carta, con resultados aceptados por todos. ¿Llegamos?

Quedan cinco meses para los comicios de agosto. Es imprescindible preservar el mecanismo, aunque nos disguste el resultado. Que la tercera guerra mundial, si acaso, nos pille votando.

FadoCracia paritaria

1.           En más de cuatro décadas de democratización en Bolivia, ninguna mujer fue electa presidenta o vicepresidenta del Estado. 2. Lejísimos de la paridad de género, el Órgano Ejecutivo es territorio exclusivo de hombres. La falocracia goza de buena salud. Todavía. 3. Lo mismo ocurre en los departamentos. En cuatro elecciones desde 2005, todos los gobernadores electos fueron hombres. 4. La muletilla de los partidos, dominados por hombres, es de antología: “es que no hay mujeres”. Cierto. No hay mujeres candidatas, ergo, difícilmente habrá mujeres electas. 5. En los 11 comicios presidenciales entre 1979 y 2020, hubo 108 candidatos hombres. ¿Y cuántas mujeres? Solo dos. En la vicepresidencia se maquilla un poco la brecha: 96 hombres, 14 mujeres. 6. La CPE y la ley establecen el principio de paridad para todos los cargos electivos. No se ha reglamentado ni cumplido en los binomios presidenciales. 7. Por ello debemos exigir/celebrar la pronta aprobación de una ley que garantice binomios paritarios en estas elecciones. Así, tras casi medio siglo de democracia, tendremos finalmente, lo menos, una vicepresidenta electa. Avanzamos.

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Libro: Al-azar y la FES presentan ‘Bolivia para principiantes’

La FES Bolivia acaba de publicar una exquisita recopilación de los mejores dibujos de Al-azar.

/ 1 de febrero de 2025 / 20:33

El libro Bolivia para principiantes es una feliz iniciativa editorial de la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia) en sociedad con La Razón. Se trata de la más amplia compilación de dibujos del apreciado y reconocido artista boliviano Alejandro Salazar (Al-azar). Es una suerte de compendio de «puesta al día», pues recoge el trabajo más selecto del autor elaborado en el lustro 2020-2024, esto es, durante el actual período de gobierno. Los dibujos fueron publicados en las secciones «Documentos desclasificados» (páginas editoriales) y «Galería de anormalidades» (suplemento Animal Político) de este diario, y es muy grato reunirlos y (re)presentarlos ahora, en clave de grato atentado, en un solo volumen.

Once secciones en el libro, once

La selección y presentación de los dibujos de Al-azar en el libro siguen un criterio temático: se identificaron once áreas y en cada una de ellas se agrupan, según gustos compartidos, los mejores dibujos de Alejandro. El resultado, lo comprobará usted, es una fiesta.

¿Qué encontrarán las y los lectores/observadores en Bolivia para principiantes? Las once secciones que componen el libro son las siguientes:

  • Órganos: exhibe la crisis de la administración de (in)justicia en el país, en diálogo con facetas del TCP, la ALP y el TSE.
  • Implosión: muestra la ruptura interna en el MAS-IPSP, personalizada en sus facciones/caudillos Evo y Lucho.
  • Oposiciones: expone los andares fragmentados de la oposición política con repetitiva-malograda bandera de unidad.
  • Crisis: retrata la inestable situación económica del país, especialmente en relación con cuestiones como la escasez de divisas y de combustibles.
  • Ciudades: juega con la polémica asociada al último Censo de Población, sazonándola con viñetas de La Paz y de Santa Cruz.
  • Confesiones: pone en evidencia el desempeño de dos actores fácticos en Bolivia: los obispos y los militares.
  • Comicios: refleja los procesos electorales realizados en el país desde los fallidos comicios de 2019 hasta las elecciones (per)judiciales de 2024.
  • Polarización: muestra diferentes rostros de la persistente ruptura producida en Bolivia tras la coyuntura crítica de 2019, con prolongadas expresiones de conflictividad.
  • Periodistas: aborda uno de los gremios favoritos del autor: los medios de comunicación y sus operadores «independientes».
  • Modelo: expone una serie de imágenes en torno al cada vez más cuestionado modelo de desarrollo y algunas de sus secuelas (como los incendios forestales).
  • Globalización: partiendo del covid-19, retrata algunas cuestiones del ámbito internacional, especialmente de países y gobiernos de la región.

Líneas filosas que cortan

Como se podrá comprobar en el libro, la obra de Al-azar es abundante y deliciosa. Pero sobre todo es crítica. Desde la caricatura política, interpela todos los (des)órdenes: del poder, del Estado, la economía, la política, la sociedad, las culturas. Nada queda en pie ante su ácida lectura de la realidad. De eso se trata. Sus dibujos son como líneas filosas que cortan de un modo inteligente y sutil. El humor puede ser una herramienta poderosa, pues una lectura lúcida de la realidad pasa también por un ejercicio de desacralización y es esencialmente subversiva. Y la ironía, como se demuestra en la compilación, nutre bien el debate colectivo.

Queda como invitación esta provocación visual llamada Bolivia para principiantes (con la mordacidad de Alejandro, estuvimos tentados de titularla «Estamos saliendo adelante»). Son 200 dibujos (201 con la ilustración original de la portada, la compilación más amplia de Salazar publicada hasta el momento). Nuestro anhelo es que las viñetas políticas del artista alienten la conversación pública en democracia y abonen el balance crítico sobre estos agitados cinco años que concluyen.

Tenemos la seguridad de que este libro-regalo, libre de solemnidad, sin censura, provocará sonrisas, pero también incomodidad y, ojalá, indignación.

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Momento constituyente

La FES Bolivia presentó su libro más reciente con el reto de transitar de la crisis a la reforma necesaria.

/ 7 de diciembre de 2024 / 21:49

¿Estamos en la antesala de un nuevo momento constituyente en Bolivia? ¿En qué condiciones? ¿Con qué temporalidad? ¿Cuál es el balance de la Constitución vigente desde 2009? ¿Cómo se caracteriza la actual crisis en el país? ¿Es una crisis de gestión, del régimen político, de Estado, del proyecto plurinacional popular? ¿Es viable, en el presente, una reforma constitucional? ¿Con qué resultados? En su caso, ¿cuál es la agenda de cambios? ¿Y quién sería el ‘sujeto constituyente’? Como dice el buen José Saramago: “si no hubiera preguntas, no habría respuestas”.

Estas y otras cuestiones, en clave de ensayos analíticos, son abordadas por ocho autorxs en el libro colectivo Momento constituyente. De la crisis a la reforma necesaria, que acaba de ser presentado por la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia). En un tiempo donde predominan las disputas diminutas, nada más necesario que hacer un alto en el camino y mirar el horizonte de futuro. En un escenario de regresión e incertidumbre, nada más valioso que imaginar oportunidades, buscar salidas, trazar propuestas. Es lo que se propone esta publicación.

Un largo recorrido

El libro es resultado de un largo recorrido. Como toda iniciativa colectiva, nació como una buena idea que, muy pronto, se convirtió en desafío. Luego se fue tejiendo con diversos hilos, varias manos, muchas voces. Y hoy es una realización que, a su vez, implica un nuevo comienzo. Momento constituyente es una invitación a pensar el presente y, en especial, a divisar nuestro futuro como país en un escenario recargado de crisis, polarización, desconfianza e incertidumbre. No es poco.

La buena idea surgió en una reunión en la FES con el expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé, en enero de este año, donde comentó que el escenario de crisis institucional era una oportunidad para pensar reformas constitucionales y que los hechos producidos desde 2016, en especial la coyuntura crítica de 2019, podían ser una suerte de antesala de un momento constituyente en Bolivia. El desafío fue inmediato: le pedimos que escribiera un documento de trabajo al respecto.

Reflexiones sobre el momento constituyente

En las siguientes semanas, el desafío se convirtió en un primer texto, que fue presentado en diferentes espacios de intercambio plural. Para empezar, lo discutimos en el Grupo de Reflexión y en el Foro de Análisis Político de la FES. Luego, las “semillas para iniciar diálogos y reflexiones conducentes a una reforma constitucional” fueron expuestas en el Primer Congreso Prospectivas del Derecho: Estado de Derecho e instituciones democráticas, realizado en la Facultad de Derecho de la umsa, con alrededor de medio millar de participantes, en especial alumnos y docentes de varias carreras de derecho de diferentes universidades del país.

Por último, la semana pasada tuvimos un valioso encuentro sobre el tema en el ámbito del Foro Regional de Análisis Político en Tarija. Y este martes, el libro fue presentado en un grato y bien concurrido evento en el salón auditorio de la FES en La Paz. La buena idea convertida en realización es un buen insumo/pretexto para impulsar la reflexión y el debate en diferentes espacios. A eso va.

Un libro, voces diversas sobre lo constituyente

Diversos hilos, varias manos, muchas voces. A partir del documento ajustado escrito por Rodríguez Veltzé (“Momentos constituyentes, crisis institucional y protesta ciudadana. Apuntes para reflexionar las reformas constitucionales necesarias”), se pidió a otros siete analistas y académicos que, en diálogo con el texto base, escribieran sobre el tema. La idea era pasar del documento de trabajo de un autor a un libro con varias voces que, desde la pluralidad, expresaran diferentes lecturas sobre la idea de momento constituyente. Y así se hizo.

 ¿Qué encontrarán las y los lectores en el libro? Luego de la Presentación institucional, un texto de Prólogo y el artículo de referencia, Farit Rojas escribe sobre “Momento constitucional, momento constituyente”. Por su parte, Luciana Jáuregui reflexiona sobre “La espiral de la crisis en el fin de ciclo”. Le sigue Armando Ortuño, con un texto sobre “Las posibilidades políticas de las reformas constitucionales”. Después está el análisis de María Teresa Zegada, que se pregunta: “¿Reforma o transformación? Una mirada a la crisis y a la Constitución vigente”. Por su parte, Fernando García discurre sobre “Gobernanza y democracia en Bolivia, tres momentos”. A su vez, Pablo Mamani indaga: “¿Será posible refundar lo refundado? Entre nuevo momento histórico y el otro poder”. Por último, Ricardo Sotillo realiza un recorrido en torno a “Reformas constitucionales para un Estado Plurinacional en crisis: Justicia, autonomía y control presidencial”. El volumen cierra con un Epílogo escrito a seis manos.

Superar el momento destituyente

El libro Momento constituyente está precedido de un valioso espíritu deliberativo que nutrió sus contenidos. Y, con el mismo espíritu/apetito, anhela contribuir al debate en el complejo e intenso 2025 que le aguarda al país, año electoral que llega –como fue señalado– marcado por un contexto de crisis recargada, renovada polarización más fragmentación, elevada desconfianza y desencanto con incertidumbre.

En conjunto –como se señala en la Presentación–, el volumen impulsado por la FES Bolivia ofrece un análisis muy valioso de balance y en torno al rumbo del país en su estatalidad, la caracterización de la crisis, el proceso de democratización, la debilidad institucional, el esquivo cumplimiento de la Constitución a casi 16 años de su vigencia. Todo ello tiene que ver con la provocadora idea de “nuevo momento constituyente”, puesta en debate.

¿Por qué hablar de un camino/espíritu de reformas cuando lo que predomina hoy en el país es más bien una suerte de momento destituyente o, como se plantea en el Epílogo, un “Estado de Cosas Inconstitucional”? Justamente por eso. Asumimos la noción de crisis como momento de oportunidad. Si bien en rigor no estamos todavía en la antesala de un momento constituyente (no está en la agenda de demandas de ningún actor relevante), es fundamental situar el tema en la conversación pública. La premisa, que encuentra abundante reflexión e ideas en el libro, es la necesidad de trazar una ruta (re)constructiva del Estado Constitucional de Derecho en democracia, hoy degradado y pervertido por acciones a la carta de dos magistrados de una Sala Constitucional.

Las “semillas constituyentes” están servidas para el debate plural. El libro está disponible en bolivia.fes.de o: https://library.fes.de/pdf-files/bueros/bolivien/21649.pdf

Le puede interesar: El TSE inhabilita a cuatro candidatos al TSJ por Cochabamba, Santa Cruz y Oruro

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J: asignatura pendiente

Las juventudes, complejas y diversas, son una asignatura pendiente de la sociedad, la economía, el Estado, la democracia

José Luis Exeni Rodríguez

/ 24 de noviembre de 2024 / 06:02

La democracia es una asignatura pendiente de las juventudes (J): prefieren la democracia a otra forma de gobierno, pero están insatisfechas con su desempeño, piensan que puede funcionar sin partidos y creen que un líder fuerte resuelve mejor los problemas que las instituciones. Lo peor es que un 40 por ciento aceptaría un gobierno autoritario en ciertas circunstancias y hasta un gobierno militar como opción viable en caso de crisis. Es delicado.

Consulte: Datos que (no) gustan

En el marco del proyecto “Juventudes: asignatura pendiente”, la Fundación Friedrich Ebert (FES) realizó un estudio para explorar la relación de las y los jóvenes de 14 países de la región con la política, sus derechos políticos y la democracia. El resultado es claroscuro: hay buenas noticias, pero también cuestiones preocupantes. Un gran dato es la expectativa de futuro: ocho de cada diez se ven mejor dentro de cinco años. Pero su mayor sentimiento es de incertidumbre.

Ese horizonte contrasta con una baja satisfacción con su vida personal y colectiva. En Bolivia, una mayoría de jóvenes están satisfechos con su familia, la educación y la salud (con diferencias por clase social). Pero muchos están insatisfechos con la situación del país, el funcionamiento de la democracia y su situación económica propia. Esto último se asocia con falta de trabajo y empleo precario. Hay deseo dividido de migrar internamente.

Conocer las percepciones, los saberes y los sentires de las juventudes no es menor. En varios países las y los jóvenes son mayoría en el padrón electoral. Su voto será decisorio, con la creencia de que “votar sirve para transformar y solucionar problemas”. L@s jóvenes votan, pero participan poco. No se afilian a partidos ni sindicatos y su participación es baja en organizaciones sociales (destacan las iglesias y los clubs deportivos). En general, desconfían de las instituciones.

¿Cómo se sitúan ideológicamente las juventudes en la región? Según el estudio de la FES, tres de cada cinco jóvenes en promedio se ubican en el centro, uno está a la izquierda, otro a la derecha. La extrema izquierda y la extrema derecha son, todavía, marginales. ¿Qué significa asumirse hoy de izquierda, de centro o de derecha? No lo sabemos de cierto. Hay alguna correlación con políticas públicas, donde l@s jóvenes son más bien progresistas.

Las juventudes, complejas y diversas, son una asignatura pendiente de la sociedad, la economía, el Estado, la democracia. Persisten barreras. Así, entre el miedo y la esperanza, como dice Benedetti, “les queda recuperar el habla y la utopía / no convertirse en viejos prematuros”.

Datos disponibles en https://dev-qa.la-razon.com//juventudesasignaturapendiente.com/

FadoCracia precluida

1. A quemarropa: dos magistrados (auto)prorrogados del TCP han fracturado el principio de preclusión, que está en el corazón de nuestro sistema electoral. Es gravísimo. 2. Preclusión: las etapas y resultados de los procesos electorales no se revisan ni se repiten o anulan por ninguna causa y ante ninguna instancia. 3. Noviembre gris para la democracia. Con decisiones a la carta, una sala constitucional cercenó elecciones ya convocadas y avaló un congreso partidario realizado al margen de su estatuto, de la Ley y de resoluciones del TSE. 4. Con tal antecedente, en el próximo ciclo electoral dos tipos podrán inhabilitar candidatos, proscribir partidos y hasta declarar la nulidad de los comicios. Es nefasto. 5. Pobre Órgano Electoral, cuyas decisiones en materia electoral son “de cumplimiento obligatorio, inapelables e irrevisables” (sic). 6. El suprapoder TCP, que ya nos había llevado a un “estado de cosas inconstitucional”, hoy provoca un quiebre democrático. 7. Hemos retrocedido a los años ochenta del siglo pasado. Y estamos guardando, nuevamente, “un silencio bastante parecido a la estupidez”.

(*) José Luis Exeni Rodríguez es politólogo

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Datos que (no) gustan

José Luis Exeni Rodríguez

/ 10 de noviembre de 2024 / 07:40

En diciembre de 2020, pocas semanas después de la posesión del electo presidente Arce, el estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia) expresaba optimismo entre los liderazgos consultados: casi la mitad decía que el país iba por buen camino, solo un tercio percibía mal camino y el resto no sabía. Cuatro años después, los datos son terribles: el 88% siente que vamos por mal camino. Estamos casi igual que en los últimos meses del funesto régimen inconstitucional de Áñez.

Al igual que las instituciones, las percepciones importan. Y cambian en el tiempo. Son fotografías de un momento determinado, que pueden ser comparables. La fotografía Delphi más reciente (octubre), en sintonía con encuestas de opinión pública, muestra la sensación mayoritaria de que la situación política y económica es mala o muy mala. Y que en los próximos meses va a empeorar. Hay pesimismo asociado a una gran preocupación por factores económicos y vientos de conflictividad.

Vea: ¿42 años no es nada?

Los datos, como las palabras, pueden o no gustar. Depende de lo que digan. Hasta principios de 2023, las percepciones eran buenas y hasta favorables. Y el oficialismo las celebraba y exhibía: “así se gobierna, neoliberales”. Desde hace casi dos años, los datos son críticos para la gestión de gobierno y sobre los temas que preocupan. Hoy las oposiciones los usan con aires de profetas del colapso: “siempre lo dije”. Los porcentajes no saben para quién trabajan.

Sigamos con la última Delphi. A la sensación de crisis político-institucional y económica, se suma una muy elevada y persistente desconfianza institucional. Casi ninguna entidad del Estado queda en pie (excepto, con valoración regular, el TSE y la Defensoría del Pueblo). La evaluación es más/menos negativa para todas las autoridades y líderes políticos. Y la impresión mayoritaria sobre el futuro es de incertidumbre, seguida de rabia. Los sentires cuentan.

Más percepciones:  se desaprueba la gestión presidencial; la candidatura de Evo es lo que más polariza; el MAS-IPSP en implosión; una oposición fragmentada, con pésimo desempeño; el TCP como grosero suprapoder; probable crisis de gobernabilidad; difícil aprobación de créditos en la ALP; desacuerdo con la renuncia de Arce y el adelanto de elecciones; la inflación afecta cada vez más, con riesgo de escasez; se insinúan cambios progresivos en el modelo económico; los medios son promotores de enfrentamiento…

Danza de datos. ¿Para qué sirven? Para examinarlos, como una fotografía. Y mirarnos, como ante un espejo. Para conservarlos, como una carta. Hasta que se abren, como un libro, recordándonos historias que (no) nos gustan.

FadoCracia caminera

1. Entre otros efectos, el reciente bloqueo de caminos trajo consigo un fortísimo sentido común del antibloqueo. 2. Había que ver la cantidad de analistas y periodistas, todos in-de-pen-dientes, exigiendo el uso de la fuerza pública contra los bloqueadores (donde dice “haga algo”, léase reprima con estado de sitio). 3. Junto con las marchas, los bloqueos habitan el corazón de la política en las calles y carreteras. En Bolivia, son parte esencial del repertorio de protestas. 4. Lo que varía son las razones del bloqueo. En 2020, por ejemplo, garantizó las elecciones, tres veces postergadas. Ni hablemos de los bloqueos que abonaron la transición a la democracia y la conquista de derechos. 5. Esta vez, detrás de un pliego único, las razones no declaradas eran oscuras, mezquinas, indefendibles. 6. Después del bloqueo, queda el desbloqueo. Queda también el tufo de quienes, en nombre del orden, alientan y justifican masacres (ahí está la “pacificación” del gobierno de facto en 2019). 7. Los efectos del bloqueo son una mierda; que te declaren terrorista, también. Con mano/cabeza dura, y flores, seguimos saliendo adelante.

(*) José Luis Exeni Rodríguez es politólogo

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