Voces

Friday 4 Oct 2024 | Actualizado a 05:11 AM

Delitos y lenguaje

/ 6 de noviembre de 2019 / 00:21

Son varias las tareas que los medios de comunicación deben realizar. Las más conocidas son informar y promover valores democráticos, así como el respeto a los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente. Pero también, entre otras tareas, deberían impulsar un uso correcto del lenguaje, tanto respecto a cuestiones formales como de sentido. Esto porque, no sobra recordar, muchos lectores y televidentes suelen considerar a las palabras empleadas por los profesionales de los medios de comunicación como un modelo a seguir.

Un claro ejemplo de ello ocurre cuando se informa sobre casos de violencia, física y emocional, que afectan a menores de edad. En esta materia, de un tiempo a esta parte se ha extendido la premisa de que cuando un adulto mantiene una relación o contacto de tipo sexual con un niño o una niña se trata indefectiblemente de un delito. Sin embargo, los medios no siempre califican a estos hechos como tales. Esto ocurrió por ejemplo con La Razón en una nota publicada ayer a apropósito del execrable asesinato de una niña de 11 años presuntamente cometido por una mujer de 23 años.

En la nota reproducíamos una hipótesis de la Policía que apunta a los celos como móvil de este crimen, porque el concubino de la sospechosa habría mantenido “una relación sentimental” con la víctima. Una frase, justo es reconocerlo, desafortunada, pues por ningún motivo esta presunta “relación” puede calificarse como “sentimental”, ya que se trataría de un hecho de violencia sexual, de un delito. Por lo cual, ofrecemos disculpas a nuestros lectores.

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Marcha para salvar Bolivia: Evo, ¿el gran perdedor?

/ 3 de octubre de 2024 / 06:09

La marcha desde Caracollo organizada por el Pacto de Unidad y el MAS-IPSP con 16 puntos en Agenda, 10 económicos y seis democráticos, marca un antes y un después en la disputa que se viene dando al interior de lo que se conoce como Proceso de Cambio. Podemos afirmar que el principal actor de la misma fue Evo Morales como presidente del MAS, que junto con el Pacto de Unidad logro avanzar a occidente de una forma muy peculiar, a pie, por carretera y pasando comunidad por comunidad. ¿Quién gano y quién perdió?

En lo territorial podríamos decir que Morales salió de su territorio duro por decirlo de alguna manera (Trópico de Cochabamba) e inicio una proyección nacional. Podemos apreciar que la reconstitución del liderazgo de Morales inicia por las comunidades, recuperando nuevamente ese componente identitario (indígena originario campesino) tan característico de los inicios del MAS del 1997-2009, lo mismo hizo en Cochabamba y Santa Cruz, en esta ocasión en occidente, no se quedó en poblaciones intermedias, sino avanzó sobre las ciudades de La Paz y El Alto, consolidando también un ropaje popular al obtener el apoyo de la población urbana de clase media baja y pobre que salió a aplaudirlo y brindarle su apoyo en todo el recorrido. Por tanto, la proyección de liderazgo de Morales a nivel territorial tiene una ruta crítica clara, del campo a la ciudad.

Morales logró consolidarse como la única dirección del MAS-IPSP, mientras la militancia en general —Dirección Nacional, Departamentales y Regionales— tuvieron una masiva participación. Este liderazgo se ve apoyado además por las organizaciones sociales del Pacto de Unidad que ahora, fruto de la movilización, está más fuerte, con mayor legitimidad y con más organizaciones, rebautizado como Estado Mayor del Pueblo.

Morales hoy en día es la única oposición real al actual gobierno, tanto los liderazgos que intentaron mostrarse de izquierda como Félix Patzi (Tercer Sistema), que brilla por su ausencia, o de Eva Copa (Jallalla), que terminó de aliado del arcismo, así como la oposición de derecha, todos fueron desplazados por Morales. Eva Copa al salir públicamente a decir que Evo no pasará por El Alto y al no lograrlo ni por asomo, terminó siendo eliminada del campo político permitiendo que las voces que tiene en contra cobren más fuerza, fue un daño colateral de la movilización. El Alcalde de La Paz, Iván Arias, fue más cauteloso y no salió a decir cosas que no podría cumplir, dijo que recibirá la marcha pacíficamente y esquivó de alguna manera el daño colateral.

En cuanto a lo comunicacional, el Gobierno utilizó todo el aparato comunicacional tanto público como privado por siete días para imponer la narrativa de movilización violenta y de afanes personales. La marcha anunció ser pacífica desde el primer día y la única violencia registrada fueron los intentos activados desde el arcismo para bloquear la marcha, dinamitándola en Vila Vila, o intentando bloquear su paso en Ventilla, donde los vecinos se organizaron para botar a las pandillas pagadas y a los grupos de choque. El Gobierno no consiguió formar opinión pública contra la marcha, que se mostró pacífica durante los siete días, con el objetivo de llegar a La Paz y llevar su pliego petitorio de 16 puntos.

Tal vez uno de los logros del arcismo fue imponer la narrativa de «interés personal» de Morales los primeros días, pero el día en que entró la marcha en la ciudad y con la contundencia del tamaño de la misma, se pudo constatar que esta marcha ya no es un afán personal, sino de miles y miles de personas del campo y ciudad que exigen un cambio a la situación actual que vive el país y ven en Morales y en el Estado Mayor del Pueblo una posible alternativa de liderazgo

Si esto no ve el Gobierno, y creen que Morales es el gran perdedor y se vuelve a su chaco con el rabo entre las piernas, sería una prueba más del extravío y falta de lectura política en que está sumido el arcismo.

Roddy Martínez V. es economista y abogado.

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La Agenda Digital Andina

Diego Caicedo

/ 2 de octubre de 2024 / 08:25

La Comunidad Andina, integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, trabaja desde hace más de 55 años en diversos ámbitos, como el comercio, la transformación productiva, la integración física, el desarrollo social, entre otros importantes temas que buscan contribuir al desarrollo de los países miembros y de sus 114 millones de habitantes.

Adicional a ello, la CAN viene implementando la Agenda Digital Andina (ADA), herramienta regional constituida como prioridad para los gobiernos, empresas y ciudadanos de la región, que ofrece oportunidades para mejorar la calidad de vida, fomentar la innovación y aumentar la competitividad, sin embargo, en ese marco, la Comunidad Andina enfrenta desafíos significativos que deben ser abordados para aprovechar al máximo el potencial de la era digital.

Desde su aprobación en el 2022, la ADA ha permitido poner en marcha acciones concretas y transversales en todos los campos de acción en los que trabajamos junto a los cuatro países miembros. La hoja de ruta de la Agenda contiene de manera integral los siguientes ejes y líneas de acción: gobierno digital y transformación digital, infraestructura y conectividad, talento digital, economía digital y uso de las nuevas tecnologías para el desarrollo.

En esa línea la CAN lleva adelante dos iniciativas emblemáticas: el proyecto INTERCOM, que permitirá que la emisión y control de documentos de comercio exterior se realicen de manera digital y en tiempo real. Se esperan intercambiar más de cuatro millones de documentos digitales y alcanzar la conclusión del proyecto a finales del 2024.

En el eje referido al uso de las nuevas tecnologías, la CAN contará próximamente con un Centro Regional de Inteligencia Fitosanitaria, que brindará un valioso apoyo a los productores agrícolas y a las autoridades fitosanitarias de los cuatro países frente a brotes de plagas y enfermedades en productos agrícolas de interés de la región, mediante el uso de la inteligencia artificial.

Sumado a estos importantes esfuerzos, el Grupo ad hoc de Comercio Electrónico avanza en la negociación del Marco Normativo General en esta materia, cuyo objetivo es establecer una norma estándar que contribuya a la transformación digital de la región y a incrementar el desarrollo y la competitividad de los mercados andinos.

Impulsamos además el establecimiento de alianzas estratégicas con entidades como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Unión Europea a través de la Alianza Digital, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el Centro de Ciber Capacidades de Latinoamérica y el Caribe de la Unión Europea (LAC4) y la Fundación Telefónica, entidad con la que llevamos adelante el programa “Conecta Empleo”, mediante el cual se vienen capacitando los ciudadanos de la CAN en aspectos relacionados a capacidades de talento digital.

La conectividad y accesibilidad son dos de los principales desafíos en la región andina. La falta de infraestructura digital en zonas rurales y remotas limita el acceso a servicios básicos como Internet y telefonía móvil, lo cual afecta la economía local.

Otro reto importante es la ciberseguridad. Nuestra región es vulnerable a amenazas cibernéticas, lo que pone en riesgo la seguridad de los datos personales y la integridad de las empresas. La falta de políticas de seguridad efectivas y la carencia de expertos agrava este problema.

Un tema no menor, es la brecha digital que se convierte en un obstáculo significativo. La desigualdad en el acceso a tecnologías y habilidades digitales limita las oportunidades de empleo y educación para muchos ciudadanos, generando exclusión social y económica.

La ADA también ofrece oportunidades significativas. La innovación y emprendimiento son fundamentales para crear empresas y empleos en el sector digital. La educación y capacitación en habilidades digitales pueden mejorar la empleabilidad y la productividad.

Además, la cooperación entre países andinos y otras naciones puede fortalecer la economía digital y fomentar la innovación. El desarrollo sostenible es un beneficio potencial, ya que las tecnologías pueden proteger incluso el medio ambiente y sobre todo mejorar la calidad de vida.

Diego Caicedo es director General de la Comunidad Andina

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La Agenda Digital Andina

/ 2 de octubre de 2024 / 00:19

La Comunidad Andina, integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, trabaja desde hace más de 55 años en diversos ámbitos, como el comercio, la transformación productiva, la integración física, el desarrollo social, entre otros importantes temas que buscan contribuir al desarrollo de los países miembros y de sus 114 millones de habitantes.

Adicional a ello, la CAN viene implementando la Agenda Digital Andina (ADA), herramienta regional constituida como prioridad para los gobiernos, empresas y ciudadanos de la región, que ofrece oportunidades para mejorar la calidad de vida, fomentar la innovación y aumentar la competitividad, sin embargo, en ese marco, la Comunidad Andina enfrenta desafíos significativos que deben ser abordados para aprovechar al máximo el potencial de la era digital.

Desde su aprobación en el 2022, la ADA ha permitido poner en marcha acciones concretas y transversales en todos los campos de acción en los que trabajamos junto a los cuatro países miembros. La hoja de ruta de la Agenda contiene de manera integral los siguientes ejes y líneas de acción: gobierno digital y transformación digital, infraestructura y conectividad, talento digital, economía digital y uso de las nuevas tecnologías para el desarrollo.

En esa línea la CAN lleva adelante dos iniciativas emblemáticas: el proyecto INTERCOM, que permitirá que la emisión y control de documentos de comercio exterior se realicen de manera digital y en tiempo real. Se esperan intercambiar más de cuatro millones de documentos digitales y alcanzar la conclusión del proyecto a finales del 2024.

En el eje referido al uso de las nuevas tecnologías, la CAN contará próximamente con un Centro Regional de Inteligencia Fitosanitaria, que brindará un valioso apoyo a los productores agrícolas y a las autoridades fitosanitarias de los cuatro países frente a brotes de plagas y enfermedades en productos agrícolas de interés de la región, mediante el uso de la inteligencia artificial.

Sumado a estos importantes esfuerzos, el Grupo ad hoc de Comercio Electrónico avanza en la negociación del Marco Normativo General en esta materia, cuyo objetivo es establecer una norma estándar que contribuya a la transformación digital de la región y a incrementar el desarrollo y la competitividad de los mercados andinos.

Impulsamos además el establecimiento de alianzas estratégicas con entidades como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Unión Europea a través de la Alianza Digital, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el Centro de Ciber Capacidades de Latinoamérica y el Caribe de la Unión Europea (LAC4) y la Fundación Telefónica, entidad con la que llevamos adelante el programa “Conecta Empleo”, mediante el cual se vienen capacitando los ciudadanos de la CAN en aspectos relacionados a capacidades de talento digital.

La conectividad y accesibilidad son dos de los principales desafíos en la región andina. La falta de infraestructura digital en zonas rurales y remotas limita el acceso a servicios básicos como Internet y telefonía móvil, lo cual afecta la economía local.

Otro reto importante es la ciberseguridad. Nuestra región es vulnerable a amenazas cibernéticas, lo que pone en riesgo la seguridad de los datos personales y la integridad de las empresas. La falta de políticas de seguridad efectivas y la carencia de expertos agrava este problema.

Un tema no menor, es la brecha digital que se convierte en un obstáculo significativo. La desigualdad en el acceso a tecnologías y habilidades digitales limita las oportunidades de empleo y educación para muchos ciudadanos, generando exclusión social y económica.

La ADA también ofrece oportunidades significativas. La innovación y emprendimiento son fundamentales para crear empresas y empleos en el sector digital. La educación y capacitación en habilidades digitales pueden mejorar la empleabilidad y la productividad.

Además, la cooperación entre países andinos y otras naciones puede fortalecer la economía digital y fomentar la innovación. El desarrollo sostenible es un beneficio potencial, ya que las tecnologías pueden proteger incluso el medio ambiente y sobre todo mejorar la calidad de vida.

Diego Caicedo es director General de la Comunidad Andina.

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La ONU y su resolución sobre la ocupación israelí

/ 2 de octubre de 2024 / 00:14

El pasado miércoles 18 de septiembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó abrumadoramente a favor (con una mayoría de 124 votos favorables, 43 abstenciones y con la oposición de 14 países) de la resolución que exige a Israel, la potencia ocupante, “poner fin a su presencia ilegal en el territorio palestino ocupado en un plazo de 12 meses sin demora”, así como derogar toda legislación racista, basándose en una opinión consultiva sobre los efectos legales de las políticas de Israel y su práctica en Palestina, emitida por la Corte Internacional de Justicia el 19 de julio de 2024.

La resolución es una decisión jurídica y no política que exige a Israel cumplir con todas sus obligaciones conforme al derecho internacional, incluida la de retirar todas sus fuerzas militares del territorio palestino ocupado, el cese inmediato de todas las actividades de asentamiento, la evacuación de todos los colonos del territorio palestino ocupado, el retorno de todos los palestinos desplazados durante el conflicto para regresar a sus lugares de residencia, el desmantelamiento del muro de separación de apartheid construido por Israel, la devolución de las tierras y otros bienes inmuebles confiscados, así como de todos los activos que le han sido incautados desde el inicio de su ocupación en 1967 y a no obstruir el ejercicio del pueblo palestino a su derecho a la autodeterminación, incluido su derecho a establecer un Estado independiente sobre todo el territorio palestino ocupado. La resolución también pide a todos los Estados que no reconozcan la legitimidad de la situación resultante de la presencia ilegal de Israel en el territorio palestino ocupado y que no proporcionen ninguna ayuda para mantener esta situación. El resultado de la votación es un golpe significativo que pone de manifiesto que el mundo está de un lado mientras que Israel y sus aliados están en el lado contrario.

El Secretario General de la ONU deberá presentar un informe dentro de tres meses sobre el alcance del compromiso y la implementación de lo señalado en la resolución por parte de Israel. Esta resolución, basada en el derecho internacional y en la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, principal órgano judicial de las Naciones Unidas, confirma la ilegalidad de la presencia de Israel en los territorios palestinos ocupados, envía un mensaje claro de que la ocupación debe terminar lo más rápido posible y que el pueblo palestino tiene derecho a la autodeterminación. Esta es la primera resolución de este tipo presentada por el Estado de Palestina desde que éste obtuvo derechos y privilegios adicionales en las Naciones Unidas en mayo de 2024. La resolución es una nueva condena a la ocupación y a sus continuas prácticas racistas contra nuestro pueblo y sus derechos nacionales; se deben tomar medidas individuales y colectivas para obligar a Israel a implementar la resolución.

El consenso internacional sobre esta resolución renueva la esperanza del pueblo palestino, sometido a una agresión y a un genocidio generalizados en Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén, para lograr sus aspiraciones de libertad e independencia y establecer su Estado palestino independiente. Esta resolución es un primer paso para poner fin a la impunidad de Israel, destacando que “Israel no puede seguir cometiendo crímenes de guerra y ocupación racista sin disuasión internacional”. La comunidad internacional ha manifestado alto y claro que es hora de poner fin a esta ocupación.

El Estado de Palestina llamó a la comunidad internacional a tomar medidas concretas para garantizar la implementación de esta resolución de la ONU con el fin de lograr una paz justa y duradera y la independencia del Estado soberano de Palestina en las fronteras del 4 de junio de 1967 con Jerusalén Este como su capital.

La resolución de la ONU abre la puerta a una mayor presión, no sólo para mejorar la posición del Estado de Palestina en la Asamblea General, sino para trabajar en paralelo para expulsar a la entidad hostil de su membresía en la organización global o suspenderla hasta su pleno cumplimiento con todas las resoluciones de legitimidad internacional relacionadas con Palestina en sus diversos aspectos.

La resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de Palestina ha marcado un momento histórico, pero no será suficiente por sí sola para lograr la justicia a menos que se transforme en medidas prácticas sobre el terreno. La comunidad internacional debe continuar ejerciendo presión sobre Israel, es necesario que todos los Estados miembros de las Naciones Unidas asuman sus responsabilidades en la implementación de las resoluciones internacionales, sin selectividad ni doble moral. Los palestinos deben permanecer firmes en su lucha, beneficiándose de este impulso internacional para lograr su sueño de libertad e independencia.

Mahmoud Elalwani es Embajador del Estado de Palestina en Bolivia.

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¿Izquierda feliz?

/ 2 de octubre de 2024 / 00:06

Un momento crucial en el desarrollo de la cultura de izquierda moderna llegó en algún momento de 2013, cuando Ta-Nehisi Coates, leyendo libros sobre los estragos y las secuelas de la Segunda Guerra Mundial escritos por los historiadores Tony Judt y Timothy Snyder, se dio cuenta de no creer en Dios. “No creo que el arco del universo se incline hacia la justicia”, escribió Coates para The Atlantic. “Ni siquiera creo en un arco. Creo en el caos… No sé si todo acaba mal. Pero creo que probablemente sí”.

Pido disculpas por atribuir tanto énfasis a la crisis existencial de un escritor. Pero es justo describir al autor de El caso de las reparaciones y Entre el mundo y yo como el intelectual-experto definitorio de la última era de Obama, el escritor cuyo trabajo sobre la raza y la vida estadounidense marcó el tono de la trayectoria del progresismo a lo largo de toda la historia. Y en su crisis de fe, en su rechazo al optimismo, se ve la pregunta que ha flotado sobre la cultura de izquierda durante un período en el que su influencia sobre instituciones estadounidenses ha aumentado notablemente: ¿Tiene algún sentido que un izquierdista sea feliz?

El temperamento de izquierda es, por naturaleza, más infeliz que las alternativas moderadas y conservadoras. El rechazo de la satisfacción es esencial para la política radical. El deseo de tomar lo que nos da el mundo y hacer algo mejor con ello siempre estará vinculado a una gratitud menos relajada que a una picazón de descontento. Pero la izquierda del siglo XX tenía dos anclas muy diferentes en un optimismo fundamental: el cristianismo de la tradición del evangelio social estadounidense, que influyó en el liberalismo del New Deal e infundió el movimiento de derechos civiles, y la convicción marxista de que la lógica férrea del desarrollo histórico eventualmente traería consigo sobre una utopía secular: ¡confíen en la ciencia (del socialismo)!

Lo notable de la izquierda en la década de 2020 es que ya no existe ninguna de las dos anclas. En lugar de ello, se tiene miedo de que cuando el “capitalismo tardío” colapse, probablemente se lleve a todos abajo, una sensación de que deberíamos “aprender a morir” a medida que la crisis climática empeora, una creencia en la supremacía blanca como un pecado original sin la clara promesa de redención. Para las personas de mentalidad severa, el pesimismo del intelecto puede coexistir con el optimismo de la voluntad. «Tampoco soy un cínico», escribió Coates en el ensayo de 2013. “Aquellos que rechazamos la divinidad, que entendemos que no hay orden, que no hay arco, que somos viajeros nocturnos en una gran tundra, que las estrellas no pueden guiarnos, entenderemos que el único trabajo que importará, será el trabajo realizado por nosotros”.

Pero no debería sorprender que algunos de esos “viajeros nocturnos en una gran tundra” puedan inclinarse un poco más que los izquierdistas del pasado a la desesperación. Tampoco debería sorprender que, en medio de la reciente tendencia hacia una creciente infelicidad juvenil, la brecha de felicidad entre izquierda y derecha sea más amplia que antes: que sea lo que sea que haga a los jóvenes más infelices (ya sean teléfonos inteligentes, cambio climático, secularismo o populismo), el efecto es magnificado cuanto más a la izquierda vaya. Esta parece ser la situación en la que se encuentra hoy una buena parte de la izquierda estadounidense: no consolada ni por Dios ni por la historia, y esperando vagamente que la terapia pueda ocupar su lugar.

Ross Douthat es columnista de The New York Times.

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