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Fiesta de las ñatitas

Cada 8 de noviembre, en algunas regiones del país se realizan ceremonias para homenajear a las ñatitas (narices chatas). Se trata de cráneos humanos reales que son agasajados con alcohol, tabaco y costosos ornamentos en agradecimiento por los favores concedidos. Durante los últimos años, esta celebración se ha extendido entre diferentes estratos de la sociedad, a pesar de la reciente oposición de la Iglesia Católica de bendecir a las calacas humanas, como algunos sacerdotes acostumbraban en el pasado.

Clara prueba de ello es que la superficie utilizada por los feligreses en el Cementerio General de La Paz para exponer y celebrar a sus ñatitas se ha multiplicado por 15 en relación hace cinco años, según estimaciones del director de ese camposanto. De hecho, se estima que el viernes unos 20.000 creyentes participaron de esta celebración en aquel cementerio, adonde acudieron para agasajar a sus cráneos humanos.

Pero las ñatitas no solamente tienen adeptos, sino también detractores. Y es que además de cuestiones espirituales existen aspectos jurídicos que no se discuten. Por ejemplo, el hecho de que la tenencia de uno o varios cráneos humanos está proscrita por la ley. Ello con el propósito de salvaguardar la salud de las personas, asegurarse de que los homicidios no queden en la impunidad, y evitar promover el tráfico de restos humanos y/o la profanación de tumbas. Factores que debieran llamar la atención de las autoridades, con el fin último de regular esta polémica costumbre que se vale de intermediarios de ultratumba para entablar una relación con el más allá.