Lula libre
El retorno de Lula al ámbito público tendrá un impacto trascendente en la política brasileña.
El pasado viernes, el expresidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva recobró su libertad después de 580 días desde que fuera condenado en segunda instancia por un caso de corrupción. La decisión, fundada en un fallo de la Corte Suprema brasileña, no supone la liberación de los cargos, pero sí da abundante maniobra política al veterano, quien seguramente enfrentará al poder de Jair Bolsonaro.
Al terminar la tarde del viernes, Lula da Silva, acompañado de una multitud de militantes, abandonó el recinto de la Policía Federal donde estuvo preso casi dos años, en cumplimiento de la condena en segunda instancia por haber recibido una lujosa vivienda como regalo de la empresa constructora OAS. Aunque la evidencia siempre fue calificada de débil, la sentencia a más de ocho años de cárcel todavía debe ser resuelta en una apelación ante la Corte Suprema.
También pesa sobre el expresidente una condena a más de 12 años por otro caso también de corrupción, que ha sido fallado en primera instancia y espera el trámite de apelación. Tiene, además, otros nueve procesos penales abiertos; pero por ahora ninguno representa un nuevo peligro de privación de libertad gracias a la sentencia del Supremo Tribunal Federal (STF) que determinó el jueves que las condenas no pueden empezar a ejecutarse antes de que se agoten todos los recursos legales.
Críticos a la decisión de la Corte Suprema han alertado que el fallo abre la posibilidad de que salgan en libertad más de 5.000 personas encarceladas después de haber sido sentenciadas por un tribunal de segunda instancia por cargos de corrupción, poniendo en riesgo la lucha contra este mal que ha dañado profundamente la institucionalidad del Estado brasileño. El exjuez Sergio Moro, responsable de las condenas contra Lula da Silva y ahora ministro de Justicia, anunció que buscará cambiar el fallo del STF incluso cambiando la Constitución.
Aunque el veterano líder no podrá volver a postular hasta que se levanten los cargos y sentencias en su contra, cosa que sus abogados con la anulación de obrados en todo el caso “Lava jato”, su liberación significa un retorno a la política activa, y sus adherentes celebran la posibilidad de que le haga un contrapeso efectivo al polémico presidente Jair Bolsonaro, ofreciendo “una refutación a las opiniones rígidas que están tratando de imponer en el país”, según dijo una militante del Partido de los Trabajadores (PT).
En lo inmediato, es poco claro lo que hará el expresidente brasileño, además de seguir intentando demostrar su inocencia ante los estrados judiciales; pero su retorno al ámbito público tendrá, incluso si no llega a candidatear nuevamente, un impacto trascendente en la política brasileña, que algunos auguran volverá a polarizarse, pues ahora más nunca estarán enfrentadas las posiciones ultraconservadoras del actual Presidente con el ideario progresista y de izquierda del Partido de los Trabajadores.