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Cruzada contra la diabetes

Ayer se celebró el Día Mundial contra la Diabetes, enfermedad responsable de la muerte de aproximadamente 1,5 millones de personas cada año de manera directa, según estimaciones de la OMS, y de otras 2,2 millones por las complicaciones que provoca: ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, amputación de piernas, la pérdida de visión y daños neurológicos, entre otros. 

Según explican los expertos, existen tres clases de diabetes: tipo 1, tipo 2 y la gestacional. La primera deviene principalmente por factores genéticos, la segunda se asocia con malos hábitos alimenticios, obesidad y sedentarismo; y la tercera se transmite durante el embarazo. Previsiblemente la diabetes tipo 2 no solo es la más común, sino que su prevalencia aumenta cada año, pues también lo hace el consumo de comida chatarra en el mundo, junto a la falta de ejercicios y el sedentarismo, propios de una época cada vez más dependiente de la tecnología y “adicta” a la comodidad.

Por caso, la Federación Internacional de Diabetes (FID) estima que en 2018 al menos 422 millones de adultos sufrían esta enfermedad, tres veces más que en 1980, y se espera que aumente a 640 millones para 2040. Y como es de suponer el país no está al margen de esta preocupante tendencia. Según datos de la OPS, cerca de 660.000 bolivianos (6,6% de la población) tiene diabetes. Y para complicar aún más las cosas, al menos 160.000 personas padecen esta enfermedad pero desconocen su diagnóstico. Una situación de ignorancia muy riesgosa, ya que solo un tratamiento oportuno puede mitigar las consecuencias de esta riesgosa enfermedad, que ha sido calificada como “uno de los principales asesinos en el mundo hoy en día”.

Por otra parte, no sobra recordar que, por sus características, la diabetes implica una sangría constante para la economía de las familias y de los sistemas de salud, amén de afectar la calidad de vida de quienes la padecen. Ante la gravedad de este fenómeno, el jueves la OMS hizo un llamado a los gobiernos y a las organizaciones de salud a fin de que adopten medidas contra este mal, como la implementación de exámenes periódicos que estén al alcance de todos para saber si padecen o corren el riesgo de adquirir diabetes, junto con campañas educativas que impulsen una alimentación sana y hábitos saludables.

Se trata, en resumidas cuentas, de luchar contra el nuevo paradigma de vida moderna, en el que la gente dedica cada vez menos tiempo para comer bien y para disfrutar de deportes y actividades físicas al aire libre. Situación que es aprovechada e impulsada por las transnacionales que ponen a disposición de la gente gaseosas, golosinas y alimentos procesados que no están diseñados para satisfacer las necesidades nutricionales de la población, sino para que perduren por más tiempo y sean fáciles de consumir, además de generar adicción.