O por democracia o por otra ‘Queimada’
La salida democrática pasa por designar un Órgano Electoral probo y nuevas elecciones transparentes.
Hubo golpe de Estado en #Bolivia? Sí. En el momento en que pretendieron robarse las elecciones del 20 de octubre y perpetuar a @evoespueblo en el poder” (Luis Almagro).
En 1969, el famoso director italiano Gillo Pontecorvo estrenó Queimada (Quemada), una de sus grandes películas políticas en la que describe cómo quienes querían dominar esa “rica isla” la incendiaban cada ciclo de dominación, hasta destruirla y volver a empezar, primero portugueses y luego británicos. Hoy Bolivia está en el momento ancilar de avanzar hacia la democracia o, como en Queimada, de ser incendiada hasta su destrucción.
No voy a comentar la caída y huida de Evo Morales y de sus acólitos. El artículo ¿Por qué se fue Evo?, de Lupe Cajías, es exhaustivo en ello, entre otros. Yo prefiero escribir desde los dos únicos escenarios que podremos tener (democracia o destrucción), y analizar qué fuerzas centrífugas y centrípetas confluyen en torno a este dilema.
Para la mayoría, hay dos macroactores involucrados: el MAS, como nueva oposición, y el nuevo oficialismo. Pero esa clasificación maniquea nos puede llevar a errores: ninguno es monolítico. Dentro del MAS cohabitan los que manejaron el poder y los que no lo tuvieron y quieren alcanzarlo (para éstos, Evo es un incordio). También están los que incendiarían el país y otros pragmáticos. Dentro del nuevo oficialismo tampoco hay monolitismo. Están los que quieren dar ya el paso electoral, otros más lentos, y los que quieren venganza, hacia adentro y hacia afuera. Solo iré por quienes aspiran a una verdadera democracia.
La salida democrática pasa por designar un nuevo Órgano Electoral y nuevas elecciones transparentes y supervisadas internacionalmente. Hasta el 21 de enero, cuando finaliza el período presidencial y legislativo, la presidenta, Jeanine Áñez Chávez, y los legisladores tienen nueve escasas semanas para hacerlo (un aplazamiento de la asunción de un nuevo gobierno elegido democráticamente hasta el 6 de agosto podría desencadenar conflictos irreversibles). Contribuye al éxito de la convocatoria electoral la voluntad de muchos legisladores, la esperanza de grandes sectores del país y la mediación y apoyo de la Conferencia Episcopal, la Unión Europea, la OEA y Naciones Unidas.
Lleguemos a la convocatoria de elecciones. ¿Quiénes participarán? El MAS no podría incluir al binomio ilegal (aunque el partido fue cómplice corporativo del fraude, es preferible que presente nuevos candidatos y se identifique y castigue a los actores del fraude). Supongo que Carlos de Mesa participará, un candidato cada vez más deslucido y ya sin el factor del “voto útil”. Prefiero no hablar del fariseo Chi Hyun Chung. Óscar Ortiz aún debe confirmar. El resto de los partidos residuales (que se salvaron de perder su personería por la anulación comicial) seguirán en el mismo limbo. Quedan los nuevos actores: los líderes cívicos ¿Intervendrán en estos comicios o serán vigilantes de la probidad (y esperarán a futuros mediatos cuando tengan estructuras y programas)?
Diálogo, acuerdo y ¡nuevas elecciones! Esa es la autopista para la redemocratización boliviana y la prevención de la escalada de los conflictos, y el gobierno de Áñez Chávez está dando evidencias de esforzarse en ello, en un proceso contrarreloj (algunos desaciertos pudieran entenderse por la rápida transición de estar en barricadas opositoras a ejercer el poder).
“El diálogo no es fácil (…), hay que superar muchas dificultades y a veces parece que nosotros nos empecinamos en hacer las cosas más difíciles todavía (…). El diálogo es para el bien común y el bien común se busca desde nuestras diferencias” (papa Francisco). (19/11/19)
* Analista y consultor político.