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Las puertas del infierno

El escultor francés Auguste Rodin (1840-1917) recibió un encargo para fundir una puerta que refleje la antesala del ingreso al infierno. Estuvo varios años modelando en arcilla los cuerpos dolorosos de los seres humanos torturados por supuestos pecados, utilizando para ello modelos humanos que expresaban un profundo sufrimiento. Esos cuerpos ahora son reales en Bolivia y en El Alto. Son palpables y están sufriendo por el uso abusivo de la fuerza bruta. No hay consuelo y la historia nos dice que la sangre derramada clama siempre más sangre. Son los mismos que usaron las armas de las FFAA para causar dolor y luto en 2003, pero ahora con la máscara de la legitimidad “democrática”. Cuando estaban adquiriendo otra imagen, de cerca a la sociedad más vulnerable, el poder político los volvió a ensombrecer con su pasado dictatorial.

El 21 de octubre abrimos la puerta del infierno y se desató la masacre más temprana que Gobierno alguno haya ejecutado en época democrática. La Sra. Áñez y el Comandante del Ejército tienen el récord de seis muertos en 24 horas y, en menos de un mes, más de 34 cadáveres de hombres y mujeres, sin contar los últimos sucesos de Río Abajo, cuyos cuerpos exánimes fueron secuestrados. El ministro de Defensa, Fernando López, asegura que las FFAA no dispararon “ni un tiro”. Seguramente, desde su visión, las víctimas eran muertos de risa o que tal vez fueron fulminados por la Biblia del ministro de Gobierno, Arturo Murillo.

Si los ahora oficialistas criticaban al gobierno del MAS cuyas aseveraciones eran un insulto a su supuesta inteligencia, qué podríamos decir ahora de la falta de tino y el lenguaje procaz que ventila el Ministro de Gobierno y que le valió el mote de “Bolas”, enunciado por su exjefe Samuel Doria Medina. Si la actual gobernante no lo aleja de su débil gabinete, se vislumbran muchos problemas, habida cuenta que dicho señor, empresario hotelero, se incrustó en la política por venganza contra Evo Morales, quien le hacía escapar los huéspedes de sus hoteles del Chapare. La glorificación de la fuerza bruta a través del Decreto Supremo 4078, objetado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), no les servirá para eludir un proceso por genocidio.

El 19 de noviembre se anunció que el Gobierno quiere “su pacificación”. Y para eso han destinado Bs 34,7 millones. Al más puro estilo fascista, el gobierno de la Sra. Áñez y del gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas (cuyo partido obtuvo el cuarto lugar en las elecciones), nos están anunciando qué nos esperan estos meses. Así, la Ministra de Comunicación arremete contra sus colegas, advirtiéndoles de procesos por sedición, y mostrando los calzoncillos de Evo Morales. Además, pasó sin autorización el “lamento boliviano” de Silvia Rivera. Nos recuerda a Rosario Poggi, otrora servidora del dictador Luis García Meza.

Esta turbulencia política ha decantado a muchos de sus colegas que no estaban haciendo periodismo, sino militancia política. Los analistas políticos también incurrieron fatalmente en sus odios, a excepción de uno o dos que trataron de ser objetivos y evitaron ser arrastrados por las emociones que siempre delatan al más pintado actor.

Las redes sociales y la brutalidad militar-policial han removido los temores atávicos del cerco de Túpac Katari de 1781 contra La Paz, para que brotara el pánico al indio y generar una psicosis, la cual se expresó en trincheras y bloqueos en las calles de la sede de gobierno. Lo mismo que ocurrió durante las primeras marchas indígenas de 1990, que provocaron reacciones beligerantes entre varios vecinos de la zona Sur: “Aquí estamos armados”, amenazaron, temblorosos.

La caída de Morales destapó la podredumbre moral de aquellas personas que recibieron favores del Gobierno, pero ahora lo niegan tres veces. Eso dice mucho sobre la triple moral de los oportunistas que pululan cuando se produce un cambio de gobierno. Los otrora revolucionarios ahora esgrimen una ideología fascista, pregonan su odio racista y se ofrecen a la gobernante, sumisos.

El Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) es una construcción social de abajo para arriba, a diferencia de las otras agrupaciones políticas. Y este espacio político es propicio para que los nuevos líderes emerjan, ya que no tienen ahora el tapón que significaban los adulones de Evo Morales.

* es artista y antropólogo.