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Una posición casi unánime

El 13 de noviembre, los periodistas, fotógrafos y editores de La Razón aclaramos a la opinión pública que no estamos “necesariamente” de acuerdo con el editorial del matutino titulado “Golpe de Estado” que se publicó ese día. Y lo propio con la ilustración de nuestro caricaturista Al-Azar publicada el 12 de noviembre, la cual muestra una especie de tanqueta apuntando a una mujer de pollera y niños con los brazos levantados.

La aclaración surgió a raíz de las agresiones que sufrimos los reporteros que trabajamos en este medio, porque nos han encasillado y nos consideran corresponsables sobre lo que se expresa en la ilustración de la página editorial y en el mismo editorial. También se difundieron amenazas directas contra el caricaturista que me sorprendieron, y que se deben condenar. 

Para continuar con la polémica, el martes 26 de noviembre Al-Azar publicó una suerte de segunda parte de la caricatura, la cual muestra el mismo tanque después de haber efectuado un disparo, personas muertas y la frase “Ahora podemos reconciliarnos”. Al igual que en el anterior caso, esta publicación provocó reacciones agresivas en las redes sociales. Al punto de que se escribieron amenazas de muerte y de tomas del periódico, entre otras. Lo cual nuevamente generó preocupación entre los reporteros.

Esta vez no hubo otro comunicado, porque con el anterior pronunciamiento dejamos en claro que lo que se expresa en esa sección no es responsabilidad de la planta de periodistas de este medio. No podemos sacar un pronunciamiento cada vez que hay posturas de este tipo. Una sostenida queja podría apuntar a generar censura en la sección de opinión, algo que no corresponde, porque nuestro deber es defender “la libertad de expresión”. 

La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en su artículo 19, reconoce que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”. Derecho que “incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Por eso, en este espacio quiero sumar una reflexión sobre la importancia de la tolerancia. En los últimos meses no ha sido de mi agrado el material de Al-Azar, pero tiene su sitio en este periódico y prefiero ignorarlo, así como algunos editoriales o columnas de opinión, porque también tengo la libertad de decidir. Siempre van a existir visiones que choquen o que afecten la sensibilidad, pero hay que tratar de convivir con ellas. Sé que en épocas tan polarizadas es difícil hacerlo, pero hay que intentarlo.