Icono del sitio La Razón

Mayoría moderada

Los escenarios públicos, presenciales y digitales, están saturados de expresiones que reflejan la aguda polarización política que parece haberse impuesto en el país. Sin embargo, es también perceptible el cansancio e inquietud de numerosos ciudadanos, silenciosos por el momento, frente a un contexto y discurso político que parece ofrecerles solo confrontación e intolerancia. 

No hay mediciones precisas sobre el clima de la opinión pública en la actual coyuntura. A primera vista, las noticias, el debate y las conversaciones que se observan en los medios de comunicación y en las redes sociales se concentran en una persistente confrontación política, en la descalificación y criminalización del ocasional adversario ideológico; evidenciando incapacidad para comprender los sentimientos y argumentos de los que piensan diferente.

Pese a las promesas de unos y otros, sobresale la ausencia de una conversación constructiva acerca del estado de la nación o sobre los retos de la sociedad boliviana para seguir progresando. También se evidencia una muy escasa interacción entre percepciones e ideas diferentes sobre el momento que estamos viviendo. A momentos da la impresión de que este tipo de expresiones fueran las dominantes en todo el país, lo cual no está contribuyendo a promover un clima de confianza entre las personas y en las instituciones.

Quienes no están alineados o interesados en las narrativas apocalípticas y descalificadoras de las voces más radicalizadas que hegemonizan los espacios públicos quedan muchas veces como espectadores pasivos de un espectáculo que al final produce sobre todo inquietud, temor y pesimismo. Y en muchos de ellos hay señales de cansancio ante este panorama desalentador.

La paradoja es que, por otra parte, hay indicios de que la mayoría de los bolivianos comparten percepciones bastante más equilibradas y moderadas sobre los principales aspectos de la vida nacional de las que se reflejan habitualmente en los medios y en las redes sociales. Desde hace varios años, diversos estudios han mostrado, por ejemplo, opiniones mayoritariamente equilibradas en relación con muchas políticas socioeconómicas ejecutadas en los últimos años, valorando algunas de sus características, pero también cuestionando al mismo tiempo otros aspectos.

De igual manera, es perceptible la creciente demanda social por certidumbres, por un sentido de futuro y por un clima social más apaciguado. Los actores políticos no deberían soslayar estas necesidades ni la importancia numérica de estos ciudadanos moderados que buscan primordialmente estabilidad y paz. Este segmento será posiblemente el que definirá el resultado de las próximas elecciones, en mayo, y el que tendrá las llaves de la gobernabilidad futura del país.