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¿Quién daña más al mercado, Buffet o Marx?

Según la derecha, personajes como Warren Buffet, por llamarlos de algún modo, son modelos. Hay que competir, pisando la cabeza de otros, para ganar y ser como el “bondadoso abuelo”, paradigma del capitalismo. Pero, en realidad, Buffet logró su fortuna gracias a irritantes privilegios estatales (en contra del mercado), literalmente “explotando” a los pobres, adquiriendo una fortuna que no es natural.

El socialismo no es igualitario, ya que empobrece al pueblo y enriquece a los gobernantes. Pero en cambio el mercado sí es igualitario, ya que, por la curva de oferta y demanda, cuando un empresario gana mucho, inmediatamente (si el Estado no lo impide) surgen competidores que logran un equilibrio igualando la fortuna de todos.

Y sí que hay competencia, pero no es la del vale todo como vivir de privilegios del Estado (usar el monopolio estatal de la violencia) a costa de empobrecer al resto, sino la sana y libre competencia en la que cada jugador es un colega que incentiva al otro a esforzarse y ganar.

A Marx lo conocemos por sus fábulas que no resisten ningún análisis científico, y la ciencia existe y no tiene ideología. Y no creo que aquel poeta haya hecho mucho daño. Sí lo hicieron quienes, en nombre de su “ideología”, armaron revueltas violentas con el fin de esclavizar (imponerse por la fuerza desde un poder central) a millones de personas.

Warren Buffet sí hace mucho daño, porque hace negocios indigeribles, y da una imagen del “capitalismo”. En dos artículos, uno del Wall Street Journal y otro reciente del Financial Times (FT), muestra su desprecio por el mercado y su elitismo: los ricos serían “más valiosos”. “El abuelo capitalista”, por caso, ganó un referendo popular tras invertir fortunas promocionando que el Gobierno sostenga el monopolio eléctrico de su empresa, NV Energy, contra la liberalización, que abarataría las tarifas dada la competencia. Así realiza su fortuna: ganando dinero con un monopolio, “explotando” al pueblo, que tiene que pagar tarifas exageradas.

En otro de sus “brillantes negocios”, Buffet invirtió $us 30.000 millones en aerogeneradores y, sin tapujos, le confesó al Financial Times que “no lo haríamos sin el crédito fiscal a la producción que obtenemos”. O sea, que es “financiado” por el Estado, que cubre los costos con impuestos que pagan los pobres, dado que los ricos, necesariamente, los derivan subiendo precios o bajando salarios.

Según Buffet, los ricos se lo merecen porque han “contribuido con innovaciones brillantes”. Seguramente incluirá a su amigo Bill Gates, quien hizo su patrimonio gracias al monopolio que le otorga el Estado con las leyes del “copyright”. O a “genios” como Thomas Edison, quien era un “patentador serial": patentó unos 1.000 inventos y no es creíble que fuera tan creativo.

De hecho, a la lámpara incandescente solo la perfeccionó. Antes, Joseph Swan obtuvo una patente en Gran Bretaña, en 1878, y llevó a su plagiador, Edison, a las cortes británicas, que le dieron la razón. Al teléfono móvil, por contra caso, no lo “inventó” nadie, es el resultado de miles de cerebros trabajando anónimamente, y es así como se hacen realmente los inventos.

En fin, Buffett, mostrando su ignorancia, asegura que la brecha entre ricos y pobres es una “consecuencia del mercado” y propone incrementar las ayudas estatales que, por cierto, pagan los pobres por vía impositiva en un círculo vicioso empobrecedor. “El Gobierno”, dijo, “tiene que… modificar el sistema de mercado”.

Alejandro A. Tagliavini

Es asesor senior en The Cedar Portfolio.

@alextagliavini; www.alejandrotagliavini.com