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Esferas

Para el filósofo alemán Peter Sloterdijk, los seres humanos vivimos creando y recreando esferas y atmósferas de protección. Desde la concepción, el ser humano vive en esta condición diádica: placenta/feto, madre/niño, alma/Dios. El ser humano emerge en busca de recrear su caverna confortable, su certeza protectora. Desde las microesferas íntimas como la pareja y la familia, a las esferas políticas de mayor dimensión como los Estados, que Sloterdijk caracteriza como “úteros fantásticos para masas infanitilizadas”.

La ruptura de la esfera, el estallido de la atmósfera se la vive como una catástrofe, una pesadilla y un trauma. El exterminio judío fue la ruptura de un mundo que daba cobijo a sus seres humanos. También lo fue la colonización y el exterminio indígena. Y hoy los migrantes que llenan las calles europeas nos muestran los retazos de sferas que explotaron. El ser humano descascarado, dice Sloterdijk, debe arreglárselas para vivir a la intemperie y buscar, lo antes posible, la (re)creación de una nueva esfera. Para mostrar esto, Sloterdijk realiza una arqueología de lo íntimo, de los espacios de albergue no solo material, sino también espiritual. Las personas buscamos levantar burbujas y globos para sentirnos seguros; así nos blindamos contra los horrores de un espacio estriado y sin referencias.

En lo político, las urnas electorales son otras expresiones de la esferología política. Incluso aquellos que acusan a la macroesfera política de tratarlos como un rebaño no buscan destruirla, sino dilatarla, volverla más ancha y más participativa. La mónada autista, el bloom, o como quiera llamarse al idiota que renuncia al espacio público y político donde se decide su vida, es el abono para los autoritarismos.

En una entrevista le preguntaron a Michel Foucault por qué se interesaba tanto en política. Y éste respondió: “¿Por qué no debería interesarme por ella? ¿Qué clase de ceguera, qué sordera, qué densidad ideológica tendría que pesar sobre mí para impedir que me interesase por el problema sin duda más crucial de nuestra existencia; es decir, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas con las que funciona, y el sistema que define las formas habituales de relación, lo que está permitido y lo que no, que rigen normalmente nuestra conducta?”.

Así, para Sloterdijk y para Foucault, la política es la esfera de vida más importante que hemos creado, y la que constantemente se encuentra en riesgo. Sería el macroútero en el que los humanos buscan vivir, mucho más cuando han experimentado su ausencia, han vivido persecución o simplemente se les ha negado la humanidad. La vida es una esfera.

Farit Rojas T.

Es abogado y filósofo.