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Alasita, la fiesta de las ilusiones

Cada 24 de enero, la Alasita nos muestra una ciudad llena de tradiciones, que forman parte de su expresividad singular y generan un movimiento impresionante de la población en las calles de La Paz. Y lo mejor es que este año se observan nuevos elementos que demuestran que todo debe evolucionar con el tiempo.

Por ejemplo, jóvenes artistas han ideado nuevas expresiones que rompen con la formalidad de las miniaturas que cada año se repiten. Y si bien aún predominan los trabajos manuales de corte tradicional, este 2020 hay novedades que conllevan una visión cada vez más estética que eleva el valor de singularidad de las artesanías. Vale decir que se mantiene la miniatura como tal, pero con otro sentido respecto a lo tradicional. Una de estas creaciones es un baúl en miniatura que busca semejarse a uno de la época colonial y que está forrado con material de imitación de cuero, en el que se han realizado grabados. Detalles que fueron elaborados con una habilidad remarcable.

Otra de las sorpresas es la obra de una joven que trabajó con la expresión formal de una illa. También resaltan los almanaques que rescatan personajes oníricos presentes en la pintura de Gustav Klimt (Viena 1883), artista destacado por reflejar a la mujer con la voluptuosidad de su dibujo, la belleza del ornamento y la densidad de los elementos en filigrana. Calendarios que si bien no llevan imágenes representativas o alusivas a la Alasita se integran a esta feria por lo diminuto del dibujo y el colorido intenso. Un trabajo que plasma el intenso sentir y creatividad de una artista que busca expresiones particulares.

Debido al impacto que estas obras nos produjeron, no podemos dejar de mencionar el hecho de que su concepto también se acerca a los principios de Harper, quien afirmaba que si bien la forma artística de contemplar el mundo contiene un trasfondo muchas veces no reconocido, es contrapuesta a la actividad práctica, y lo particular se interesa en la utilidad del objeto. Criterio que no siempre es apreciado por los artistas, quienes afirman que lo estético y lo bello del arte deben desvincularse de lo útil, para entrar en la dinámica centrada en lo singular y lo único.

Retomando la esencia de la Alasita, habrá que decir que la miniatura nació en la época medieval en Europa, por ejemplo en los vitrales de las catedrales; mientras que en la ciudad de La Paz, posiblemente en la época colonial. De esta manera, la fiesta de la esperanza está presente en nuestra urbe y, como siempre, muy concurrida. Lo interesante es que ha comenzado a evolucionar con nuevas y tímidas propuestas, que de seguro también impactarán en las otras ciudades del interior en los siguientes meses del año. Se trata de una tarea de popularización que no fue nada fácil para los expositores; algo que no deja de tener el sentido móvil, característica de los nuevos tiempos.

* Arquitecta.