Necesaria invocación
Se trata, pues, de una potente invocación, particularmente dirigida a quienes hoy detentan el poder.
l cumplirse el plazo para la inscripción de candidaturas a la presidencia, vicepresidencia y a la Asamblea Legislativa, el enviado del Secretario General de la ONU que acompañó el proceso de transición después de la renuncia de Evo Morales publicó ayer una declaración en la que insta a la clase política a respetar los derechos humanos y la democracia.
Como en casi todos los documentos que las Naciones Unidas produce y difunde, el lenguaje empleado ha sido cuidadosamente elegido para no sobresaltar ni irritar al Estado boliviano ni a los agentes políticos, a quienes va dirigido el mensaje. Se trata a la vez de una invocación a respetar los canales por los que discurre la vida democrática, y una reafirmación del compromiso del organismo multilateral de seguir apoyando al país.
La declaración inicia señalando que Bolivia vive un clima político “caracterizado por una exacerbada polarización y sentimientos encontrados de esperanza, pero también de incertidumbre, inquietud y resentimiento”, y advierte que comienza una etapa decisiva para la consolidación de la paz en Bolivia y que, para que ello se concrete, se debe garantizar el ejercicio de los derechos constitucionales “a elegir y ser elegidos con plena libertad, sin atropellos, intimidación o discriminación de ningún tipo”.
Luego solicita que “surja un llamado unánime a debatir pacífica y democráticamente; y a desistir de toda acción que viole el derecho a la libertad de reunión pacífica, de expresión, de asociación, de opinión y de circulación”. Tarea que corresponde “a las autoridades, instituciones, candidatos y candidatas, partidos y alianzas políticas de todas las tendencias, movimientos sociales y cívicos, medios de comunicación y ciudadanía en general”.
Asimismo, insta a “proscribir los discursos de odio y la incitación directa o indirecta a la violencia o la discriminación, porque este tipo de mensajes “perjudicarán a más largo plazo la paz, la tranquilidad y la gobernabilidad democrática del país”.
Finalmente, compromete a nombre de la ONU asistencia técnica para el Tribunal Supremo Electoral y los tribunales departamentales; monitoreo del respeto a los derechos humanos de acuerdo con estándares internacionales, haciendo votos para “que no se realicen actos de persecución política, incluyendo el abuso de procedimientos judiciales”. Y apoyo en la “identificación, alerta temprana, monitoreo y seguimiento específico de denuncias de acoso político y electoral o violencia contra las mujeres”.
Se trata, pues, de una potente invocación, particularmente dirigida a quienes hoy detentan el poder, formal o fáctico, para que se abstengan de seguir dañando el cauce democrático y las instituciones que lo hacen posible, y se aseguren de que las elecciones de mayo conduzcan a un gobierno legítimo, capaz de resolver los muchos problemas que hoy afectan al país.