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La naturaleza se burla del plan de Trump

Para tener una perspectiva diferente sobre el plan de paz de Trump y Kushner, decidí ponerme en contacto con el mejor analista del Medio Oriente que conozco. Se llama Madre Naturaleza. Entonces, Madre Naturaleza, ¿qué te pareció el Acuerdo del Siglo? Bien, Tom, no me impresionó. Para empezar, solo me mencionó en unas pocas oraciones cortas. Déjame mostrarte el vecindario, como yo lo veo. Advertencia: mis mapas no tienen líneas fronterizas ni muros ni áreas A, B y C en Cisjordania.

Ten por seguro que el Trump, quien ha declarado que el cambio climático es un fraude, no tiene ni idea de que la región del Mediterráneo oriental ha experimentado condiciones de sequía durante 15 de los últimos 20 años, una situación sin paralelo en el registro de la historia moderna. Un estudio reciente de la Universidad de Tel Aviv predice que durante los próximos 25 años el Mediterráneo oriental se calentará y se secará cada vez más, y poco a poco perderá dos meses de invierno, es decir, meses de lluvia. En contraste, en 1948 la población de Israel era de 800.000 personas; ahora es de 8,7 millones. Jordania tenía 450.000; ahora tiene 10 millones. Siria tenía 3 millones; ahora tiene 17,5 millones. Por lo tanto, el futuro depara una constante en el aumento de la población y en la disminución del agua.

¿Cuáles son las consecuencias? Israel solía bombear hasta 500 millones de metros cúbicos de agua al año del mar de Galilea, un lago de agua dulce, para satisfacer su consumo nacional, incluido el riego de los campos de cultivo al sur de Israel, con el fin de volver verde el desierto. En 2018, pudo bombear solo 30 millones de metros cúbicos. En el verano de 2018, el nivel del mar de Galilea estuvo tan bajo a causa de las sequías y el bombeo de agua para las poblaciones en crecimiento que amenazó con volverse otro lago salino, como el mar Muerto.

¿Esto cómo afecta al río Jordán y a todos los que dependen de él? Por desgracia, en los últimos 50 años el flujo anual de este río se ha convertido en un chorrito. Debido a que Israel, Jordania y Siria se están apropiando de toda el agua limpia que pueden, en realidad son principalmente aguas residuales las que mantienen el flujo del río en la actualidad. Las únicas fuentes garantizadas de agua para los grandes centros urbanos y agrícolas de la planicie costera de Israel son el agua desalinizada y las aguas residuales tratadas, las cuales presentan problemas químicos. Además, en este momento, para adaptarse al cambio climático, Israel ha tenido que cambiar la dirección de su sistema nacional de transporte de agua, de manera que el agua desalinizada de sus plantas potabilizadoras en la costa vaya hacia el norte, al mar de Galilea, el cual estaba tan disminuido que había dejado de ser la torre nacional de agua de Israel hasta que las lluvias continuas de este invierno comenzaron a rellenarlo.

Al mismo tiempo, Gaza no tiene suficientes instalaciones de tratamiento de aguas residuales, así que a diario unos 100 millones de litros de aguas negras salen de Gaza hacia el Mediterráneo. La corriente dominante las lleva a lo largo de la costa hacia el norte, donde los desechos de Gaza entran a los filtros de Ashkelon, la enorme planta desalinizadora israelí, la cual se ha tenido que cerrar de forma intermitente para ser destapada.

Bien, hace poco Ammán redujo el servicio de agua municipal a sus residentes de dos días a la semana a ocho horas a la semana. Deben comprar el resto de proveedores privados. Jordania ha tenido que acoger a 1,5 millones de refugiados de la guerra civil en Siria, la cual en parte fue producto de las sequías. El pueblo jordano debería ganar el Premio Nobel de la Paz por la manera en que ha recibido en paz a tantos refugiados.

Jordania tiene 600.000 personas viviendo en su lado del valle del Jordán. Con la interrupción de los mercados a Irak y Siria y la disminución en el suministro del agua como resultado de la sequía, el desempleo juvenil en el lado jordano del valle es de un 40%. Los cultivos jordanos e israelíes en el valle (frutas tropicales y subtropicales, como los plátanos y los cítricos, al igual que frutas y verduras para exportación) requieren grandes cantidades de agua, por lo que no son sustentables. Las condiciones actuales han empobrecido a la mayoría de las comunidades.

¿Esto cómo ha afectado a la guerra contra el terrorismo? En el mundo árabe, Jordania fue el tercer donante más grande de reclutas jóvenes para el Estado Islámico. Puedes estar seguro de que varios de ellos eran del valle del Jordán, un sitio lleno de hombres jóvenes y frustrados que no pueden obtener empleo y por lo tanto no se pueden casar. Es un triplete de defunción ecológica, pobreza y radicalización.

¿Qué me dices de Gaza? Tradicionalmente, Israel y Gaza obtenían la mayor parte de su agua del acuífero costero. La porción de Gaza ha colapsado por completo debido a la mala gestión de Hamás, los bloqueos israelíes y el consumo excesivo. Un 97% del acuífero de Gaza ya no es potable. La gente de la zona vive llenando bidones de agua de pequeñas plantas desalinizadoras de proveedores privados y organizaciones internacionales. En la actualidad, una cuarta parte de las enfermedades en Gaza están asociadas con la ingesta de agua insalubre.

El acuífero montañoso que pasa por la columna vertebral de Cisjordania e Israel también se está agotando y contaminando con rapidez. Los colonos judíos en Cisjordania están conectados al sistema de agua israelí por medio de una red sofisticada que funciona a diario y a todas horas, pero las ciudades palestinas no lo están. Así que, en los meses cálidos del verano, por ejemplo, los habitantes de Belén obtienen agua municipal solo cada cierto tiempo.

También hay muchos pueblos y ciudades palestinos en Cisjordania sin instalaciones para el tratamiento de aguas residuales. Sus aguas negras son lanzadas a fosas sépticas que permiten la filtración del líquido a los mantos freáticos y la recolección de los sólidos, los cuales son depositados posteriormente en “uadis”. En el área más extensa de Hebrón, una ciudad de más de 300.000 personas, las aguas residuales fluyen a través del arroyo de Hebrón a la ciudad israelí de Beerseba, ¡donde se convierte en el arroyo de Beerseba! Como dije, no reconozco fronteras.

Entonces, ¿cuáles serían los principios de paz de la Madre Naturaleza? Para empezar, me parece ilógico un plan que divida a Cisjordania en espacios, muros y caminos aislados con fines políticos, motivado por el deseo de Trump y Kushner de aceptar la “realidad” de los lugares donde, de manera caprichosa, los colonos se han instalado en Cisjordania. Este es un solo ecosistema, y no habrá seguridad física para uno si no hay seguridad humana para todos. Más de una vez inundaciones repentinas han derribado las barreras de seguridad de Israel en Tulkarem y Jerusalén. Hay que empezar con la pregunta adecuada: ¿cómo llevar la paz a esta región en una época de rápido crecimiento poblacional y cambio climático? En vez de ¿cómo llevar la paz a esta región de tal manera que se les den prioridad a las demandas de los fanáticos israelíes, palestinos y cristianos evangélicos?

¿Cómo se vería tu mapa? Después de la Segunda Guerra Mundial, la paz y la prosperidad llegaron a Europa mediante la creación del “mercado común”, el cual se basaba en el comercio de la principal fuente de energía y el producto industrial más importante del siglo pasado: el carbón y el acero. La paz de los israelíes con los jordanos y palestinos llegará por medio de una confederación de sus entidades soberanas con base en el mar y el sol. La única manera en que los israelíes, palestinos y jordanos tendrán seguridad del agua y la energía es mediante la desalinización a gran escala, y la única forma de realizarla sin empeorar el cambio climático es a través de la generación masiva de energía solar.

¿Cómo podría funcionar eso? Israel y Gaza tienen una vasta capacidad para usar el mar Mediterráneo a fin de obtener agua manufacturada y Jordania tiene una gran capacidad para utilizar sus vastos desiertos vacíos a fin de obtener energía solar manufacturada. Estos países deberían unirse en una confederación que cree interdependencias saludables para aprovechar el mar y el sol, con comisiones conjuntas para gestionar la seguridad del agua, la energía y los alimentos. Luego, juntos podrían elevar su nivel económico, en lugar del unilateralismo o la interdependencia aislada y perjudicial que están creando ahora, una situación en la que compiten por el agua, la energía y los alimentos, se contaminan los unos a los otros y caen juntos.

Si te basas en mi fórmula, cualquier tipo de paz tendrá que involucrar respeto mutuo y respeto a mis ecosistemas, en contraste con el pensamiento de suma cero de los extremistas políticos que están a cargo de esta historia y se están metiendo conmigo. Y no es una buena idea meterse con la Madre Naturaleza. Si no, pregúntales a los australianos.

* es columnista de opinión de asuntos exteriores del The New York Times. Ha ganado tres Premios Pulitzer, autor de siete libros, incluido “From Beirut to Jerusalem”, que ganó el National Book Award de EEUU. © The New York Times, 2020.