Elogio de la autorrepresentación
Por primera vez 10 organizaciones indígenas han presentado candidaturas de manera autónoma.
Un derecho colectivo fundamental de las naciones y pueblos indígena originario campesinos en Bolivia es el ejercicio de la autorrepresentación. Ello implica su derecho a formar parte de los órganos de representación del Estado Plurinacional (aquí el adjetivo es esencial), sin pasar por la mediación de organizaciones políticas ni por mecanismos de la democracia liberal-representativa. En otras palabras: es el derecho a la representación directa, conforme a normas y procedimientos de la democracia comunitaria.
En el marco de la nueva Constitución Política del Estado y la consecuente legislación de desarrollo, se han producido avances relevantes, aunque todavía parciales, en el ejercicio de la autorrepresentación. Un proceso emblemático, cuyo balance integral está por hacerse, es la representación indígena directa en las asambleas legislativas departamentales (excepto Potosí). La fuente de legitimidad de estos asambleístas no proviene de las urnas, sino de decisiones orgánicas de sus naciones y pueblos.
Pero hay límites, escollos, asignaturas pendientes. Ello ocurre en la Asamblea Legislativa Plurinacional (aquí la plurinacionalidad hace especial sentido), donde no se contempla la autorrepresentación indígena originario campesina (IOC). La normativa en la materia, en sucesivas reformas, establece la creación de solo siete circunscripciones especiales reservadas para las naciones y pueblos indígenas minoritarios en siete departamentos (excepto Chuquisaca y Potosí). Igual estos representantes deben apelar al voto individual.
Desde hace una década, la Ley del Régimen Electoral reconoce el derecho de las organizaciones de las naciones y pueblos IOC a postular candidatos en las circunscripciones especiales sin pasar por los partidos políticos. Nunca lo hicieron al margen de su pertenencia orgánica al Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), hasta ahora. Por primera vez, en el ámbito de las elecciones generales de mayo, 10 organizaciones indígenas han presentado candidaturas de manera autónoma.
A reserva del cumplimiento de requisitos para dar luz verde a estas candidaturas “sin partido”, es evidente que se trata de un salto importarte en el aún esquivo camino de la representación directa a nivel nacional. Está pendiente también la autorrepresentación IOC en los concejos municipales. Y claro que en el balance no puede dejar de ponderarse el tenaz caminar de las naciones y pueblos en la larga marcha del autogobierno indígena, hoy en medio de luchas defensivas ante un opaco escenario de contrarreforma.
FadoCracia espejo
Ya somos todo aquello / contra lo que luchábamos / a los veinte años”. El conocido poema del querido escritor mexicano Luis Emilio Pacheco no puede ser más categórico. El título completa la nostálgica escena: Antiguos compañeros se reúnen.
¿Contra qué luchábamos a los 20 años? ¿En qué nos hemos convertido? ¿Cuáles eran/son nuestras militancias? ¿Contra qué, si acaso, luchamos ahora? Más allá del necesario inventario ideológico-generacional, que cada quien haga su personal ajuste de cuentas ante el espejo.
Cito el texto de Pacheco para señalar algo más prosaico en relación a (casi todos) los actores políticos. “Unos critican (con cinismo) lo que hacían, otros hacen (con cinismo) lo que criticaban”, escribe alguien en Twitter, subrayando la velocidad de tales mutaciones. Impecable.
Vistas las cosas, la paráfrasis del poema de Luis Emilio se escribe sola: ya son todo aquello / contra lo que blasfemaban / hace tres meses. “Inéditos compañeros se juntan”. Son las pragmáticas mieles del poder.