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Crónica de un sueño roto

A dónde se van los sueños que no se hacen realidad? ¿A dónde? Cumplir 15 años para una mujer es generalmente importante. Ya sea porque “así nos criaron”, “porque lo leímos en una revista”, porque “nos hace falta deconstruirnos”. De todos modos es un evento que anhelamos. Puede que para algunas no tanto, pero para muchas otras, sí. Aún vivimos en una sociedad en la que la celebración de los 15 años de nuestras hermanas, primas, hijas, sobrinas es un acontecimiento de suma relevancia. “Con esa plata podrías hacer tantas cosas”… no importa. La niña que se convertirá en mujer quiere tener una fiesta de cumpleaños de cuento de hadas. Así lo quiere ella. ¿Quiénes somos nosotros para impedirle soñar?

Es febrero y lo demás no interesa, aunque el evento vaya a ser en octubre. “Falta tanto…no te apresures”. ¡Qué importa! El salón tiene que estar reservado, alguien más podría quererlo usar ese 10 de octubre, y mejor si se deja un monto pequeño como seña de reserva.

Serán 100 invitados, o tal vez menos, porque mamá y papá están haciendo su mayor esfuerzo, y quizás no puedan con todos a quienes ella desea invitar. Pero eso sí, no se escatimarán gastos en el vestido: sea pomposo, sea corto, sea lila, negro o rosado. Las invitaciones se las imprimirá en agosto y de la comida se encargarán los padrinos. Si el dinero vuelve a faltar, serán los amigos de los hermanos los que ayuden a decorar el lugar, ya sea con globos o con algo más. Todo depende de las cuentas.

La torta será de chocolate o de naranja, como ella quiera. Todo estará listo para ese mes. Pero no nos adelantemos… porque puede ser que la niña cambie de opinión y ya no quiera una fiesta y simplemente se antoje un helado, almorzar con la familia o abrazar al abuelo mientras mira la tele y le presuma, nuevamente, sus buenas calificaciones. El tercero de secundaria es un escalón más. Mañana será abogada, médica, veterinaria o ingeniera, y puede ser que decida mudarse de Bermejo a La Paz.

Mamá y papá la miran con tanto orgullo, su niña este año cumplirá 15. El fin de semana se hablará sobre el festejo. Ella almuerza. Tiene tarea para el lunes, así que sale a las cuatro de la tarde, con el sol iluminando su rostro, sus cabellos, sus sueños, su futura fiesta.

Y no vuelve. La niña no vuelve. Mamá y papá están desesperados, nadie sabe qué ha pasado. ¿Le habrá sucedido algo malo? Les piden dinero, el dinero de los 15, el dinero de los sueños, y será mejor dárselos rápido, antes que a la niña le hagan daño. Pero la asesinaron. La niña está muerta y ahora su familia yace destruida aunque esté despierta. Octubre llegará con sueños rotos, con Carla en el baúl de los más hermosos recuerdos. Ese mes llegará con unos 15 que solo pudieron ser 14.

* es periodista de La Razón