Coronavirus electoral
Cualquier decisión de postergar o no las elecciones no puede ser unilateral, sino producto de un acuerdo nacional
La emergencia sanitaria en el país tras haber declarado los primeros casos oficiales de coronavirus tuvo efectos inmediatos en el campo político, en especial en la campaña electoral. La claridad sobre la suspensión de actos públicos trae consigo algunas voces de inquietud, todavía aisladas, acerca del calendario de los comicios. ¿Será necesario postergar la votación? ¿Con qué efectos?
Un primer efecto político-electoral del coronavirus COVID-19 y sus cuarentenas, en medio de reacciones provocadas por la desinformación, el aislamiento y el miedo, fue la decisión común de los candidatos de hacer un paréntesis en sus actos proselitistas en espacios públicos. Claro que ello no implica la suspensión de la campaña, que siguió y sigue a través de mensajes en medios de comunicación y en redes sociales. Algunas alianzas incluso mal aprovecharon la pandemia para repartir barbijos y gel con sigla.
A escasas seis semanas y media para las elecciones del domingo 3 de mayo, el impedimento de ocupar plazas públicas obliga a las fuerzas políticas y candidaturas a replantear sus estrategias de campaña. Tampoco es que hayan estado muy activas en actos de calle, pero ahora lo estarán menos. Lo propio ocurre con los debates entre los candidatos: no es que vayan a suspenderse por el coronavirus. El debate ya estaba ausente. Y aunque aún está prohibida, seguro habrá más propaganda pagada en redes sociales.
En todo caso, las tardías y desordenadas medidas asumidas por el Gobierno provisorio son objeto, en sí mismas, de debate político-electoral. Carlos Mesa cuestionó que el Gobierno no haya declarado alerta epidemiológica de manera oportuna. Luis Fernando Camacho mandó una carta reclamando la “falta de planificación que deriva en improvisación”. Jorge Quiroga lamentó que en Bolivia haya un solo laboratorio para pruebas de coronavirus. Desde el MAS se critica la expulsión de los médicos cubanos. Y la misma Jeanine Áñez politiza sus mensajes.
En medio del coronavirus electoral, el presidente del TSE aseguró que no hay ningún desfase en el calendario y que se mantiene la fecha de votación. El mensaje es importante para evitar la especulación y la incertidumbre. Empero, surgen algunas voces, todavía tímidas, que plantean la posibilidad (o la necesidad) de postergar la elección. No se sabe hasta cuándo. La propia Presidenta-candidata dejó la eventual decisión en manos del TSE. Nadie menciona los efectos políticos de tal escenario.
Si bien hoy es todavía prematuro para alterar la fecha de votación, no sabemos cuál será la situación sanitaria en abril. O el 3 de mayo. No es seguro tampoco si habrá condiciones para garantizar la participación ciudadana en las urnas, tanto en el país como en el exterior. Igual el cálculo político resulta inevitable. ¿A quiénes beneficia o perjudica, si acaso, postergar los comicios? Lo indiscutible es que cualquier decisión al respecto no puede ser unilateral, sino producto de un gran acuerdo nacional.