Qué es eso papi?, me preguntó mi hijo de siete años al ver a unas 200 personas gritando “¡Áñez presidente!, ¡Áñez presidente!”, todas con banderas verdes detrás de la candidata presidencial. —“Es un partido político que está tratando de convencernos de que votemos por ellos”, le contesté. —Papá, ¿qué es un partido político?, preguntó de nuevo. —Es un mal innecesario hijo, pensé contestar, pero luego me dije a mí mismo, —Luis, no puedes contribuir a la despolitización de esta generación. Así que respiré profundo y le contesté: “Víctor, un partido político es un grupo de personas que comparten ciertas ideas y que con base en ellas compiten en las elecciones nacionales para ver qué partido gobernará nuestro país, o al menos, así debería ser”.

—Y papi, ¿por qué quieren gobernar el país? Me sentí tentado de contestar: “para aprovecharse de su posición y mal administrar los recursos del Estado en beneficio de una rosca”. Pero nuevamente cambié de idea y respondí: —Porque piensan que tienen las mejores ideas y que aplicándolas solucionarán los problemas que aquejan a los bolivianos. Aunque desde que tenía tu edad, tus abuelos siempre reclamaban que los partidos llegaban al Gobierno solo para beneficiarse a sí mismos.

—Entonces, papi, ¿por qué siguen votando por esos partidos? —Yo diría que nos obligan a hacerlo, respondí—. ¿Cómo es eso papi? —Te acuerdas ayer, hijo, cuando la Valentina (mi hija menor) se acercó a mí muy cariñosa, me dio un besito en la mejilla, y luego me pidió que le diera una de las galletitas de chocolate que guarda tu mamá en su ropero. —Sí, recuerdo papi. —Pues lo mismo ocurre con los partidos políticos y sus candidatos. Se acercan a la gente, los abrazan, les prometen amor incondicional hasta el día de las elecciones, pero una vez que son elegidos para gobernar el país, les dan la espalda. Por otro lado, solo un grupo reducido de personas puede cumplir con los requisitos necesarios para conformar un partido político y solo ellos pueden participar en las elecciones presentando candidatos. Así que ante la falta de otras alternativas, terminamos votando por los mismos de siempre.

—Y papi, ¿cómo escogen los partidos a sus candidatos? Fue entonces cuando me di cuenta que ya no podía mentir, dejé de hacer lo que estaba haciendo, me acerqué y mirándole a los ojos le dije: —Se eligen entre ellos como en un pasanaku, una elección le toca a uno, la siguiente le toca al otro. En realidad, hijo, los partidos políticos son un mal innecesario, tan absurdo como un teléfono fijo en la actualidad, solo perviven porque somos incapaces de organizarnos y reformar el sistema político boliviano. Espero que en los próximos años las organizaciones sociales, las instituciones públicas y privadas, las universidades puedan presentar a los mejores hombres y mujeres para dirigir este país. Por eso tienes que estudiar en la escuela, ser disciplinado y prepararte, ojalá, para un futuro diferente.

* Es sociólogo.