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Volver al pasado

Reflexionando sobre los efectos del coronavirus Covid-19, el filósofo eslovaco Slavoj Žižek vaticina que constituirá un golpe demoledor al “sistema global capitalista, un síntoma de que no podemos seguir en el camino que hemos seguido hasta ahora, se necesita ese cambio”. Sin duda, un punto de vista polémico, que ha generado adhesiones y cuestionamientos. No voy a meterme, empero, en esa polémica, prefiero rescatar el frecuente uso de Žižek del concepto capitalismo.

Desde la obra señera de Karl Marx, las ciencias sociales y la militancia de izquierda lo han utilizado como el paradigma desde donde mirar el mundo de injusticias y hallar el camino revolucionario para superarlas. Sin embargo, tras la caída del socialismo real y la crisis de la izquierda marxista, desde los 80 su uso se desvaneció en las aulas universitarias, los análisis académicos y los discursos polémicos.

Un libro reciente, editado en Santiago de Chile por Juan Marchena, Manuel Chust y Mariano Schlez, aborda el germen de esta opacidad al recuperar la polémica (y su olvido) sobre los modos de producción y revolución en América Latina. En los setenta se abrió un fuerte debate sobre los orígenes del capitalismo en estas tierras y la manera en que se combinaba con la pervivencia de otras formas productivas no basadas en el trabajo asalariado. André Gunder Frank, Enrique Semo y Juan Carlos Garavaglia, para mencionar algunos autores, fueron quienes, en tiempos que parecen tan lejanos, sostuvieron una rica y ardua polémica.

En el trasfondo se hallaba el capítulo XXIV de “Das Kapital”, libro en el cual Marx aborda la “acumulación originaria”, algo así como el Big Bang que dio lugar al nacimiento de este modo de producción ávido de plus valía sobre las ruinas del sistema feudal y la renta de la tierra. Empero, el “viejo topo” reflexionaba sobre la experiencia europea, en realidad inglesa, en la que el modo de producción capitalista cuajó en estado puro, sin adhesiones pretéritas. ¿Y en América Latina?

En julio 1977 presenté en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) mi tesis de licenciatura en Economía. Más de 40 años después me parece un paso osado. Primero porque comenzaba con una cita de Marx, claramente desafiante en una universidad intervenida por el régimen militar. Segundo, porque contaba con muy escaso, o nulo, respaldo académico (textos y profesores) para contrastar mis opiniones. Mi gran pregunta era cómo el naciente capitalismo minero en Bolivia se combinaba con la persistencia de haciendas y latifundios basados en la explotación servil de la fuerza de trabajo indígena. Poco después de concluida la Guerra del Chaco, las corrientes marxistas de izquierda se embarcaron en una polémica (más cargada de oratoria que de sólidos argumentos conceptuales e históricos) respecto a la naturaleza de la sociedad boliviana: ¿feudal, como sostenía los estalinistas, o capitalista, en el recuento trotskista?

Mi posición fue, según recuerdo, que el capitalismo en Bolivia no destruyó el feudalismo agrario, sino que lo recreó e incluso lo expandió con las políticas social-darwinistas de fines del siglo XIX. Que la nuestra era una formación social en la que se combinaban varios tiempos históricos; abigarrada se dirá después. Los “Patriarcas de la plata”, como los advirtió Sergio Almaraz, se sentían cómodos al ser señores de vidas y haciendas, y a la par burgueses explotando fuerza de trabajo proletaria y participando del mercado mundial de minerales.

Volviendo a Žižek, estaríamos en una nueva fase de análisis y condena sobre el capitalismo. Entonces, ¿los cientos (sino miles) de páginas escritas décadas atrás recuperarían su valor predictivo? Quizá.

* Es historiador.