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COVID-19 versus el capitalismo salvaje

Sin lugar a dudas el coronavirus COVID-19 ha desatado una de las crisis más severas de la sociedad capitalista internacional. La paralización económica ocasionará múltiples impactos, según las especificidades históricas de los distintos países. Veamos algunas ideas que se manejaban como bandera y que hoy están cuestionadas.

La globalización, que apostaba al capitalismo y a la libre circulación económica, cultural e incluso de las personas está en entredicho, porque hoy se han cerrado las fronteras de los países, ni los  bloques regionales, como la Unión Europea o la  Comunidad Andina, funcionan. Cada país se ha enclaustrado, cometiendo graves violaciones a los derechos humanos básicos.

Por ejemplo, nuestros coterráneos están en localidad chilena de Huara, frontera con Bolivia, y no pueden ingresar al país porque el Gobierno transitorio cerró los pasos fronterizos.

¿Cómo llamar a esta injusticia, que vulnera uno de los derechos humanos más elementales, como es el de salir e ingresar libremente al país de origen? Solo las dictaduras obstruían de esta manera a sus ciudadanos indeseables.

¿Estamos en una dictadura disfrazada de emergencia sanitaria? Las autoridades dicen que es para evitar más contagios. ¿Acaso nuestros conciudadanos están infectados con COVID-19? Son nuestros hermanos de origen indígena campesino que fueron expulsados por las políticas neoliberales y que hoy quieren regresar al país.

Otro hecho internacional es la crisis del conocimiento científico en el ámbito de la salud y la falta de respuesta inmediata contra la pandemia citada. En los países industriales, la mayoría de los científicos estaban más preocupados por crear productos para sus ciudadanos ególatras, como rejuvenecedores u otros similares, que en futuras enfermedades como la que hoy enfrentamos. Aunque se comenta que estamos atravesando una crisis bacteriológica ocasionada por científicos al servicio del capitalismo, a quienes no les importa la humanidad.

Hoy Estados Unidos y China se enfrascan en acusaciones de quién es el responsable de la propagación del COVID-19. Ya se sabrá quién o quiénes están detrás de esta pandemia corrosiva.

Se avecinan grandes depauperaciones. Los empresarios no querrán pagar el precio de los efectos del COVID-19 si no es a costa de los trabajadores y, sobre todo, de los ciudadanos que no tienen ingresos fijos.

En nuestro país ya se manifestaron los empresarios privados, diciendo que no debería haber aumento salarial este año. Y no sería extraño que pidan una rebaja salarial entre quienes aún conservan sus espacios laborales. Pero mirarán al Estado como a un padre, para que les costeen sus pérdidas o les condone sus deudas e impuestos. Es la actitud típica de aprovecharse del Estado-patrón a la que ya se recurre nuevamente.

Actualmente hay tanta propaganda para que nos “quedemos en casa”, ¿será que las autoridades nos quieren tanto y por eso nos quieren cuidar? Lo único que se constata nuevamente es que el Estado, mediante el Gobierno, las Fuerzas Armadas y la Policía quieren controlar todo, y sus funcionarios se mueren de rabia cuando no pueden hacerlo.

El COVID-19 nos ha permitido desmentir ese supuesto cariño del Estado a sus ciudadanos. Los Estados en el mundo, incluido el nuestro, no están preparados para atender a sus ciudadanos enfermos. Por eso hay tantas muertes, porque la pandemia superó la atención calculada siempre para unos pocos y no para todos los ciudadanos.

Los casos de España, Estados Unidos e Italia son los más dramáticos, son ejemplos reales de cómo los enfermos no forman parte de las políticas de salud para todos.

Hay una gran lección aprendida, precisamos comer bien para tener una mejor defensa inmunológica. Basta de comida chatarra; debemos volcar la mirada a nuestros alimentos ancestrales, sean andinos, amazónicos, chaqueños, u otros, pues serán una gran alternativa para el futuro. COVID- 19 uka usuxa wali llakisiyistu. Utat jan mistupxamti, sasaw sapxistu. Suma maq’añasawa, ukhamatwa jani usuntkañaniti.

Esteban Ticona Alejo, aymara boliviano, es sociólogo y antropólogo.