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Pruebas y más pruebas

Con cerca de 200 casos confirmados, Bolivia es uno de los países de la región que menos personas contagiadas con COVID-19 ha registrado hasta la fecha (aunque la letalidad es una de las más altas). Ello puede significar un saldo positivo de la estrategia de contención. Pero también que no se están haciendo suficientes pruebas y, por tanto, hay muchos casos que no se cuentan.

Además del uso de tecnologías y capacidades en el sistema de salud, las naciones que mejor están enfrentando la pandemia del coronavirus, en especial en Asia, muestran que hay dos medidas fundamentales para la contención y mitigación en esta emergencia sanitaria global. La primera es el aislamiento de las personas, con diferentes alcances y restricciones. La segunda es la realización de pruebas, pruebas y más pruebas. Sin la combinación eficaz de ambas medidas la estrategia adoptada puede ser insuficiente.

En relación al aislamiento social, varios gobiernos han asumido estados de emergencia y de calamidad para la declaratoria de cuarentenas obligatorias, con base en restricciones, vigilancia de la fuerza pública y sanciones por incumplimiento. Otros gobiernos alientan el necesario aislamiento apelando más bien al sentido de autocuidado de la población, a fin de cumplir el mandato extendido de “quedarse en casa”. Las cuarentenas se han ido dilatando con el afán de atenuar el temible contagio comunitario.

Respecto a la otra medida esencial para enfrentar la pandemia, el crecimiento exponencial de contagios y su alta letalidad, las buenas prácticas señalan la necesidad de pruebas masivas para detectar el coronavirus. Esto es fundamental para la identificación oportuna y amplia de casos, incluidos los llamados asintomáticos. El aislamiento y tratamiento temprano de estos casos limita de manera sustantiva el contagio comunitario. La falta de pruebas, en cambio, es una especie de “bomba de tiempo”.

Bolivia ha adoptado bien la cuarentena cuando aún se registraban pocos contagios. Pero es también uno de los países que menos pruebas realiza en comparación con otras experiencias de la región y del mundo. Si ya es muy complicado que se hagan pruebas a enfermos que con todos los síntomas, peor todavía se puede esperar pruebas masivas a quienes estuvieron expuestos o, al menos, a sectores esenciales y de riesgo. Es algo grave dados sus efectos en el flujo de transmisiones silenciosas del coronavirus.

El 15 de abril concluye la cuarentena nacional decretada por el Gobierno transitorio de Jeanine Áñez tras una serie de acciones acumulativas y erráticas. Dadas las circunstancias, la medida puede extenderse por un nuevo período, al menos en los departamentos del eje central, que concentran casi el 90% de los casos y el 100% de fallecidos. Claro que sin pruebas y más pruebas, el aislamiento obligatorio, que tiene altos costos sociales y económicos, puede ser insuficiente para evitar el peor escenario de la pandemia en el país.