La pandemia que actualmente azota al mundo es transmitida por el coronavirus COVID-19, capaz de producir una neumonía atípica severa que puede provocar la muerte de los infectados. Como es de conocimiento público, esta enfermedad se transmite principalmente a través de las gotitas que se expanden por la saliva al hablar, toser o estornudar; y al estar en contacto directo con las superficies contaminadas.

Estudios recientes destacan que la odontología es la profesión más expuesta ante esta pandemia, con un puntaje de 95 sobre 100. Esto se debe a que los dentistas atienden a sus pacientes a menos de un metro de distancia, y tienen contacto directo con la cavidad bucal y la saliva. Además, el uso de las turbinas, instrumentos rotatorios de baja velocidad y ultrasonidos dispersan las gotas de saliva hacia el exterior, contaminando todo el ambiente de trabajo y las superficies del consultorio.

Por este motivo, los especialistas recomiendan reducir la actividad profesional en este rubro, realizando solamente tratamientos urgentes y emergencias dentales; limpiando y desinfectando minuciosamente el instrumental, los materiales y superficies de trabajo; escalonando turnos del personal sanitario y, primordialmente, evitando el uso de aparatos rotatorios de alta y baja velocidad durante el tratamiento dental.

Pero más allá del riesgo profesional, los odontólogos debemos seguir atendiendo casos de emergencias y urgencias, con el fin de evitar que el sistema sanitario se sature, siguiendo algunos protocolos que se explican a continuación. En lo posible el paciente debe acudir sin acompañantes a su consulta. No debe haber más de una persona en la sala de espera. Se debe aprovechar para identificar algún síntoma sospechoso del COVID-19. Y en caso positivo, referirlo inmediatamente a las autoridades sanitarias respectivas. Por último, y principalmente como antes se mencionó, se deben realizar solamente tratamientos que no requieran el uso de alta o baja velocidad ni ultrasonidos, para evitar la dispersión del virus en caso de que sea un paciente infectado.

Daniela I. Rabaza Valverde, odontóloga ortodoncista