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Campaña en pandemia

En medio de la pandemia por el coronavirus COVID-19 y sin fecha cierta para la votación de los comicios 2020, los principales actores políticos no han dejado de hacer campaña electoral. Así se observa en varias acciones y mensajes de los candidatos, en especial de quienes ostentan cargos de gobierno y de representación. Pese al paréntesis en el proceso electoral, el TSE mantiene silencio.

Como se sabe, debido a la cuarentena total decretada desde el 22 de marzo como parte de la emergencia sanitaria por la pandemia, el Órgano Electoral dejó en suspenso la ejecución del calendario electoral. El efecto de hecho es la postergación de las elecciones. Quedaron así por delante 41 días, con 19 actividades que deben realizarse antes de la jornada de votación. Una de las actividades relevantes que fueron interrumpidas por el TSE son los actos de campaña electoral en espacios públicos.

Pese al obligado paréntesis en el proceso electoral, cuyas actividades previas están consolidadas y son irrepetibles por el principio de preclusión, es evidente que las fuerzas políticas en competencia siguen en campaña. Cierto que no hay actos ni mensajes que soliciten de manera explícita el voto (sería demasiado burdo), pero sí con el propósito de “ganar el apoyo ciudadano”. Ello califica como “campaña electoral”, según la definición adoptada en el reglamento oficial que rige en estos comicios.

En medio de la pandemia y sus letales efectos, es evidente que tanto la agenda informativa y de opinión, así como la agenda del debate público-político, giran en torno al coronavirus y las medidas para enfrentarlo. Así, resulta inevitable que las decisiones y acciones gubernamentales, por un lado, y los posicionamientos y críticas ante las mismas, por otro, respondan a cálculos estratégicos con miras a los comicios. Tienen, pues, parcelas de intencionalidad electoral, aunque no sea declarada como tal.

Ello ocurre con todas las candidaturas, sin excepción. Pero ciertamente es más visible en el caso de la candidata-presidenta Jeanine, justo por su doble condición de cabeza provisoria del Órgano Ejecutivo y, al mismo tiempo, candidata principal de la alianza electoral Juntos. Por ello las medidas y mensajes de la Presidenta pueden ser leídos como medidas y acciones de la candidata. La propia gestión de la pandemia está teñida con esta dualidad. Hay quienes lo aceptan; otros, en cambio, lo condenan.

No sabemos cuál será la temporalidad del regreso a la “normalidad” poscuarentena. Tampoco hay certidumbre sobre la fecha de elecciones (el TSE propuso un nuevo “rango de fechas” entre el 28 de junio y el 27 de septiembre). Lo que parece claro es que la emergencia sanitaria y su estado de excepción con excesos persecutorios (arresto de la alcaldesa de Vinto) y represivos (“metamos aviones de guerra”) es el peor escenario para la disputa electoral. Igual el imperativo democrático y del Estado de derecho hoy es tener, cuanto antes, un Gobierno con la legitimidad de las urnas.