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Medios en crisis

Es posible que nunca haya sido tan importante, vital, el papel de los medios de comunicación para el bien de la sociedad como ahora, cuando el mundo afronta una pandemia global que exige información abundante, transparente y oportuna. En tiempos cuando las tecnologías de información y comunicación posibilitan la circulación de bulos, los medios son un faro en medio de la oscuridad.

Sin embargo, hoy más que nunca, debido a las características del tiempo que vivimos, los medios de comunicación están amenazados y muchos corren el riesgo de desaparecer. Particularmente en países como Bolivia, donde el mercado de los medios “tradicionales” no ha hecho más que achicarse gracias a la irrupción de las “redes sociales”, que permiten la circulación de información gratuita (y por eso no siempre confiable ni de buena fuente), la crisis económica, sumada a la imposibilidad de ejecutar negocios innovadores, amenaza con hacer desaparecer empresas periodísticas y con ellas, miles de fuentes de trabajo.

Tal preocupación fue puesta en conocimiento de la presidenta Jeanine Áñez, a inicios de abril, en una carta firmada por el presidente de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), en la que el gremio pedía “acciones urgentes y extraordinarias” para salvaguardar la supervivencia de los medios de comunicación impresos de Bolivia. Le primera respuesta llegó a través del Ministro de Economía y Finanzas, que recordó a los empresarios de la comunicación que el sector puede acceder al plan de apoyo financiero al empleo para empresas establecido en el Decreto Supremo 4216.

Varios días después, cuando se iban a cumplir tres semanas desde el pedido de auxilio de los medios impresos, y casi coincidiendo con una carta enviada por la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) con idéntico tenor, el Ministro de la Presidencia invitó a representantes de la ANP a una reunión, sin especificar día ni hora, para considerar los asuntos que preocupan al sector y buscar “soluciones integrales e innovadoras”.

Finalmente, la Asociación Boliviana de Radioemisoras (Asbora) se ha sumado a la solicitud de apoyo gubernamental, proponiendo algunas soluciones para el sector, incluyendo la posibilidad de que el Estado contrate espacios radiofónicos para programas educativos, reducción en las tarifas de electricidad e internet, diferimiento de pagos pendientes, y ampliación del plazo para la renovación de licencias. Por ahora se desconoce la respuesta de las autoridades. Es una situación difícil de resolver para ambas partes, dado que, por un lado, el Gobierno tiene que lidiar con innumerables solicitudes de apoyo de diversos sectores de la economía y, por el otro, los medios no pueden poner en riesgo su independencia. Urge, pues, la prometida reunión y, sobre todo, encontrar y consensuar soluciones que permitan a los medios seguir desarrollando su imprescindible labor.