Avionetas cumpleañeras
Más allá del evidente uso indebido de bienes públicos, que debe investigarse, lo más crítico son el contexto y los ‘descargos’
En los últimos días se informó y constató que dos vuelos de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) fueron utilizados, en medio de la cuarentena, para trasladar a particulares con fines particulares. El hecho generó indignación y críticas, no solo por el uso indebido de bienes públicos, sino por la insostenible justificación brindada por voceros del Gobierno provisorio.
El antecedente es un vuelo de la FAB al municipio de Roboré por cuenta de Carolina Rivera, hija de la presidenta interina, Jeanine Áñez. El viaje de Rivera, quien funge como representante en la Unidad de Apoyo a la Gestión Social de la Presidencia, fue cuestionado por autoridades locales (como el alcalde electo) y autoridades de la comunidad. No hubo ninguna reunión con ellas. La oficina del Ministerio de la Presidencia intentó justificar el viaje tras hacerse público y demandó que “dejen la política de lado”.
Otros dos vuelos de la FAB son más polémicos. En un vuelo, la diputada Gina Tórrez (PDC) y su hijo viajaron desde Tarija a la ciudad de La Paz. Tanto el Ministro de Gobierno como la propia involucrada trataron de justificar el hecho, señalando que la asambleísta, quien se mueve con su hijo porque tiene dolor de rodilla, vino a trabajar. Luego se supo que ni siquiera había asistido a la sesión camaral. Donde sí estuvo es en el festejo cumpleañero de la hija de la presidenta Áñez, amiga de la diputada.
Para más inri, en otro vuelo oficial de la FAB desde Santa Rosa (Beni) hacia La Paz viajó una ex reina de belleza de Rurrenabaque. El extremo fue reconocido por el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, responsable de la decisión. La autoridad, quien fue alcalde de Rurrenabaque durante casi una década, alegó razones humanitarias (sic), pues la beneficiada tendría problemas de salud. La exmiss difundió fotos del vuelo “exprés” en sus redes sociales. Y hasta insinuó futuros viajes con el ministro.
Más allá del evidente uso indebido de bienes públicos, que debe ser objeto de investigación y sanción, lo más crítico son el contexto y los “descargos”. Se cuestiona por ejemplo que la diputada y candidata de Juntos “aproveche” el vuelo de la FAB para viajar a una fiesta con su hijo, mientras las pruebas de coronavirus son enviadas por tierra a alguna ciudad del eje central (Tarija no tiene un laboratorio en funcionamiento), tardando hasta nueve días en conocerse los resultados. Los ministros fueron más lejos. El titular de Gobierno llegó a justificar el viaje de la diputada alegando que “no es un pecado (de la presidenta Áñez) soplarle una torta a una hija (Carolina, la del viaje a Roboré)”. Y el titular de la Presidencia justificó el viaje en avión oficial con la joven porque sería “inhumano” no hacerlo. Ya habíamos escuchado de “razones humanitarias” cuando se impuso una consulesa en Miami. Ni qué decir del peor justificativo que es atacar al mensajero (detrás de la verdad) o al Gobierno del MAS.