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Tras bambalinas

Las telas que cuelgan a los lados detrás del telón de un escenario teatral sirven para montar los decorados y que el público no vea lo que sucede al interior. Esta expresión, entre bambalinas, se refiere a esconder lo que sucede íntimamente. Los políticos piensan ingenuamente que nadie ve y escucha, y prefieren actuar entre bambalinas para supuestamente engañar al público. Ahí dentro, el estado de histeria y desconcierto del otrora Gobierno de transición (ahora apuestan por la continua prórroga) salta con conductas previsibles que develan un deterioro moral galopante. Por eso no sorprenden las renuncias de ministros.

Maquiavelo, quien apartó las virtudes morales de las conductas políticas, sostenía que estos actos de inusitada perversidad eran algo técnico para resolver problemas inesperados. Entre estos entremeses teatrales solapados vamos a  enumerar algunos. Por ejemplo, la conducta autoritaria acompañada del lenguaje matonil del presidente del colegio de médicos de La Paz, Dr. Larrea. Quien amenaza a toda una ciudad de suspender toda asistencia médica como “castigo” porque un grupo de inadaptados agredió a una unidad de transporte público en la que se desplazaba personal de sanidad. Una población de un millón de habitantes estaba en las manos de este individuo, que pretendía imitar las tácticas nazis de represalia por actos de resistencia.  Más bien esta acción punitiva no prosperó.

 Con la misma saña, el Ministro de Gobierno hostiga al Fiscal General del Estado y quiere asumir sus competencias, mandando a la cárcel sin juicios previos a cuanto ciudadano no sea de su agrado, violando los más elementales derechos humanos. La sensación que estamos ocupados por una fuerza hostil extranjera se hace cada día más evidente. Así, en cuanto los sectores pobres de las ciudades del eje central expresan su desesperación por las entregas de los bonos, se los tilda de sediciosos masistas y se los amenaza con la cárcel.

Los ejecutivos de YPFB no pueden explicar la compra de combustible a precios exorbitantes, cuando el precio del petróleo ha caído a sus niveles más bajos históricamente. No justifican por qué no enviaron el crudo a las refinerías bolivianas Palmasola y Gualberto Villarroel, con la capacidad para convertir el petróleo a diesel. Como una cruel paradoja, contratan un catering a una empresa extranjera y pagan Bs 450 por el servicio a más de 1.000 empleados. Muchas  familias  desamparadas podrían alimentarse con esa cantidad de dinero. ¿Quiénes son los beneficiarios de tan estupendo negocio en un país que está atravesando una crisis sanitaria y política?

Nadie se pregunta por el avión cargado de droga incautada en el Beni y de otros vuelos que despegaron sin ningún control. Se sospecha que el silencio epidemiológico beniano no era real, y que estaba siendo utilizado como cortina para camuflar vuelos nocturnos y no enviar tropas. El ministro Murillo alardea que conoce a todos los “delincuentes” del Chapare. Llama la atención  por qué no atrapa a los narcotraficantes. ¿Qué está esperando? ¿Por qué protege al funcionario Álvarez Peralta buscado por la DEA por presuntos vínculos con el narcotráfico? ¿Por qué oculta el nombre del político cruceño que recomendó al delincuente para que dirija un viceministerio?

Los aviones del Estado son usados para trasladar a las amigas y familiares de la señora Áñez y de su ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, violando las normas de la cuarentena. Su concepto de humanidad se restringe a su entorno de poder, el resto, no importa. Las autonomías departamentales, supuestas conquistas de los sectores más conservadores, son pasadas por el forro por el Gobierno, al intervenir de manera dictatorial los servicios departamentales de salud (Sedes).

Muchos periodistas, indolentes y cómodos, repiten la misma excusa que el oficialismo para sus constantes extravíos respecto a que en 14 años de gobierno el MAS no habría hecho nada. Sin embargo, el oficialismo está usando los satélites de comunicación y la infraestructura que maldijeron, diciendo que era un derroche.

El Presidente del Comité Cívico de Santa Cruz protesta porque la Asamblea Legislativa postergó las elecciones generales para dentro de tres meses. Si esto no sucedía, la ilegalidad era  manifiesta, y su presidenta ilegítima debía renunciar. La legitimidad se otorga a través de elecciones democráticas y del respeto al principio de legalidad, debería saberlo. Construir una escenografía para evadir su fracaso como gobierno transitorio ya no será fácil, siempre hay alguien que les escucha y los ve tras bambalinas.

Edgar Arandia Quiroga, artista y antropólogo.