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Mentiras y desinformación

Nuevamente el diario Página Siete ha salido por sus fueros publicando información abiertamente falsa respecto de La Razón y el Extra, dos diarios de propiedad de Inversiones Grupo Prensa. Para agravar la figura de falta de ética profesional, la persona que firma la nota periodística solo pidió contraparte a la Dirección de este medio cuando la versión ya había sido publicada.

Decimos “nuevamente” porque el mencionado diario ha hecho de la información a medias parte de su estrategia comercial. Creen algunos colegas que desacreditar a otro medio usando medias verdades, cuando no simples falsedades, mejorará su posición en un mercado altamente competitivo y ahora golpeado por una pandemia inédita. Tal estrategia es doblemente equivocada: por una parte es poco ético atacar a la competencia, y por otra, que un medio informativo difunda datos inexactos, no comprobados o completamente ajenos a la verdad solo puede afectar a su credibilidad.

En una nota publicada en su edición de ayer, el nombrado medio de comunicación afirma falsamente que los diarios Extra y La Razón son “del mismo grupo empresarial” que la red ATB. Nada más falso, pues si en algún momento tuvieron el mismo dueño, fue cuando pertenecían a la familia del ahora propietario de Página Siete, quien luego los vendió a un conglomerado español de medios, el cual a su vez los vendió por separado a diferentes grupos a través de operaciones públicas. Dicho empresario tiene pleno conocimiento de la verdad sobre estas transacciones gracias al seguimiento sostenido que ha realizado en la última década y más.

La larga lista de afirmaciones falsas publicadas por ese diario remite, en todos los casos, a un libro semejante a una pieza de propaganda típica del siglo XIX, donde se ofrecen datos inexactos y contradictorios, verdades a medias y ataques personales, para terminar con un capítulo en el que se afirma que el “único” periódico independiente de Bolivia es el que entonces dirigía el autor de la temeraria publicación.

El Tribunal Nacional de Ética Periodística ha fallado en varias ocasiones en contra de Página Siete en su siempre conflictiva relación con este diario, lo cual no ha servido para modificar la actitud de ejecutivos y directivos de ese medio. Quienes conocen siquiera superficialmente la teoría y técnica del periodismo saben que presentar datos falsos como si fuesen hechos noticiosos se ajusta perfectamente a la definición del concepto “desinformación”. Es, pues, muy difícil de entender que en un momento como el actual, con una pandemia de estas magnitudes y con una crisis económica mundial como producto de esta crisis sanitaria, haya quien se entregue a estos ataques, que únicamente distraen la atención de los temas verdaderamente importantes, incluyendo las estrategias necesarias para salvar a los medios de comunicación, hoy más amenazados que nunca por las circunstancias.