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Educación y pandemia

A casi 10 semanas desde el inicio de la cuarentena, las labores educativas en el país siguen suspendidas en la gran mayoría de los establecimientos educativos, especialmente del sistema público. Si bien muchos colegios privados y algunas escuelas han encontrado mecanismos para continuar, en cierta medida, sus actividades a la distancia, vía internet, la mayoría de las niñas y niños no está estudiando.

Lo sabe el ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, que el domingo pasado anunció en una entrevista televisiva que “en los siguientes días” se publicará un reglamento “que establezca las reglas de juego sobre la educación virtual”. Cárdenas dio así continuidad a un anuncio hecho originalmente a fines de abril, sobre el seguimiento a un proceso de formación de maestras y maestros en el uso de herramientas de educación virtual iniciado a mediados de abril, cuando la autoridad anunció que el retorno a clases tendría que combinar modelos de educación presencial, virtual y a distancia.

Ya entonces el ministro adelantó que no era posible uniformar el uso de plataformas de educación a distancia, por lo que el despacho a su cargo ofrecería un “menú” con diversas opciones para que las y los docentes “con madurez, puedan elegir los mejores y los más útiles para su trabajo”. En esa línea, a fin de abril se anunció la firma de un convenio con famosas empresas transnacionales del rubro para ofrecer un “programa de capacitación en herramientas para educación virtual”, dirigido a unos 150.000 educadores del país.

En cuanto se abrió el período de inscripciones, miles de docentes se inscribieron en las primeras horas, muestra de que hay creciente interés en aprender a enseñar fuera del aula, así como de completar el calendario académico previsto para este año. Entonces, el Viceministro de Ciencia y Tecnología prometió que “en 30 días los docentes tendrán mayor conocimiento de las herramientas tecnológicas, y se podrá optimizar las clases virtuales que se lleva de manera irregular y de manera inconstante”. Dentro de menos de dos semanas se habrá cumplido el plazo y sabremos si la meta se ha alcanzado.

Lo que no es ni será fácil es garantizar el acceso de todos los docentes, así como de sus educandos, a internet en condiciones siquiera aceptables. Aunque las empresas del rubro han invertido importantes montos en los últimos años para ampliar sus redes, el servicio sigue siendo muy costoso para el hogar promedio, donde se accede a la Red a través del teléfono móvil, significativamente más caro que a través de cable, pero de más fácil acceso. El país entero está ante uno de sus mayores retos en materia educativa, y así como falta resolver el problema de un acceso universal a internet, también urge encontrar salidas al previsible conflicto que instalarán las dirigencias gremiales del magisterio, que si ya se opusieron a cuanta reforma educativa se propuso, lo harán nuevamente, con mejores argumentos.