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Novedades en el proceso electoral

La ubicación de las elecciones generales 2020 en medio de dos crisis (política y sanitaria) ha añadido un inédito grado de complejidad a su realización, consiguiendo consolidar a este proceso electoral como «el más complejo que le toca organizar al Tribunal Supremo Electoral en la democracia», de acuerdo con una declaración de su actual Presidente.

Durante los últimos años, se han realizado cambios en varios procedimientos del ciclo electoral en busca de su mejora. Entre los más relevantes destacan la implementación o innovación en la transmisión rápida y segura de las actas electorales (TREP), el cómputo, el paquete (kit) electoral, el sistema de monitoreo electoral y las papeletas y actas electorales. Esto evidencia un constante esfuerzo institucional por consolidar estas innovaciones como parte de una renovada cultura democrática electoral, que el año pasado tuvo que afrontar el grave conflicto que significó la paralización del TREP. Lo cual, como sabemos, constituyó un importante ingrediente del desencadenamiento de la crisis política. 

La crisis sanitaria desatada por la pandemia COVID-19 ha puesto sobre la mesa la urgente necesidad de realizar ajustes e insertar novedades en determinadas actividades electorales, además de acelerar la digitalización de otras tantas. Esto, recordemos, en medio de un mandato no menos complejo, que consiste en recuperar (una vez más) la confianza ciudadana en el trabajo del ente electoral, de su desempeño en el proceso electoral y, finalmente, en los resultados que de él emerjan. 

El chileno Juan I. García R. señala acerca de las tecnologías electorales que su éxito “no depende de ellas. No importa que tan sofisticadas o simples éstas sean, o si son muy costosas, o si son muy complejas, o si requieren mucha instalación previa, etc. (…) Solo depende de la sociedad misma, que la acepta y valida legitimando los resultados obtenidos a través de ella”.

Por lo mencionado, es importante señalar que la tecnología electoral jugará un importante rol en este puntual proceso y, por supuesto, en los venideros. Así como su forma de implementación y los procesos comunicacionales que permitan su socialización hacia los actores del proceso electoral y la ciudadanía en general. Esto se traducirá en novedades dentro de las actividades que componen el proceso electoral, las cuales rápidamente deberán ser implementadas con eficacia y transparencia. E igual de rápido deberán ser conocidas e interiorizadas por la ciudadanía.

La situación que se vive en Bolivia ha puesto a nuestra sociedad al frente de muchos nuevos cambios y desafíos que nos toca afrontar de la manera más responsable y empática posible. En ese marco general, el venidero proceso electoral se ubicará también en este escenario que desencadenará en varias novedades de digitalización y bioseguridad que seguro iremos conociendo oportunamente. Cuando el calendario electoral vuelva a ser de conocimiento público, la ciudadanía deberá elegir ubicarse entre la resistencia o el acompañamiento a estas actividades electorales venideras (junto a sus novedades), pudiendo entonces encontrar la oportunidad de constituirse en una vigilante pero proactiva comunidad que no renuncia al ejercicio de sus derechos políticos ni a su derecho a la salud.

Verónica Rocha, comunicadora social.