Desafortunada declaración
Las declaraciones del Procurador General del Estado han enardecido el ya de por sí complejo escenario electoral
Si el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ya tiene a su cargo un asunto de extrema complejidad como es conciliar el mandato de celebrar elecciones presidenciales hasta el primer domingo de agosto, con la necesidad de preservar la salud de la población en el actual contexto de pandemia, el Procurador General del Estado acaba de enrarecer aún más este escenario.
En efecto, de manera inopinada, la máxima autoridad de la institución llamada constitucionalmente a defender los intereses del Estado convocó el martes a conferencia de prensa para acusar al presidente del TSE de “negligencia”, por no haberse constituido en parte querellante en el proceso instaurado por el presunto fraude en las anuladas elecciones del 20 de octubre de 2019.
Dijo el Procurador que es notoria la “ausencia y la falta de colaboración y cooperación” del TSE y los nueve tribunales electorales departamentales en formar parte del proceso penal por delitos electorales. Trámite del cual el Ministerio Público no ha dado ningún dato sobre su avance o sobre las dificultades que afronta en su realización. La autoridad se refería al hecho de que el presidente del TSE no ha respondido a cartas enviadas por su despacho el 19 de febrero, el 16 de marzo y el 15 de mayo de 2020.
Aunque es tarea de abogados y jurisconsultos confirmarlo o negarlo, a simple vista la declaración del Procurador parece caer por fuera de las atribuciones que la CPE y la Ley 64 asignan a la institución a su cargo. Una cosa es requerir al TSE información relevante para el avance las investigaciones encomendadas a la Fiscalía General, y otra muy distinta es tratar de forzar a su máxima autoridad a constituirse en parte querellante.
Es posible que las obvias aristas políticas del caso sean las razones por las que el aludido en la conferencia de prensa del Procurador ha preferido guardar prudente silencio. Ya bastante duro tiene el panorama electoral como para verse involucrado en un caso de evidente interés para el Gobierno transitorio en general y para los ministerios de Justicia y de Gobierno en particular.
Asimismo, no es descabellado pensar que para la población boliviana será de mucho mayor interés ver a la Procuraduría General del Estado participando en la investigación del caso de compra de respiradores españoles con sobreprecio. Asunto en el que el Procurador no solo eximió de responsabilidad a la Canciller, sino que además le sirvió para atacar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ha sido, pues, desafortunada la declaración del Procurador, especialmente si se considera que el TSE es por ahora el último órgano del Estado en conservar no solo credibilidad, sino también institucionalidad; condiciones imprescindibles para llevar adelante un proceso electoral de gran trascendencia para el presente y futuro del país.