Icono del sitio La Razón

“Gasto absurdo”

Con un guion remozado al que se usó en la etapa del neoliberalismo, el Gobierno provisorio —que actúa como si tuviera mandato constitucional— decidió fusionar tres ministerios y eliminar dos embajadas marginales. El supuesto, discutible, es que ello permitirá “ahorrar” recursos públicos para destinarlos a la emergencia sanitaria. Claro que los gastos en otras carteras permanecen intactos.

Sin brindar datos, la presidenta-candidata Áñez, en un nuevo video seguido de tuits, anunció la supresión (en rigor, es una fusión) de tres ministerios, que son absorbidos por otros. Se trata de las carteras de Comunicación, Culturas y Deportes. La primera pasa a la Presidencia, en tanto que las otras dos dependerán del ministerio de Educación. Asimismo, decidió eliminar las legaciones diplomáticas de Bolivia en Irán y en Nicaragua. Con ello pretende disponer de más recursos para luchar contra el coronavirus.

La confusa narrativa para justificar estas medidas fue objeto de críticas tanto de actores políticos como de la ciudadanía. Primero porque se eliminan ministerios sustantivos como el de Culturas, que fue resultado de la lucha de un movimiento amplio desde la sociedad civil, desde hace más de dos décadas. Pronto diferentes artistas y promotores culturales expresaron su rechazo ante este retroceso. Y deploraron que el Gobierno provisorio considere a las culturas (en plural) como un “gasto absurdo”.

Por otro lado, se cuestiona el cierre de estos ministerios, o su degradación a viceministerios, porque el discurso de austeridad tropieza con serias contradicciones. Si la motivación es ahorrar para priorizar la salud, lo cual es necesario y loable, ¿por qué se mantiene un presupuesto millonario, que excede al de las carteras eliminadas, en propaganda oficial que incluso puede entenderse como promoción de una candidatura con recursos públicos? Se borra el ministerio, pero el gasto en propaganda permanece.

Asimismo, mientras se recortan recursos en comunicación, deportes y culturas (que incluye despatriarcalización, lucha contra el racismo y la discriminación, interculturalidad y descolonización) para enfrentar la pandemia, al mismo tiempo se destinan más de 500 millones de bolivianos para las carteras de Defensa y Gobierno, esto es, en gastos de la fuerza pública. No parece razonable ni digerible, por ejemplo, ahorrar en cultura para destinar más de 24 millones a la compra de uniformes y botas de combate.

Por último, el anuncio de la presidenta-candidata de apostar por la salud y la economía recibió varias críticas en las redes sociales vinculadas a denuncias de hechos de corrupción, como la compra de ventiladores (hoy inútiles) y de agentes químicos, en ambos casos con presunto sobreprecio. El cuestionamiento es claro: en lugar de eliminar ministerios, eliminen intermediarios. Ni qué decir del hecho de que un Gobierno provisorio no tiene mandato para modificar la estructura del Órgano Ejecutivo.