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De frente en el ch’amak pacha Jikisiñkama: adiós Juan de Dios Yapita

En el mundo aymara cuando alguien muere, se dice wiñay markaparuw sarawayxi, se fue a su eterno hogar. Es lo que ocurrió con Juan de Dios Yapita Moya, quien nos dejó de este mundo terrenal en pasados días. Fue uno de los primeros lingüistas aymaras que junto a otra aymara, Juana Vázquez y la estadounidense Martha Hardman introdujeron al mundo académico el estudio del idioma aymara a fines de la década de los 60 y principios de los 70 del siglo XX, con el título de Aymara, compendio de estructura fonológica y gramatical, originalmente publicado en 1974 y reeditado en 1988.

Cuando era niño oía a mi madre decir “el profesor Yapita está enseñando aymara gratis en la escuela de la zona”. ¿Enseñar aymara en una época donde el castellano era la lengua ultra hegemónica? Sí, ese fue el valor y el coraje de Juan de Dios de apostar a la re-valorización de un idioma ancestral discriminado. Tenía mucha curiosidad de saber e ir a esas clases; pero no hubo ocasión.

Varios años después, tuve el privilegio de que sea mi profesor en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), en la carrera de sociología donde dictaba clases. Recuerdo que en la primera clase que tuvimos le comenté que hablaba aymara pero no sabía escribir, y me dijo “puedes dar un examen de clasificación” y así fue, me sometí a un examen de conocimiento del idioma y me llevó al último nivel donde solo enseñaba la escritura y la gramática. Recuerdo el Manual del Alfabeto y Fonémico aymara (1982) que fue el ABC con el que aprendí a escribir.

Fue la oportunidad de conocer algunas de sus obras como Estructura morfológica verbal aymara (1985). Además de T”ak”iparjam Arktañataki. Guía gramatical del aymara I, II y IIIAmuyt’añataki de 1986, que es una recopilación de frases y reflexiones profundas del mundo aymara.

Nos hicimos muy amigos, lo visitaba en la institución que dirigía, el Instituto de Lengua y Cultura Aymara (ILCA), pionera en las instituciones culturales nativas del país. Esta entidad formó varias generaciones de aymaras rurales y urbanos que reflexionábamos en torno a la identidad y con fuerte énfasis en la re-valorización de las lenguas nativas y la investigación propia.

Me contó que su primera profesión fue de contador general, pero su pasión fue la lingüística y los idiomas. Tuvo una larga estadía en Estados Unidos, en el Centro de Estudios Latino Americanos en Gainesville, Universidad de Florida. Fue el espacio que le dio la oportunidad de investigar, de sistematizar y de enseñar el aymara fuera del país. A pesar que él había iniciado su enseñanza de manera libre en una escuela marginal de la ciudad de La Paz, solo a su regreso de Estados Unidos le dieron algo más de importancia. Estas son las paradojas del colonialismo interno que tuvo que soportar y que aún vivimos en el país.

El ILCA publicaba un boletín titulado Yatiñasawa (Debemos saber), que era una gaceta de noticias del momento y todo en aymara, creo que fue la pionera en hacer periodismo en lenguas nativas. También fue editor de aymara newsletter. No menos interesantes son sus libros Enseñanza del aymara como segunda lengua (1986), dirigido sobre todo a los no aymaras, y Vocabulario castellano, inglés, aymara, publicado por Indicep en 1978.

ILCA también publicaba trabajos de otros autores como Desarrollo del alfabeto aymara de Félix Layme (1980); Una introducción programada a la lingüística. Fonética y fonémica de Cynthia D. Buchaman (1983); Aymar tayka de Basilia Copana (1986); El idioma aymara, variantes regionales y sociales de Lucy Therina Brigs, entre otros.Tata Yapita, wiñayatakiwa lurawinakamaxa ukhamaraki amtawinakamaxa. Aruskipasixpñanakasakipunirakispawa, ¡Jallalla Tata Yapita