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Calendario electoral

En cumplimiento de la Ley N° 1304, promulgada por la presidenta-candidata Áñez, el TSE aprobó la resolución con las nuevas fechas del calendario electoral. Se formaliza así el 6 de septiembre como fecha de votación. Es una necesaria señal de certidumbre, aunque es evidente que algunas fuerzas están empeñadas peligrosamente en evitar los comicios y desacreditar al organismo electoral.

La resolución de la Sala Plena del TSE, en su condición de máxima autoridad en materia electoral del país, traza la ruta electoral en sus diferentes fases hasta la posesión de las autoridades electas. Ello debiera cerrar el debate inconducente sobre la fecha de votación. Hoy el reto mayor radica en que todos los órganos del poder público, las organizaciones políticas, organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en su conjunto se concentren en asegurar un proceso seguro y participativo.

De acuerdo al calendario publicado por el TSE, las actividades se reanudan esta misma semana con la difusión de estudios de opinión en materia electoral. Luego, en la tercera semana de julio, hay dos plazos fundamentales: la sustitución de candidaturas por renuncia y la campaña en actos públicos. En agosto, en tanto, se prevé el sorteo para la selección de jurados electorales y la difusión de propaganda en medios de comunicación. El siguiente hito es el domingo 6 de septiembre, con la jornada electoral.

El calendario prevé también la eventualidad de una segunda vuelta electoral, prevista para el domingo 18 de octubre, así como la fecha de posesión del binomio presidencial y de los asambleístas electos. Apenas 48 horas después de dicha posesión el TSE debe convocar a los comicios subnacionales para la elección de autoridades departamentales, regionales y municipales, a realizarse en el primer trimestre del 2021. La ruta electoral, pues, está definida. Y es bueno para la gobernabilidad y la paz social.

Respecto a la preocupación colectiva de un proceso electoral en medio de la pandemia, el TSE anunció la adopción de protocolos específicos para actividades relevantes, en especial durante el día de votación, así como varias medidas de bioseguridad. Cuenta para ello con buenas prácticas y el apoyo de organismos internacionales. Ello es fundamental para brindar confianza a la ciudadanía y conciliar su derecho a elegir con su derecho a la salud. Claro que se trata de una responsabilidad compartida.

Pero el camino al 6 de septiembre está lejos de ser llano. Más allá de la emergencia sanitaria, algunas fuerzas con escasas posibilidades de ganar las elecciones buscan frenarlas y golpear su legitimidad. Peor todavía: están en campaña contra el presidente del TSE, Salvador Romero, para bloquear la ruta electoral. Es una apuesta deplorable y riesgosa. La clausura de salidas democráticas y pacíficas a la crisis puede conducir a escenarios impredecibles, muy críticos, de violencia y derivas autoritarias.