Recursos para propaganda
Es una buena decisión destinar los recursos del fortalecimiento público a medidas de biodiversidad
En un nuevo y muy valioso acuerdo entre las principales fuerzas políticas rumbo a las elecciones generales del 6 de septiembre, el TSE logró que los recursos del “Fortalecimiento público”, esto es, para propaganda electoral, sean destinados a equipamiento de bioseguridad para los comicios. El hecho debe expresarse en una ley. Y corresponde al Ejecutivo asignar un presupuesto adicional.
La adopción del Fortalecimiento público como financiamiento público indirecto es una innovación relevante incluida en la Ley de Organizaciones Políticas (LOP, 2018). Supone destinar recursos para el acceso a medios de comunicación en procesos electorales, y también para fines de formación y capacitación en años no electorales. Alcanza a las elecciones generales y, por tanto, beneficia solo a los partidos. Se estrenó en las elecciones de octubre de 2019. Y debió regir en los comicios de este año.
El modelo mixto de financiamiento (privado con excepciones y público indirecto) incluido en la LOP constituye un avance en la materia. Debe recordarse que el gobernante MAS decidió unilateralmente el año 2008 eliminar el financiamiento público a las organizaciones políticas. Así, en la región, únicamente Bolivia y Venezuela dependían de manera exclusiva del financiamiento privado. Hay un amplio debate al respecto. Lo fundamental es generar mecanismos de fiscalización, transparencia y rendición de cuentas.
En el actual contexto de crisis sanitaria, que agrava la crisis político-institucional y anticipa una severa crisis socioeconómica, ciertamente es una buena decisión destinar los recursos del fortalecimiento público a las medidas y protocolos de bioseguridad que anuncia el TSE para las diferentes fases del proceso electoral, en especial la jornada de votación del domingo 6 de septiembre. En ello han coincidido las diferentes fuerzas políticas. Son Bs 35 millones que ya no se destinará a propaganda electoral.
Claro que no basta que los partidos políticos (empezando por el MAS, que era el más favorecido) renuncien a estos recursos de financiamiento estatal. Es fundamental también que los millonarios recursos para propaganda gubernamental, que en este caso benefician directamente a la presidenta-candidata Áñez, sean destinados a mitigar los efectos de la pandemia. Es pésima señal usar dinero público para promocionar la imagen de una candidatura, como lo hacía en grado superlativo el expresidente Morales.
En relación al Fortalecimiento público, debe destacarse que la decisión impulsada por el TSE sea suspenderlos por esta única vez, y no eliminarlos de manera definitiva. En el difícil camino de superar la crisis de representación política en el país, el fortalecimiento de las organizaciones políticas, junto a su democratización interna, son aspectos fundamentales para la democracia representativa. Y ojalá que, en estos comicios, la propaganda ceda el paso a las propuestas y el debate público.