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Música, expresión del momento…

La música es un idioma universal que atraviesa fronteras, un lenguaje que ha colaborado en sobrellevar estos momentos difíciles que vive la humanidad por un virus que nos ha impuesto el encierro. En medio de esta situación no faltaron diversas propuestas musicales que insuflaron esperanza al mundo de forma virtual.

Esto, a través de distintos estilos como la música culta, la lírica, la contemporánea, la folklórica o la popular. Tampoco faltaron aquellas composiciones de música acústica, la cual creó una nueva sónica a partir de instrumentos electrónicos que hicieron sentir la armonía aun con la combinación de sonidos estridentes o el juego de sus decibeles.

De esa manera, en este último tiempo la música ha saltado a la esfera sónica global, pues no existe un territorio que no haya sido invadido por ella, lo cual da cuenta de su capacidad de transportarnos a esos círculos concéntricos en los que se mueven los diversos estilos o géneros musicales gracias al recorrido e intercambio virtual en el mundo mediático.

Lo sorprendente es que en estos tiempos de la pandemia se disfruta de todo tipo de música y las naciones y su gente se conocen más gracias al intercambio de videos, cuyas melodías están acompañadas de increíbles imágenes de alto valor artístico, como los bellos entornos de sus ciudades asociadas a imágenes urbanas. En esa misma línea, resultan también llamativas aquellas producciones audiovisuales que incorporan grandes pinturas del pasado, con la singularidad de que los personajes estampados en ellas adquieren movimiento gracias a la magia de la tecnología.

Tampoco faltó la música que transporta a la memoria del ayer o, en su caso, lleva a imaginar un futuro melódico distinto y quizá no muy lejano. En esa medida, estos materiales lograron traer al presente mucha emoción y esperanza.

Innegablemente, la música ha recuperado su valor no solo porque forma parte del arte, sino porque se convirtió en el contingente musical del presente, sin olvidar la importancia en la compañía de las crisis que atraviesa el ser humano, como la presente.

Y si hablamos de música y ritmos, no podemos dejar de mencionar la efeméride de la ciudad de La Paz, cuya celebración no dejó de ser singular gracias a su festejo virtual que motivó la edición de muchos videos con canciones tan representativas de esta tierra como Kollita (del grupo Wara), que seguramente extrajo distintos grados de emoción en los ciudadanos.

A ello se debe agregar una gran cantidad de materiales virtuales enviados a través de WhatsApp, que comprendió poemas, temas musicales, pensamientos, memes, entre otros. Expresiones que revelaron sin duda cuánto aman propios y extraños a esta ciudad.

 No nos queda más que afirmar que la música ha creado un espacio envolvente en el que —como afirmaba Steiner— “la lingüística musical se ha adulterado, convirtiendo en vestigios la antigua lógica de extender la fuerza del sonido, estructurando una sónica global difundida a través de videos a lo largo planeta”.

No cabe duda, que en estos tiempos de cuarentena hemos escuchado la riqueza musical con la que cuenta el mundo, que nos ha demostrado que la música es la mejor acompañante de cualquier presente porque logra invadir el silencio y convertirlo en un espacio envolvente de sonidos vibrantes y melodías que logran extraer sensaciones.

Patricia Vargas es arquitecta