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Fernando Sandalio Viñola (1947-2020)

/ 10 de agosto de 2020 / 15:06

En 2004, Fernando Sandalio cooperó en el Censo de Archivos de Oruro, oportunidad en la que logramos empadronar 80 centros de archivo de los sectores público y privado. Los resultados están publicados en Archivos de Oruro, Tarija y Cochabamba, Anteproyecto de la Ley del Sistema Nacional de Archivos (La Paz, Biblioteca y Archivo Histórico del Congreso, 2004). El censo fue supervisado por Gonzalo Molina y seis empadronadores, entre ellos cinco orureños contratados con asesoramiento de Fernando. Más tarde, el 14 de octubre de 2008, recibí una correspondencia mecanografiada, rarísimo ejemplo en la era de las computadoras. La persona que me entregó la carta era él, como presidente de la Asociación de Bibliotecarios de Oruro (ABO), parta participar en su Congreso Ordinario. En 2009 nos invitó a celebrar los 40 años de existencia de la ABO.

Fernando Sandalio cultivó dos facetas en su existencia. Era técnico medio en Administración de Cooperativas por el Instituto Cooperativo Interamericano de Panamá (1979). Fue miembro prominente del Movimiento Cooperativista Mundial Emaus, con sede en París (Francia), cuya Región Bolivia tiene bases en Cochabamba (Educación de Madres en Barrios Marginales), La Paz (con alcohólicos) y Oruro (educación complementaria socioeducativa con niños en dos escuelas). Era dinámico asesor de cooperativas, organizaba y dictaba cursos de administración de cooperativismo agropecuario, minero y de servicios.

Pero, Fernando era sobre todo bibliotecario. Como muchos se forjó en el camino, en la universidad de la vida. Fue uno de los miembros más antiguos de la Asociación de Bibliotecarios de Oruro, en la que participó desde 1971, habiendo ocupado cargos de Secretario de Cultura, Secretario General, Vicepresidente y Presidente. Participó en el Curso de Bibliotecología de la Unesco, impartido en el Centro Cultural de Portales (Cochabamba), por los bibliotecarios argentinos Carlos Pena y Josefa Emilia Sabor (1980), junto a Clotilde Calancha, Rodolfo Espinoza y Rodolfo Rocha, fundadores de la ABO.

Combinando su interés por las bibliotecas con su vocación cooperativista, impulsó la organización de la Red de Bibliotecas Cooperativas rurales y urbanas de Oruro (1980), de las que subsisten algunas. Recordaba, como uno de sus grandes logros, su participación en el Congreso Mundial de la IFLA, representando a la ABO (Buenos Aires, 2004). También participó en el III Encuentro Latinoamericano de Bibliotecarios, Archivistas y Museólogos, realizado en la Vicepresidencia del Estado (2011) y llevó a prominentes bibliotecólogos a dictar cursos en beneficio de bibliotecarios de Oruro.

El 5 de julio de 2019 fue la última vez que compartí con él, en las Bodas de Oro de la ABO, histórico hecho realizado en la Villa de San Felipe de Austria, gracias a la invitación de Ingrid Patzi, presidenta de esa organización. Fernando fue un digno colega y un amigo entrañable. Paz en su tumba.

Luis Oporto Ordóñez es Magister Scientiarum en Historia.

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Robert Endean, bibliotecólogo de América Latina

/ 28 de agosto de 2020 / 02:13

El domingo 16, Fernando Osorio informó el deceso de Robert Endean Gamboa, por COVID-19: “Muchos colegas de América Latina lo querían bien y lo reconocían más. Estamos muy tristes en México”.

Robert Endean nació el 11 de octubre de 1962, en Mérida, Yucatán, México. Fue Maestro en Bibliotecología con estudios de posgrado en Antropología y Bibliotecología. Desempeñó cargos en bibliotecas universitarias, en la Hemeroteca Nacional de México y en la Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Impartió docencia en la UNAM, la Universidad La Salle, la Universidad Michoacana de Hidalgo y en la Televisión Educativa de la Secretaría de Educación Pública.

En 2011 coordinó el proyecto de la Biblioteca Digital Maya U Kúuchil Na’at. Fue vicepresidente de la Academia Mexicana de Bibliografía en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, presidente de Políticas de Información de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios y vicepresidente de ProIndígenas. Trabajó más de 15 años en la UNAM. En la actividad privada fue bibliotecario, consultor, auditor líder de calidad certificada y perito en valoración y tasación de documentos impresos.

Fue acucioso investigador de la bibliotecología mexicana, latinoamericana y del Caribe. Difundió sus recuerdos de vida, reflexiones filosóficas, hallazgos sobre la Bibliotecología, reclamos al sistema político y su pensamiento político, en ocho blogs: Problemas del Campo de la Información, Notas de un impertinente y entrometido, Bibliotecas Mexicanas, Una familia Gamboa de Hoctún, Yucatán, Librarians’ creativity, Tianguis Libresco, Mexicanum est universale mortem y Pro Patrimonio Documental de México.

Fue columnista de Fuentes, revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional. En Reflexiones Biblioamericanas publicó sus ideas, con temas que dibujan la naturaleza bibliotecaria diversa de América Latina y el Caribe (2012-2017), sobre Biblioteconomía, Bibliotecas y bibliotecarios, Proactividad, Descripción temática, Biblioteconomía indígena, Belleza bibliotecaria, Accesibilidad, Bibliotecas Nacionales, Transparencia, Bibliotecas escolares, Gunnar Mendoza y las bibliotecas en Bolivia, Fútbol y bibliotecas, Bibliotecas y Sociedades del Conocimiento, Bibliotecas personales o privadas, Patrimonio bibliográfico y documental, Ideología y modernización, Lectura, Propiedad intelectual, Identidad de los bibliotecarios, Responsabilidad social, Futuro de las colecciones, Conocimiento indígena y Ética.

Fue autor de Historia de las bibliotecas en México y Caleidoscopio bibliotecario: reflexiones sobre la biblioteca pública en un laboratorio de ideas para las Ediciones Latinoamericanas de Fuentes (Historia de las Bibliotecas Latinoamericanas, 2013 e Ideología y Bibliotecología en América Latina, 2016). Ese el legado intelectual latinoamericano de Robert Endean, filósofo de la Bibliotecología. R. I. P.

Luis Oporto Ordóñez es Magister Scientiarum en Historia.

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Freddy Aguilar León, archivista minero

/ 31 de julio de 2020 / 02:45

En 1985, el neoliberalismo transformó a la pujante Corporación Minera de Bolivia (Comibol) en una empresa holding, administradora de contratos de riesgo compartido. Aquellos jerarcas, educados en universidades del exterior, instruyeron la formación de un centro de documentación para disponer a favor de sus socios —empresas transnacionales extranjeras que retornaron luego de 30 años de hegemonía estatal minera— la invaluable información geológica producida por la Comibol, desgajando los expedientes de su archivo originario, rompiendo los principios archivísticos de Procedencia y el del Orden Natural. ¿Qué pasó con el resto del Archivo Minero? La orden fue fulminante: “Lleven esos papeles viejos e inservibles a El Alto”.

A fines de los años 90, en su condición de antiguo trabajador de la Comibol asignado a los Almacenes de El Alto, Freddy Aguilar observó el trajín de camiones de alto tonelaje con su carga inusual: documentos producidos por la Comibol desde octubre de 1952. Las volquetas vaciaron su carga en el inmenso patio de los Almacenes. Cuadrillas de obreros buscaron lugar seguro para resguardar esa memoria, intuyendo que concentraban la historia minera de Bolivia. Fue inútil, era tal la masa documental que gran parte de los documentos quedó a la intemperie. Aún tuvo —esa gente sencilla—sensibilidad para vaciar una carpeta de cemento y poner encima los documentos cubriéndolos con nailon. En pocas semanas la fuerza de los elementos pulverizó la precaria cubierta.

Freddy Aguilar integró un puñado de peones—heroica hueste archivística— al mando de Édgar Huracán Ramírez, decidido a salvar la memoria minera estatal. En febril labor se trasladó los documentos a galpones construidos, por ellos mismos, con madera y calamina desechadas, sacando filo a clavos centenarios. Participó en el rescate del Archivo de la Compañía Minera de Oruro, el de la Empresa Minera Colquiri y la Biblioteca del Sindicato de Trabajadores Mineros de ese distrito (2006), el único ejemplo superviviente de una biblioteca sindical destinada a la formación política de cuadros mineros del 52, resguardados hoy en imponentes edificios de los Archivos Mineros de Oruro y El Alto.

En esa proeza, comprendió el valor de la memoria minera, pues muchos de los documentos rescatados de la basura, como los del Plan Triangular, integran hoy la Memoria del Mundo de la Unesco, acción que asombró a expertos del Programa Regional de América Latina y el Caribe, cuando visitaron el Archivo Minero en septiembre de 2019.

Freddy Aguilar —nació en Sucre el 16 de abril de 1947— se consagró como defensor de la memoria minera e integró el Club de Libro “Amanecer 24 de Junio”. A pesar de ser un asegurado de la Caja Petrolera, falleció en La Paz el 25 de julio de 2020, de muerte atroz, como muchos compatriotas, por falta de un respirador, insumo inexistente en Bolivia, luego de que un infame negociado nos dejó sin el preciado equipo.

Luis Oporto Ordóñez es Magister Scientiarum en Historia.

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Al fin, justicia para Loui

/ 19 de enero de 2019 / 03:44

El 11 de enero de 2013, Loui Alvaro Oporto Almaraz, egresado de Antropología de la UMSA, fue asesinado con 22 puñaladas para arrebatarle sus ahorros. Ese día empezó un calvario que forzó a nuestra familia a ingresar al escabroso y sui géneris universo litigante paceño, conformado por policías, abogados, fiscales y jueces que se expresan en tiempo, lenguaje y valores incomprensibles para los ciudadanos.

En los tribunales comentaban que “este caso avanza rápidamente”, pero para nosotros fue una eternidad. La indefensión prevaleció en los estrados judiciales. Allí el mejor abogado no es el que domina la doctrina, la legislación o la jurisprudencia, sino el que tuerce la ley a su antojo, el que reduce la ciencia del Derecho a la argucia legal, convirtiendo al proceso penal en un interminable vía crucis, caracterizado por la dilación a extremos ofensivos, sin que exista poder alguno para encausar el juicio.

Para el recuento anoto lo que más demoró este proceso. En primer lugar, las “chicanerías” de los abogados de la parte demandada y los inauditos recursos del asesino confeso para eludir las audiencias. Luego, la recurrente y asombrosa inasistencia de la Fiscalía; y también (en una ocasión) por nuestra propia falta. Ninguna audiencia se postergó por causal atribuida a los miembros del Tribunal de Sentencia, conformado por Rolando Mayta (presidente), Sixto Fernández y Elena Jemio (jueces técnicos), quienes mostraron un desempeño encomiable.

Una periodista me preguntó de manera directa si tuve que pagar a fiscales o jueces: “No, nunca pasó algo así”, afirmé. “Suerte por usted”, fue su lacónica respuesta. Luego de cinco años, el 16 de enero de 2019, se nos notificó con la Resolución N° 119/2018, del 3 de diciembre de 2018, que quedaba “ejecutoriada la sentencia N° 06/2017 de 15 de marzo de 2017, en aplicación del Art. 126 del Código de Procedimiento Penal (…) expídase el mandamiento de condena en contra de Humberto Justo Parra Patty y David Noe Bustos Calle, que debe ser ejecutado por el señor juez de Ejecución Penal”. Se trata del documento que pone fin a este doloroso proceso. Agradezco los servicios profesionales de los abogados Mary Carrasco y Andrés Zúñiga, quienes llevaron la defensa ante los juzgados; así como también a nuestros familiares, allegados, amistades, estudiantes de la UMSA y gente de buena voluntad que nos apoyaron. Un reconocimiento especial para los medios de comunicación social, en especial para La Razón, que permitieron visibilizar este hecho a lo largo del suplicio judicial. Sin ese apoyo colectivo quizá el desenlace hubiese sido otro. Ahora, nuestro amado hijo, podrá descansar en paz.

* Padre de Loui Álvaro Oporto Almaraz.

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Francisco Jesús Dávalos

/ 19 de mayo de 2018 / 04:25

Francisco Jesús Dávalos, un notable ciudadano beniano, falleció en Trinidad el 3 de mayo de 2018. Su aporte al Beni amerita esta referencia biográfica como gratitud por su servicio público.

Dávalos nació en Trinidad el 4 de octubre de 1936. Ingeniero de minas, fue delegado de límites de la Gobernación del Beni. Estudió en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Técnica de Oruro. Cuando ejercía como director del Programa Especial Minero del Noreste Boliviano, hizo contratar al Batallón 4° Ingeniería “Alto de la Alianza” para emprender la reconstrucción del tramo caminero Guayaramerín-Cachuela Esperanza, con financiamiento de la Corporación Minera de Bolivia (1968). Este hecho le impulsó a organizar y conservar un archivo fotográfico que se suma al que heredó de su padre. Por otro lado, rescató del fuego el tercer mapa oficial de Bolivia de 1934, constituyendo en la actualidad uno de los mapas más importantes del país que incluye el territorio íntegro del Beni.

Dávalos fue testigo de la gran sequía de Cachuela Esperanza que se registró en 1968. Cuarenta años después, rememoró este acontecimiento en su conferencia “Prevención de desastres naturales: inundaciones en el Beni”, que presentó el 16 de mayo de 2007 en la Biblioteca y Archivo Histórico del Congreso, hoy Asamblea Legislativa Plurinacional. Por su valor innegable, el texto fue publicado en el boletín Fuentes del Congreso (edición N. 9, junio de 2007).

Su padre, Antonio Dávalos Ortiz (Trinidad, 5 de septiembre de 1888-14 de septiembre de 1965), fotógrafo de profesión, documentó la vida social del Beni (1912-1966); el desarrollo urbano de Trinidad (1938); el recorrido de aquella ciudad a Perotó, provincia Marbán, en el municipio de San Andrés; así como la sacrificada experiencia de los navegantes de los grandes ríos del Beni (1940).

Dávalos Ortiz llegó a conformar un archivo de 700 fotografías históricas, de las cuales solo se logró recuperar 350, que eran las que custodiaba su hijo. Sus colecciones más importante registran la lancha Mojos, el tren de Nicolás Suárez (uno de los primeros que llegó al Beni), el río Yavé y las bolachas de goma en el río Yata. Por su importancia, el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia las incluyó en su programa de recuperación de la memoria fotográfica del país.

Jesús Dávalos, por su condición de custodio del Archivo Fotográfico, figura en el Diccionario Biográfico de Archivistas de Bolivia (segunda edición, p. 241). Invocamos a las autoridades de Trinidad a conservar el archivo fotográfico que custodió en vida, pues constituye una memoria social de innegable valor. 

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Memoria del Mundo de la Unesco

/ 2 de mayo de 2018 / 04:04

El 27 de abril se entregó en la Memoria del Mundo de la Unesco (Mowlac) los certificados de registro de tres nuevos documentos procedentes de archivos y bibliotecas de La Paz, El Alto y Cochabamba, con la presencia de autoridades nacionales, municipales, archivistas, bibliotecarios y museólogos de diferentes ciudades del país.

El Mowlac, reunido en Willemstad (Curazao), incorporó a la Memoria de la Humanidad el expediente de la Repartición de tierras del Inca Huayna Capac (1556-1578), custodiado por el Archivo Histórico Municipal de Cochabamba; los documentos del Plan Triangular para el control político y financiero de la Corporación Minera de Bolivia (1960-1970), custodiados por el Archivo Histórico de la Minería Nacional de la Comibol; y la Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de Exército y Provincia en el Virreinato de Buenos Aires (1782), que custodia la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional y la Biblioteca Central de la UMSA.

Son tres motivos de orgullo por la participación de Bolivia en el Programa Memoria del Mundo; más aún tomando en cuenta que Bolivia ocupa hoy la presidencia de ese organismo regional de la Unesco, hecho que debe interpretarse como un reconocimiento al desarrollo alcanzado por los archivos, bibliotecas y museos de nuestro país.

Podemos afirmar que actualmente existe una mayor consciencia y compromiso de las autoridades estatales para preservar, custodiar y difundir el patrimonio documental de la nación, que se expresa en algunos ejemplos. Por caso, el BID financió la construcción del primer edificio especializado para el Archivo Histórico de la Casa Suárez Hnos., en Guayaramerín (2002); el Banco Central de Bolivia financió la construcción del edificio del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia en Sucre (2012), la Comibol financió la construcción de tres modernos edificios para sus archivos en El Alto, Oruro y Potosí; además restauró las casas de gerencia de Pulacayo y Catavi (2007-2017); y el Banco Central de Bolivia inauguró la semana pasada su Archivo Intermedio en El Alto, y ha informado que construirá un moderno edificio en aquella ciudad con ese mismo fin. El 27 de abril fue un día memorable para los archivos y las bibliotecas de Bolivia y no existe nada mejor que celebrar el Día Nacional y Mundial del Libro y del Idioma, el 26 de abril, con la incorporación de los tres nuevos documentos al programa Memoria del Mundo de la Unesco.

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