Voces

Sunday 21 Apr 2024 | Actualizado a 19:06 PM

Política y emociones

/ 2 de octubre de 2020 / 03:38

“Toda etapa de elecciones es un tiempo nuevo, una especie de práctica de estrategias orientadas a obtener propuestas e interacciones que colaboren en conformar y dirigir un país y mucho más motiven a los políticos a presentar nuevas visiones del futuro de sus naciones”.

Palabras que nos demuestran que son tiempos en que el planeta exige evolución tanto en las estrategias destinadas a construir un país con nuevas visiones de futuro, como en las propuestas que respondan verdaderamente a las necesidades de la población. El inicio de la reconstrucción de un futuro distinto comienza en 2020 y éste debiera estar acompañado de una perspectiva clara sobre ese mañana.

Lo singular es que son tiempos en que se requiere todo tipo de planteamientos: desde cómo funcionará el próximo gobierno, las cualidades que lo respaldarán, cómo se entenderá a partir de hoy a la ciudadanía. Todo dentro de una visión de país más transparente, en la que desaparezcan aquellas realidades inestables o vagamente comprendidas por una consciencia supraindividual.

A pesar de todo ello, es importante recordar que hay nuevas exigencias en Bolivia, las cuales demandan una mirada evolucionada, que no deje de atender aspectos resueltos como el de la información a la población sobre los planes y programas con propaganda política que exponga y dé a conocer los valores y perspectivas de los candidatos de forma abierta y reiterada, si es posible.

Y para aquello no solo deben estar los debates, sino la comunicación de los candidatos con la población, sin olvidar que su propaganda debe ser hoy más diversa que nunca tanto en lo real como en lo virtual; ambos sistemas organizados con una mirada al futuro.

En lo que se refiere a las grandes e impactantes concentraciones ciudadanas que antes producían una eclosión de efervescentes pasiones en el espacio público durante la época de elecciones gubernamentales, hoy aquellas han disminuido por las circunstancias actuales y las exigencias de bioseguridad. Sin embargo, esto no quiere decir que la riqueza de la expresión corporal que acostumbraban recibir esos importantes espacios políticos haya desaparecido, sino que su densidad mermó.

En cuanto a las campañas políticas virtuales tienen una amplia difusión en las ciudades. Su dinamismo no deja de asombrar y menos evidenciar que la virtualización no es una desrealización de la propaganda electoral del pasado mediato, sino la transmisión de una propuesta en un conjunto de posibles.

Así, lo que se observa y escucha son videos, entrevistas, comentarios juego de pensamientos, ataques a los adversarios, y múltiples y nuevas formas de exponer las cualidades de las fuerzas partidarias.

De esa manera, la propaganda política virtual logró dejar atrás la forma tradicional de hacer proselitismo, aunque su eficacia simbólica nunca se comparará, por ejemplo, con las multitudinarias concentraciones en la plaza San Francisco, un espacio político útil para los discursos y cierres de campaña. Empero, lo virtual tiene la cualidad de una velocidad de difusión tan grande, que su transmisión es casi instantánea.

Es evidente que 2020 nos ha llevado a tiempos nada sencillos, en los que se necesita mayor creatividad y celeridad para lanzar propuestas de corte virtual o real, que sean capaces de dirigir las ideas e ideales hacia la dinamización de las fuerzas con miras al mañana. Un camino virtual hacia la esperanza que ofrecen los distintos partidos a la población en tiempos de cálculo político.

“No cabe duda que son momentos en que renace la subjetividad, el requisito innegable de la política”.

Patricia Vargas es arquitecta

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Fragmentos de vida en la ciudad

La Paz es una ciudad en la que suceden hechos distintos y en tiempos fragmentados

Patricia Vargas

/ 12 de abril de 2024 / 07:15

La ciudad es un espacio que lleva a diferentes mundos, donde la mirada del observador encuentra relatos que dan cuenta de realidades distintas en la vida de los habitantes. Esta última se halla entrecruzada por situaciones particulares, como es el caso de la población dedicada a la venta de productos singulares, a través del caminar por ciertos sectores de La Paz.

Otra forma de comercio que va acompañada por las gesticulaciones del vendedor y que tiene como característica el recorrido por la ciudad. Este tipo de venta se desarrolla en una especie de ritual, que resulta llamativo por la singularidad que tiene de transitar la ciudad de forma cotidiana.

También revise: La ciudad y el mundo del cine

Esos vendedores en movimiento —que transitan y se detienen en lugares estratégicos de calles, plazas y avenidas— no están a la espera de un comprador, sino que van en busca de él.

Un gran número de comerciantes ambulantes en La Paz se movilizan por los sitios más vitales, como la avenida Camacho, la plaza Murillo, la calle 21 de Calacoto, entre otros. Territorios que, precisamente por su afluencia, terminan siendo disputados por los vendedores.

Lugares que son elegidos, además, por ser los más efervescentes de la vida económica de los ciudadanos. Y es justamente eso lo que lleva al ofertante callejero a aprovechar esos sitios para la venta de sus productos, a partir de un permanente movimiento corporal.

En los últimos años, sobre todo desde la pandemia, ese tipo de comercio móvil es practicado con mayor frecuencia, pues responde a la necesidad de sobrevivencia de esa parte de la población. Una realidad de esta ciudad que además demuestra que la venta de ciertos productos tiene lugar en tiempos mínimos.

Así, La Paz es una urbe en la que suceden hechos en fragmentos de tiempo, lo cual es parte de su esencia y cotidianeidad. Sin embargo, también hay que reconocer que la población se siente agobiada por la presencia cada vez mayor de comerciantes que se asientan o deambulan por las vías. Por esa razón, se espera que dicha venta móvil no se amplíe, ya que el libre transitar del habitante correrá más riesgo que hoy con los puestos callejeros en las aceras.

Lo singular de este tipo de comercio móvil es que así como aparece, desaparece en cuestión de minutos, sobre todo cuando los funcionarios ediles salen a hacer controles sorpresa. Son, pues, presencias sorpresivas las que encontramos en nuestro andar por la ciudad y que nos llevan a pensar en cuán creativa es la gente para lograr vender en las arterias paceñas. Esta actividad, empero, podría resultar hasta peligrosa si este comercio se dedicara a expender sustancias nocivas.

Definitivamente, La Paz es una ciudad en la que suceden hechos distintos y en tiempos fragmentados, lo que demuestra la infinidad de realidades que habitan en su interior. Todo en el contexto de una situación económica deteriorada que hoy exige prontas soluciones.

La multiplicación del comercio informal y sobre todo ambulante no solo delata la situación económica agobiante de estos momentos, sino la fragmentación de una economía que hace visible la existencia de otras realidades lamentables que enfrentar, como la de aquella población a la que le urge una fuente laboral oficial y bien establecida.

Es evidente que La Paz nos presenta diferentes mundos. Ciudad hecha de distintas historias que relatan realidades que se desarrollan en un territorio siempre en disputa con los comerciantes informales, quienes están sitiando cada vez más esta ciudad.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

Temas Relacionados

Comparte y opina:

La ciudad y el mundo del cine

Patricia Vargas

/ 30 de marzo de 2024 / 07:07

Desde su nacimiento el cine pareciera haber sabido aprovechar la vida urbana de las ciudades como el lugar significante donde se realizaban las escenas más ricas en contenido. Mucho más, las películas han aprovechado a la ciudad como el gran espacio escénico y para ello, los directores descubrieron sus potencialidades, sin olvidar aquellos lugares ocultos y de gran valor escénico.

De esa manera esos sectores urbanos —útiles para ser apropiados como grandes espacios escénicos—, pareciera que fueron los óptimos para sobresaltar los hechos que allí debían suceder.

Es evidente que la arquitectura ha jugado un rol fundamental en las películas, esencialmente cuando se presentaban las distintas tipologías espaciales urbanas de carácter hibrido. Mucho más sucede en la actualidad, cuyo interior de ciertas películas presenta un fuerte imaginario tecnológico digital.

Lo singular es como la vida en las ciudades, está expuesta en las historias fílmicas de gran prestigio, las cuales inspiraron a ser convertidas en tramas escénicas, por demás atractivas.

Por todo ello, el cine desde su nacimiento ha demostrado que es urbano por excelencia, el cual siempre ha utilizado ciertos espacios públicos, que colaboraron en el logro de una especie de teatralización de la vida cotidiana, sin olvidar a los habitantes que sirvieron no solo como parte del contexto escenográfico secundario, sino del relato de grandes historias fílmicas.

Existen ejemplos dentro de algunas de esas historias fílmicas que remarcan y resaltan los bellos entornos de las ciudades, los cuales imprimen un significado singular a sus historias. Lugares de estética y cultura sobresaliente, que colaboran en elevar el significado del contenido de sus historias, mucho más, hasta podrían convertirse en parte protagónica de estas últimas. Un ejemplo fue la película Muerte en Venecia. 

Lo particular es cómo en ese filme se olvida lo bello de Venecia. Relega el valor de la ciudad, las bellas obras de arquitectura y las de arte que tiene. Allí se muestra una playa que releva la temática de su historia. Mucho más, remarca el significado de la misma dentro de un hotel. Está basado en una historia de amor idealista e imaginaria, que es el fundamento de la misma.

Una película, por tanto, que omite el aprovechar en convertir a Venecia en el más bello escenario y de valores urbano arquitectónicos. Todo lo contrario, relata su historia dentro de un hotel y en playas, lo cual pareciera dar con ello mayor valor al relato romántico e imaginario.

Y con ello la trama de esa historia de un amor irreal e imaginario, pareciera buscar sensibilizar la problemática y elevar el sentido sensitivo de la misma.

Para terminar, es evidente que la cinematografía ha creado ciudades imaginarias; desde las digitales, las desérticas, las futuristas, donde la creatividad no deja de sorprender. Allí es donde muchas obras son creadoras de historias inimaginables.

Y para ello la complejidad de las urbes son bien aprovechadas por el ojo mecánico. Empero, en esta historia pareciera que privilegia el tiempo más que el espacio. El primero demostrativo de la vida de un personaje que vivirá sus últimos días de vida.

Muerte en Venecia es una representación de un libro escrito por Thomas Mann que recibió el premio de Cannes.

Para terminar, expertos como Burque afirman que las películas aportan visiones diferentes de la realidad que colaboran en ganar en perspectiva e imaginación. Elementos claves para la motivación a la creatividad.

Patricia Vargas es arquitecta.

Tabién puede leer: Lo que no se ve, ¿un problema?

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Lo que no se ve, ¿un problema?

En los últimos años, en La Paz se triplicó la construcción de edificios no solo en el centro

Patricia Vargas

/ 15 de marzo de 2024 / 09:56

Algo singular de las ciudades es lo subterráneo, que no solo acoge a ciertas funciones urbanas como la circulación de los trenes subterráneos en algunos países, sino también a diversas instalaciones de otro tipo de servicios.

Hoy nos referimos a este tema debido a las lamentables afectaciones que ha sufrido el sur de la ciudad de La Paz en las últimas semanas, lo cual debiera llevar a la revisión, en algún momento, del alcantarillado del centro urbano.

Lea también: La ciudad lineal, ¡un acontecimiento!

Es justamente de esto último que se conoce poco; es el caso de la reposición de conexiones de alcantarillado sanitario, pues muchos de los tubos colectores ya cumplieron su vida útil.

Esta situación se percibe en los olores que desprenden ciertos sectores del centro urbano, los cuales debieran llevar a su control, pues anuncian que allí algo está sucediendo. La salud y la seguridad de la ciudadanía así lo exigen.

Tampoco se debiera olvidar la revisión del buen funcionamiento de las distintas instalaciones de los edificios en altura. Para ello, valdría la pena controlar los lugares donde se ubican las centrales de conexión y el control de las redes de alcantarillado, gas e iluminación urbana.

En los últimos años, en La Paz se triplicó la construcción de edificios no solo en el centro, sino en sus barrios más alejados. Bloques de hasta 40 pisos que cuentan con un número importante de departamentos, oficinas y demás espacios funcionales, los cuales están conectados a las redes de alcantarillado externo y a la acometida de agua potable.

Dado ese crecimiento, el centro urbano paceño debiera tener una mayor atención en cuanto a los temas expuestos, ya que en el eje (Mariscal Santa Cruz y adyacentes) el sistema de la red de alcantarillado fue cambiado hace cuatro décadas. Pese a ello, se sigue construyendo, conectando o descargando aguas servidas al alcantarillado antiguo, el cual respondía seguramente a la dimensión requerida en aquellos años.

Lo preocupante es que esa tarea si bien fue prioritaria y para ese entonces preventiva, pareciera que posteriormente no contó con el apoyo de las reparticiones técnicas encargadas de esa especialidad. Posiblemente, porque no cuentan con los recursos para invertir en “lo que no se ve”. De ahí que la tarea de control, mantenimiento o cambios fue postergada en el tiempo.

Hay que recordar que las grandes edificaciones en altura hoy cuentan con un número mayor de 30 departamentos por bloque, sin olvidar las oficinas y demás espacios de equipamiento que poseen. Esos inmuebles se hallan conectados a las redes de alcantarillado externo y a la acometida de agua potable.

Debido a todo lo anterior, actualmente se triplicó el número de conexiones sanitarias y poco se conoce sobre los nuevos planes y programas referidos a la reposición de conexiones de alcantarillado sanitario, y menos sobre la ampliación de nuevas redes. Esto, aun sabiendo que muchos de los tubos colectores rebasaron su lapso de utilidad. Un cálculo que se basa en que el tiempo de duración, según expertos, es de 30 años.

Cabe mencionar que esta información fue consultada a expertos sanitarios, quienes señalaron que los colectores ubicados en las avenidas posiblemente ya colapsaron debido a que sobrepasaron su capacidad de evacuación.

Ante este panorama, se entiende por qué la atención de “lo que no se ve” siempre encuentra motivos para su postergación, lo cual podría llevar a que en el futuro se presenten más problemas de los que se registraron en las últimas semanas.

 El artículo no pretende alterar más a la población, todo lo contrario, busca que los expertos y responsables de las distintas instalaciones de esta ciudad se esmeren en el control y esencialmente el mantenimiento de las distintas instalaciones. Y con ello, evitar problemas a futuro.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

Temas Relacionados

Comparte y opina:

La ciudad lineal, ¡un acontecimiento!

Lo peculiar de este momento es que la ‘ciudad lineal’ en Asia muestra una ruptura total con la ciudad tradicional

Patricia Vargas

/ 1 de marzo de 2024 / 10:50

La ciudad del futuro conlleva imaginarios que buscan convertirla en una gran metrópoli y para ello está abierta a nuevas propuestas conceptuales y espaciales. Mucho más, estudiosos señalan que la nueva ciudad del mañana estará conformada esencialmente por edificios, avenidas y grandes áreas verdes.

Una imagen que sorprende y cautiva porque se presenta como un gran remanso para la vida ciudadana. Sin embargo, también lleva a una interrogante: ¿todas intervendrán sus centros urbanos o los reducirán para su conversión en netamente informacionales?

Lea también: Dos ciudades, una historia

Innegablemente, las ciudades parecieran buscar hoy liberarse del pasado. Una realidad que se hace evidente, por ejemplo, en las megaciudades del Asia, que eliminaron la periferia para transformarlas en grandes espacios de crecimiento urbano.

Planificadores de estos tiempos aseguran que la ciudad contemporánea se está despojando cada vez más de la identidad, ya que ésta, con el tiempo, pareciera ser una limitante para su desarrollo. Asimismo, su centralidad evita la renovación, la expansión y cierra su proyección al futuro. Esto en el entendido de que toda identidad extrema obstaculiza el progreso.

Lo interesante es que los visionarios de la ciudad del futuro afirman que vivimos en un tiempo sin medida, esto es, el desarrollo cada vez más grande de las nuevas condiciones de la vida ciudadana.

Por todo ello, el mundo urbano pareciera hoy responder a la emergencia de la nueva sociedad, la sociedad red, característica de la era de la información y de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación.

Esto, porque son estos tiempos los que serán testigos de las profundas transformaciones de las ciudades. Una muestra de ello es lo que ocurre en las ancestrales urbes del Asia, que no olvidan fácilmente sus creencias y hábitos de vida; pero, con todo, hoy han sido transformadas en megaciudades.

Una realidad que no debe desmerecer a las ciudades del ayer, que tuvieron  su origen en un centro. Este fue convertido en histórico y de él nació la trama urbana o cuadrícula, que se expandió a través de un crecimiento ordenado, pero que determinó la desigualdad del valor de la tierra y la aparición —en nuestro caso— de las laderas.

Dado que la ciudad está cambiando, se construye la ciudad lineal al medio del desierto. Una urbe que ha eliminado toda centralidad y, con ello, toda identidad. Esto indica que las ciudades que deseen conservar sus centralidades no podrán responder a los nuevos tiempos y menos al “vivir conectado” que predomina en la actualidad.

De ahí que la ciudad contemporánea se transforma cada vez más, hasta el punto en que es altamente descentralizada y tiende a desdibujar lo funcional de los espacios de trabajo y los de residencia. Empero, con ello también nace el futuro de su nueva definición funcional.

Para terminar, es evidente que las megaciudades se van liberando de lo histórico y de los centros urbanos, para ir creando otros espacios de uso múltiple y de valor espacial. Una propuesta que terminará con la existencia de las periferias, pues las convertirá en verdaderas ciudades del mañana, donde lo informacional logrará transformar el sentido y significado de la vida del habitante.

Lo peculiar de este momento es que la ciudad lineal en Asia muestra una ruptura total con la ciudad tradicional. Es más, su nueva conceptualización y definición espacial pareciera estar llevando a la vida urbana, hacia la nueva era. ¡Un verdadero acontecimiento!

(*) Patricia Vargas es arquitecta

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Dos ciudades, una historia

Hoy, no cabe duda de que Tokio es el paraíso de los arquitectos

Patricia Vargas

/ 2 de febrero de 2024 / 09:43

Kioto fue la antigua capital del Japón. Una ciudad venerada y divina, fundada en 794 por el emperador Kammu con el nombre de Miyako, la cual además de ser considerada sagrada, fue la residencia del soberano y su descendencia.

Por sus cualidades naturales, Kioto contaba con un territorio que respondía a las normas de la geomancia. Un valle ancho rodeado de montañas y lleno de árboles, que lo llevaron a ser denominado la capital de la paz.

Lea también: Estética de la fealdad

Lo singular de esa ciudad fue que sus trazos urbanos respondían a las creencias culturales niponas, al modo del Xián: calles cuadradas y con una delineación en forma de cuadrícula, donde el palacio se hallaba situado al norte y la puerta de Rashomon protegía el sur. Conceptos culturales de una ciudadela que se revelaba como una especie de paraíso, el cual inspiró una novela: La historia de Gengi o Historia de amor. Mucho más, los poetas no solo hallaron inspiración en su naturaleza, sus montañas de distintos colores, especialmente el púrpura, y sus arroyos cristalinos, sino que colaboraron para que se la denominara la ciudad de los palacios bermellones.

Así, a principios del siglo XVIII, Kioto dominaba todo lo que tuviera que ver con cultura, estilo y asuntos espirituales, por lo que siguió siendo considerada la ciudad sagrada. Fue en la Segunda Guerra Mundial que los Tokugawua (régimen feudal) fueron derrotados y los nuevos soberanos instauraron como capital oficial a Tokio y determinaron el traslado del emperador a esta ciudad.

Esa urbe se convirtió en la ciudad más dinámica del Japón y se mantuvo en constante transformación, conservando poco de lo antiguo. De ahí que algo singular de ella es que conserva hasta nuestros días la vida efervescente de una ciudadanía comprometida con el mañana.

Allí, desde sus inicios, su sentido de lo transitorio ha formado parte de su desarrollo. Un mundo flotante que ha convertido su realidad cualitativa en permanente y llena de contrastes.

Desde su nacimiento, Tokio fue una ciudad pujante que llegó hasta a ganarle tierra al mar, para lo cual construyó diques y excavó canales.

En 1964, los Juegos Olímpicos se celebraron en Tokio y esta fue una oportunidad para que Japón mostrara al mundo el nivel de su desarrollo. Para ese gran evento se instalaron trenes de alta velocidad, se construyeron carreteras de múltiples carriles y no faltaron los campos Elíseos de Tokio.

En 1970, Japón gozaba de una prosperidad sin precedentes. Años del milagro económico en que la riqueza crecía a un ritmo vertiginoso y los rascacielos brotaban en Shinjuku -construidos al medio de la ciudad antigua-.

Fue en 1980 que Tokio hizo una invitación a arquitectos audaces para que dieran un nuevo toque a esa gran urbe.

Posteriormente, en 1989, se inauguró el edificio del gobierno metropolitano de Tokio, concebido por el arquitecto Kenzo Tange, cuya estructura en forma de catedral, fue lo que marcó la cúspide del progreso de ese periodo.

Lo interesante es que, en la década del 2000, Tokio comenzó a reinventarse nuevamente y las grandes edificaciones se construyeron a prueba de terremotos. Independientemente de ello, esa gran ciudad continuó concibiendo y mostrando al mundo renovados ejemplos de arquitectura. Con esos antecedentes, en 2021 inauguró un museo dedicado a la arquitectura y el urbanismo.

Hoy, no cabe duda de que Tokio es el paraíso de los arquitectos. Es más, se afirma que es una ciudad que abraza el pasado y el presente, mientras se reinventa permanentemente para seguir adaptándose al futuro.

(*) Patricia Vargas es arquitecta

Temas Relacionados

Comparte y opina: