Icono del sitio La Razón

Incendios sin ayuda gubernamental ni repercusión

Hace varios meses que hay muchos incendios en los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Beni, La Paz, Cochabamba y Potosí.

Se calcula que hasta ahora se han consumado por el fuego cerca de 2 millones de hectáreas de bosques. Lo más raro es que hay muy poca información concreta. Algún medio de comunicación nos muestra algunas imágenes de gente escapando de sus casas, que están a punto de incendiarse. No sé si es por la crisis que el COVID-19 causó a los medios de prensa, hoy no aparecen enviados especiales al lugar de los hechos, como sucedió en los incendios del año pasado.

Ni qué decir de los ambientalistas, los ecologistas.

Creo que sus acciones se han reducido a lo mínimo, que casi no se escuchan sus reclamos y menos sus orientaciones. Oímos algunas voces de los biólogos, pero sin mucha convicción en qué hacer, aunque su alerta y miedo a que se destruya la biodiversidad, sobre todo de los parques nacionales, es alarmante.

¿Qué pasó con el entusiasmo de los jóvenes? El año pasado mucha juventud urbana de las ciudades ejes del país se manifestaban como ecologistas y se trasladaron para ayudar a sofocar los incendios en la Chiquitanía.

¿Se acabó el activismo o la militancia de defender la madre naturaleza? ¿Qué sucede con las universidades, incluidas las privadas, que no se han manifestado a semejante problema? Los que se disfrazaban de ambientalistas, llámense “pititas” y grupos de choque racistas, nos muestran hoy su verdadero rostro de que no les importa que se incendien nuestros bosques y que solo utilizan de vez en cuando el problema para publicitarse como tropas políticas del neoliberalismo.

Las autoridades del Gobierno transitorio brillan por su ausencia y creo también por su ineficacia de cómo afrontar la situación tan extrema.

Pareciera que se han aislado del problema y están solo pensando en quiénes habrían ocasionado los incendios y no en cómo sofocarlos.

En el Gobierno central ya nadie habla del respeto a la naturaleza, aunque es política del Estado Plurinacional, y mucho menos de salvar a la Madre Tierra. Se oye de vez en cuando refunfuñar a algún ministro contra algún opositor político de que habría sido el causante del daño y siempre amenazando que serán enjuiciados.

Es tan mezquina la forma de encarar el incendio que las imágenes nos dicen todo, como algún helicóptero llevando un poco de agua frente a la extensión del incendio, que es como llevar un vasito de agua al fuego. ¿Cuesta tanto pensar para traer nuevamente un avión Supertanker como sucedió el año pasado? Se oye alguna declaración gubernamental de que algún país amigo nos ayudará, pero no hay ningún socorro.

Hasta ahora no existe ninguna política concreta para apagar los incendios que se irradian. Qué puede interesar el incendio a un gobierno de empresarios que les gusta tener campos despejados para sembrar productos antiecológicos, como la soya o algún producto transgénico, en fin.

Aunque destaco los reclamos de algunos alcaldes de los gobiernos municipales afectados, oír clamando que no tienen ayuda ni de la gobernación ni del Gobierno central, que no cuentan con recursos para afrontar y menos para contratar aviones para combatir el incendio.

Estas son las tareas del Gobierno nacional serio y responsable, que no tenemos hoy en día.

La convicción de unos niños llevando agua en unas botellitas y declarando que “ayudaron porque quieren hacerlo” es el fiel testimonio de lo que sucede en nuestro país. Esos niños expuestos al fuego, según su alcance físico y su convicción ayudan a apagarlo, lo que no hace el Gobierno con todo su aparato burocrático, incluido Defensa Civil y las Fuerzas Armadas.

Wali ch’umi uraqinakawa q’al phichhantasiski, ninawa q’al tukkhaski. Gobiernunkirinakaxa janiwa yanapapkiti. Phichantasiskpanaya, ukham amtapxi uka q’ara, misti jaqinakaxa.

 ¿Qué pasó con el entusiasmo de los jóvenes? El año pasado mucha juventud urbana se manifestaba como ecologista

Esteban Ticona es Aymara Boliviano, Sociólogo y Antropólogo