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Dos caminos que traza el cine

¿Existe algo más evidente que las imágenes? Tenemos la costumbre de decir, una imagen vale más que mil palabras. Me apropio de esa frase para transportarlos hacia la magia de lo que las imágenes y el sonido pueden lograr en el inconsciente del ser humano y cómo a través del cine, por ejemplo, se pueden lograr grandes cambios en la educación y sensibilización. El cine conmueve, razona, valora, transforma, construye, influye, pero sobre todo transporta hacia realidades y ficciones que pueden generar movimientos y respuesta ciudadana.

El cine tiene el poder de mostrarnos dos caminos: el de la razón, que nos muestra historia, problemas y amenazas; el del corazón, ese deseo interno que nos lleva a soñar, a imaginar, llorar, reír, vivir experiencias únicas a través de la pantalla grande. También a valorar la vida y todo lo que nos rodea. Las oportunidades de un desarrollo sostenible alcanzable van de la mano por ambos caminos. La razón por un lado que nos dice lo que está pasando y el corazón por el otro, que impulsa el deseo de soñar.

En este mundo globalizado hemos llegado al extremo de una obsolescencia programada, con un consumismo sin límites y donde como sociedad, tenemos la responsabilidad y compromiso de actuar y dejar de ser ciudadanos pasivos. Estamos viviendo una crisis global. La pandemia del COVID-19 nos dejó sin respiración y aliento, junto a todo lo que ya veníamos pasando: cambio climático, hambre, guerras, desigualdad y ahora tenemos el gran desafío de mirar a un futuro donde tomemos decisiones acertadas en beneficio de todas y todos, sin diferencias sociales ni raciales. Por esto y más, vuelvo a apoyarme en el cine para que, a través de imágenes, sonidos, historias, animaciones logremos abrir mentes y corazones que nos inspiren a ser mejores personas, a tomar decisiones ambientalmente responsables y que quizás, en algún momento, juntos unamos esfuerzos por cambiar esta realidad que nos tiene tan distantes.

La memoria que nos dejan documentales, largometrajes, películas y cortos son realmente una herencia que es muy difícil calcular su valor, son una verdadera fuente de conocimiento y sabiduría que no podemos dejar de lado. La libertad de las ideas mediante la imagen y la palabra son su mayor registro.

Abramos corazones, inspiremos caminos innovadores, hagamos que una imagen, un sonido, una melodía puedan cambiar la forma de pensar o actuar, o que reafirmen que el camino y las decisiones que tomamos, sean responsables con uno, el entorno y el planeta.

Karina Sauma es directora de Comunicación de la Fundación Amigos de la Naturaleza.