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Nuevo ciclo

La abultada victoria electoral del binomio Arce-Choquehuanca abre la posibilidad de un nuevo ciclo político-institucional en el país, tras un opaco año de Gobierno provisorio. Asimismo, inaugura una nueva fase en el llamado “proceso de cambio”. Y plantea varios desafíos de renovación en el propio MAS-IPSP. Las primeras señales, en medio de una compleja crisis múltiple, son todavía inciertas.

Luego de los hechos de octubre y noviembre del año pasado, que derivaron en la forzada renuncia del expresidente Morales, parecía que se encaminaba un cambio de ciclo de carácter conservador con giro a la derecha (que algunos denominaron “restauración” o “contrarrevolución”). No pocos actores políticos y operadores mediáticos dieron por sepultado al masismo, sin su líder histórico, y cantaron una “revolución democrática” con símbolo en la tricolor y las “pititas”. La historia corta no les dio la razón.

La secuencia es conocida. El gobierno de Áñez y la Asamblea Legislativa con mayoría especial del MAS-IPSP acordaron la renovación del OEP con nuevos vocales y la convocatoria a elecciones. Pronto la Presidenta se convirtió en candidata, la cuarentena provocó la postergación de los comicios, la gestión de la pandemia y hechos de corrupción emblemáticos (como la fallida compra de respiradores) entraron en la disputa política, y pasaron varios meses hasta que se logró garantizar el derecho ciudadano a elegir.

Los inesperados resultados de la votación, que ninguna encuesta supo anticipar, dieron un mandato mayoritario al nuevo binomio electo democráticamente en las urnas. Más allá de aspectos vinculados al proceso electoral y al escenario de crisis múltiple, hay quienes sostienen que el 55%, ese “desempate”, expresa una reafirmación de lo nacional-popular en Bolivia. Y genera condiciones para un nuevo ciclo político-institucional cuyo primer gran desafío, además de políticas anticrisis, es superar la polarización.

La victoria de Arce y Choquehuanca, que dentro de una semana asumirán formalmente la presidencia y vicepresidencia del Estado Plurinacional, significa también un mandato de reconducción del “proceso de cambio” inaugurado en 2005, con la premisa de mucha autocrítica para enmendar errores, blindar aciertos y profundizar transformaciones. Parte de ello es la necesaria renovación interna en el MAS-IPSP, que incluye el gran desafío de avanzar en la transición, de mediano plazo, hacia el posevismo.

¿Estamos ante un nuevo ciclo político-institucional y democrático en el país? Las primeras señales son todavía inciertas. Desde el bloque ganador hay mensajes de unidad y reconciliación, pero también decisiones cuestionables como prescindir de los dos tercios para algunas decisiones camarales. Desde el bloque anti-MAS hay mensajes de oposición responsable, pero también grupos de choque que al amparo del odio y la religión claman por romper el orden constitucional. Nos esperan tiempos intensos e interesantes.

(01/11/2020)