Voces

Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 20:17 PM

Odios digitales

/ 9 de noviembre de 2020 / 03:36

El rol de Internet en las elecciones del 18 de octubre en Bolivia ha estado más orientado a la guerra sucia que a promover campaña positiva. Las personas simpatizantes de diferentes candidaturas se han enfrascado en discursos de odio, promover posverdades, amedrentar a posiciones disidentes e incluso autoconvocarse para acciones de protesta violentas (porque la violencia es también verbal, no solo física). Es verdad que las candidaturas han promovido sentimientos positivos desde sus cuentas de campaña pero sus declaraciones a prensa que, a veces tienen más capacidad de viralización, no han sido tan benignas.

Esta caja de pandora que han resultado ser las redes sociales, canales de conducción de inconfesables odios y complejos obviamente nos afectan a nosotros y a nuestra relación con los otros y otras. Es decir, a nuestra capacidad de convivencia que construimos y destruimos cada día frente a nuestras pantallas. Básicamente estos efectos sociales son el alejamiento, la polarización y la radicalización.

¿Hay un impacto directo en la intención de voto? Es una pregunta que no se puede responder taxativamente porque hay muchas razones por las que la gente vota como vota pero algunos estudios y la experiencia nos cuentan que si bien no cambian la base de nuestras creencias, sí las exacerban y nos ponen un velo que impide entender que existen otras formas de concebir el mundo, tan poco informadas, ingenuas, cercanas al pensamiento mágico, dogmáticas y parciales como las nuestras propias.

Ha pasado en Bolivia lo mismo que sucede en Estados Unidos y todo indica que seguirá sucediendo en cada país que enfrente elecciones. Se crean cuentas falsas, páginas masivas, trolls que se meten a conversaciones para generar odio y hasta, quién sabe, se generan tendencias automatizadas, es decir, falsas. Empresas de marketing y hasta emprendedores locales ofertan estos servicios, es un negocio como varios otros en época de elecciones.

Lo que me queda claro después de mirar estas dinámicas digitales es que expresar tanto odio, tanta frustración, tanto barro solo nos degrada a cada uno y una de nosotros. Tal vez hacemos daño al objeto de nuestros insultos y manipulaciones pero nos hacemos mucho daño también a nosotros mismos.

El camino para reducir los efectos de la desinformación, del discurso de odio, de las estrategias políticas para dañar al contrincante somos nosotros mismos, es un camino largo, tiene que ver con informarnos más, con dudar de nuestras creencias, con ser benévolos con nuestros debilidades, miedos y complejos, y con los de los demás. Tiene que ver con crecer como personas. El primer paso es deshacer la relación tóxica con el odio que hemos construido en este año.

Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata.

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8M y derechos digitales

Eliana Quiroz

/ 11 de marzo de 2024 / 06:57

La era digital ha generado nuevos espacios para el ejercicio y disfrute de los derechos humanos, al mismo tiempo que ha promovido otros espacios de violencia y violación de los derechos humanos. En reacción a esto, el derecho internacional afirma que la protección de los derechos humanos debe aplicarse tanto en línea como fuera de línea, y esto incluye a todos los derechos en línea, y por supuesto a los que protegen a las mujeres de todas las formas de discriminación y delitos contra sus personas.

Por otro lado, como en el caso de todos los derechos humanos, el Estado es el garante del ejercicio y el resguardo de los derechos y libertades de las personas, por el contrario, en la práctica son a menudo los propios Estados quienes practican la violencia contra las mujeres al negar la atención a denuncias de violencia digital porque consideran que “no es nada, solo son mensajes”, o incluso a través de acciones de vigilancia permanente en línea y filtrando sus datos personales sin consentimiento.

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El Día Internacional de la Mujer, que se conmemoró el 8 de marzo, debe servir también para visibilizar estos abusos y la necesidad de reivindicar los derechos humanos en línea como parte del desarrollo integral de las mujeres como personas.

Una de las razones que explican las autoridades para negar la aceptación de la denuncia y brindar servicio a las mujeres ante violencias digitales es que no existe una ley que tipifique esos casos y que, por tanto, los sistemas informáticos no tienen la categoría para aceptar las denuncias en la Policía o el Ministerio Público, mientras tanto las mujeres sufren amenazas, uso de imágenes íntimas sin consentimiento, suplantación y robo de identidad, fraudes en línea, extorsión, captación para trata y tráfico, ciberacoso, discriminación y negación de acceso a servicios por falta de identidad digital o acceso a internet, entre otras violaciones y abusos, con total impunidad de parte de los perpretadores.

Es evidente la necesidad de un marco normativo —sea una ley, decreto u otra normativa— que trate seriamente estos aspectos. En el pasado, se ha iniciado un par de veces debates con la sociedad civil y entidades estatales, y se han hecho consultas para reformar la Ley 348 “Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, de manera que se puedan añadir estos aspectos digitales que agravan la situación de vulnerabilidad de las mujeres, pero estas iniciativas no han avanzado.

De existir voluntad política y el entendimiento de la gravedad de estos problemas, sería posible avanzar en mejorar los servicios de recepción de denuncias y acciones de cuidado con reglamentos ministeriales y otras normas menores.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. Blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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El año electoral

Eliana Quiroz

/ 26 de febrero de 2024 / 06:59

El 2024 será un gran año electoral en el mundo y es la antesala para nuestras elecciones presidenciales de 2025. Cerca de 100 países celebrarán comicios, de los que la mitad serán presidenciales. En América Latina, ya tuvimos elecciones presidenciales en El Salvador, en febrero, y para los siguientes meses están México, Venezuela, Uruguay, República Dominicana y Panamá. Además, Estados Unidos también irá a las urnas.

Este dato preocupa a muchos porque varias de las últimas elecciones han inspirado actos violentos, polarización, campañas de desinformación y atentados contra los procesos e instituciones democráticas. En Estados Unidos, el asalto al Capitolio que probablemente fue lo que inspiró acciones violentas similares en Alemania con el asalto al Bundestag y en Brasil, el asalto al Congreso Nacional, que han puesto nerviosos a más de uno y han dejado impávidas a las fuerzas de seguridad que quedaron en offside.

Probablemente, el fenómeno que resulta más retador es la desinformación durante las elecciones, aunque también acompañan a otros eventos de importancia social como las dos guerras que estamos viviendo en estos días: la de Ucrania y la de Gaza. Tal su importancia que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha expresado en varias ocasiones que el principal problema de las democracias actualmente es la desinformación.

Cuando la desinformación (o las noticias falsas, como calificábamos al fenómeno en los inicios de su salto a la popularidad, allá por 2011) toma el espacio informativo, la desconfianza y el tremendo sentido de ambigüedad dan paso a la credulidad de teorías conspirativas y finalmente de las “posverdades”. Entonces, las personas nos refugiamos en ecosistemas informativos más pequeños, incluso barriales o construimos unos propios, como ocurrió en la crisis de 2019 en Bolivia, cuando los grupos de WhatsApp barriales, de edificio, de rotonda, de plataforma ciudadana, se convirtieron en la principal fuente informativa para muchos, llevando a la extrema desvalorización de la función periodística.

La circulación de desinformación sucede en redes sociales, servicios de mensajería y medios de difusión masiva tradicionales, es una vorágine que toma por asalto nuestras interacciones sociales, las digitales y las presenciales. Sin duda, hay varios actores a quienes hay que reclamar soluciones, están los gobiernos, el OEP, los partidos políticos, las y los candidatos, las empresas de marketing político que venden servicios sanos e insanos, los medios, las y los influencers y líderes de opinión, y claro, también las usuarias y los usuarios. Todos y todas tenemos una gran tarea en frente, en la preparación de las elecciones del 2025.

Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata.

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La regulación de la IA

Eliana Quiroz

/ 6 de noviembre de 2023 / 09:23

Parte del candente debate acerca de la Inteligencia Artificial (IA) es su regulación, se trata de un debate descentralizado, con diversidad de actores, algunos conectados y otros desarticulados. Como sucede con el resto de regulaciones de aspectos de internet y tecnología, Europa alberga el debate más nutrido e intenso aunque también hay iniciativas en Estados Unidos, China, Corea del Sur, India, Brasil, entre varios otros países. Naciones Unidas también ha ingresado en la deliberación y en las propuestas de regulación, liderada principalmente por Unesco.

Las últimas dos semanas han estado plagadas de avances al respecto, probablemente la que tiene más probabilidades de obtener resultados es la orden ejecutiva emitida por Joe Biden que establece un conjunto de normas y directrices que lograrían incrementar la transparencia de los modelos de IA, con etiquetados y marcas de agua. Su preocupación central es la seguridad del Estado y el incremento de la certeza del carácter oficial y no ficticio de los documentos y comunicaciones estatales del gobierno estadounidense. Aunque aún no está claro cómo se ejecutará ni tiene un carácter obligatorio para las empresas, ha sido recibido de manera positiva por empresas grandes como Google y OpenAI.

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Mientras, en América Latina y El Caribe, el 24 de octubre 20 países firmaron la Declaración de Santiago, para promover una Inteligencia Artificial (IA) ética en la región en el marco del Foro sobre la Ética de la Inteligencia Artificial en América Latina y el Caribe y la Cumbre Ministerial y de Altas Autoridades. Sin duda, un gran avance que los gobiernos de los países se comprometan a principios éticos en el desarrollo de tecnologías de Inteligencia Artificial.

Por otro lado, el 30 de octubre, los líderes del G7 acordaron principios rectores en la Inteligencia Artificial y un código de conducta para desarrolladores tecnológicos, dentro del proceso de Hiroshima, y el 31 de octubre se aprobó, con el 94 de los votos, la resolución internacional sobre armas autónomas en la Asamblea General de Naciones Unidas en el convencimiento que las IA no deben tomar decisiones de vida o muerte, es decir, poniendo un límite claro a estas tecnologías. Finalmente, el 1 de noviembre, 29 países firmaron la Declaración de Bletchley sobre los riesgos de la IA en la biotecnología, ciberseguridad y desinformación.

Sin duda, todas son buenas señales para la inclusión de estándares de derechos humanos en el desarrollo tecnológico de las IA, pero no podemos olvidar que, por otro lado, hay una carrera por el monopolio de este mercado en el que quien llegue primero tiene las de ganar, y en esa carrera los derechos humanos no importan.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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Gaza

Eliana Quiroz

/ 23 de octubre de 2023 / 10:43

Las atrocidades que se están cometiendo en la Franja de Gaza tienen una serie de ángulos, todos terribles y de urgente necesidad humanitaria. Con tristeza e impotencia por las enormes injusticias podemos mencionar los ya 4.200 muertos, de los que un tercio son niños y niñas; el bombardeo a un hospital donde los palestinos se refugian queriendo creer que son lugares algo más seguros, aunque al final no lo son; y el bloqueo de ingreso de comida, medicinas y combustible, el corte de electricidad y agua además del bloqueo de la entrada de camiones humanitarios.

El ángulo que me interesa explorar es el digital, en la línea del tema central de esta columna. En primer lugar, la infraestructura de telecomunicaciones está siendo destruida, al igual que el tendido de electricidad. Quienes reportan desde Gaza tienen suerte de contar aún con conexión y cargan las baterías de los celulares con generadores propios a los que se conectan un máximo de dos horas por día hasta que se acaben los combustibles. La conexión a internet es absolutamente precaria y no está disponible para la mayor parte de las personas en Gaza.

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Internet es un otro campo de guerra. Los palestinos están siendo vigilados, asediados por internet, censurados, acallados, desinformados, estigmatizados y etiquetados como terroristas en redes sociales, tal como sostiene el comunicado público promovido por la ONG Access Now y firmado por una serie de organizaciones de sociedad civil y activistas que demandan el cese a los ataques en la Franja de Gaza y en internet.

Se ha reportado que en Instagram algunas cuentas que están informando acerca de la situación en Palestina ya no son posibles de encontrar a pesar de continuar siendo activas y que ya no es posible interactuar con sus contenidos, el algoritmo las invisibiliza. También se han reportado cuentas de periodistas que han sido borradas sin ninguna explicación.

En Facebook, la traducción de descripciones de cuentas palestinas que contienen la frase “orar a Alá” es “palestinos terroristas”. Facebook se ha disculpado y ha dicho que es un error del sistema, pero no ha dado más explicaciones.

Mientras que la Comisionada de la Unión Europea ha enviado cartas a Meta, X, TikTok y YouTube acerca de la difusión de desinformación exigiendo medidas rápidas para borrar los contenidos contra Israel, pero sin mencionar a los que atacan a Gaza.

En momentos como estos de una crisis humanitaria tan desgarradora es fundamental garantizar que la población civil tenga acceso a internet de manera estable y segura, para ejercer sus derechos de informarse y expresarse libremente, comunicarse con servicios humanitarios y con sus seres queridos, y recibir alertas que les salven la vida.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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Tecnología y Madre Tierra

Eliana Quiroz

/ 25 de septiembre de 2023 / 09:12

En la columna de la anterior quincena, he planteado algunas maneras en las que la tecnología tiene un efecto negativo sobre nuestra Pachamama y concluí con la promesa de abordar en el artículo actual algunas formas para reducir estos daños. Presento ejemplos en dos grupos de acciones, uno es acerca de lo que usuarios y usuarias de tecnología podemos hacer, y el segundo se trata de lo que las empresas tecnológicas deben hacer como principales responsables.

En el primer grupo de acciones es aconsejable leer las características de los dispositivos que se adquieren para optar por aquellos que son energéticamente eficientes, de la misma manera que podemos encontrar esa información en refrigeradores, por ejemplo. En esta misma línea, se puede apoyar a las empresas que priorizan el uso renovable de insumos, como Fairphone, una marca de celulares que aún no llegó al mercado boliviano, pero en la medida que se genere demanda, podríamos tenerlo a disposición.

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Por el lado del software que usamos, algunas configuraciones de plataformas tienen la capacidad de reducir las emisiones de carbono. Por ejemplo, en las llamadas de Zoom, tan solo cambiando a la modalidad de solo audio, es decir, sin video, se reduce hasta el 90% de las emisiones. Esto es válido para cualquier otra plataforma de reuniones o aplicación de videollamadas. Otra idea en la forma que usamos el software es desactivar la reproducción automática en los sitios de videos que se visita, de esa manera, consumiremos solo los videos en los que estamos interesadas.

También, algunas empresas han comenzado a ofrecer opciones conscientes como es el caso del motor de búsqueda sensible al medio ambiente Ecosia https://www.ecosia.org/ que utiliza los ingresos generados por las publicidades para financiar proyectos de reforestación y conservación de bosques en todo el mundo. Cada vez que se usa Ecosia, una pequeña cantidad de dinero es destinada a plantar un árbol. Es aconsejable usar este motor de búsqueda.

En cuanto a la eliminación de celulares, computadoras o tablets, es posible reciclarlos a través de programas certificados de desechos electrónicos o donar/vender los dispositivos que ya no se usen en lugar de tirarlos a la basura.

Sin embargo, no hay que olvidar que las principales responsables de estos efectos negativos sobre el medio ambiente son las empresas tecnológicas que crean estas aplicaciones y servicios, a estas hay que exigirles que desarrollen opciones conscientes del cuidado del medio ambiente como la optimización de algoritmos y modelos para la eficiencia energética y que usen energías limpias como Mozilla Awardee Solar Protocol, además de exigirles transparencia sobre sus emisiones de carbono.

(*) Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata blog: www.internetalaboliviana.word-press.com

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