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La pandemia en el sistema educativo

La pandemia es una disrupción de tal magnitud que alteró la vida de las personas, sociedad y madre tierra. En educación, visibilizó con mayor “crudeza” los problemas estructurales del sector, los agravó y dio origen a otras problemáticas.

La pandemia “ha dado lugar al cierre masivo de las actividades presenciales de instituciones educativas en más de 190 países con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto. Según UNESCO, a mediados de mayo de 2020, más de 1.200 millones de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe…”  (CEPAL, UNESCO 2020). La solución fue “quédate en casa” y con ella “aprendizaje a distancia” en y fuera de línea. En Bolivia se denominó “educación virtual”, aunque también se anunció la “educación a distancia”.

La emergencia puso en aprietos a gobernantes y a toda la población. En medio de todo este panorama, se pusieron de moda aplicaciones y plataformas como WhatsApp, Classroom, Zoom, Meed, etc., a la par de las acciones de organismos internacionales y empresas de telecomunicaciones. Con el propósito de sostener la realización de actividades educativas a como dé lugar antes de la clausura del año escolar, las autoridades educativas dispusieron que maestros, estudiantes, madres y padres de familia, “corran a la ferretería” (en sentido figurado) para conseguir instrumentos que permitan la realización de “clases virtuales”, solución necesaria pero no suficiente. La cuestión va más allá de una transición casi mecánica de educación presencial a educación a distancia, pone, una vez más, en debate lo que entendemos por educación.

Para el desarrollo de la educación a distancia en línea, como punto de partida, corresponde asegurar: disponibilidad y buen funcionamiento de los dispositivos, teléfono celular, tableta y/o computadora; accesibilidad a la red de internet con suficiente capacidad, así como a las aplicaciones y plataformas; clara definición, el conocimiento y buen desarrollo de la metodología de uso de las TIC en educación; establecimiento de condiciones materiales similares para llevar a cabo actividades educativas virtuales y relaciones adecuadas entre los actores de los procesos educativos. En la práctica, ninguno de estos factores fue debidamente atendido para sustituir adecuadamente a la educación presencial. Es más, según el estudio citado, los supuestos “nativos digitales” —principalmente jóvenes y en algunos casos docentes — carecían de experiencia para el desarrollo de procesos educativos en línea; si bien hacen uso intensivo de las TIC, en la mayoría de los casos se restringe a “bajar información” genérica, comunicación entre estudiantes y de ellos con sus docentes, redactar documentos a título de hacer tareas o informes, o sea, no desarrollan actividades propiamente educativas.

No existen condiciones materiales y metodológicas, ni tampoco formación y experiencia suficientes para el desarrollo de la educación virtual. También es llamativo que, siendo un área de tantos avances, no se haya profundizado la educación a distancia fuera de línea como los impresos, la radio y televisión, los videos, etc. Además, no se elaboró un plan nacional para la implementación de la educación virtual.

Lo más importante, no se tomó en cuenta que la educación virtual supone cambios substanciales en los procesos educativos, como el manejo del tiempo y espacio, así como la comunicación y las relaciones. En el fondo, supone revisar la concepción y el sentido de la educación, así como la pedagogía, didáctica y metodología.

La educación es un hecho social y cultural; no es simplemente “enseñanza-aprendizaje”, es convivencia personal. Es un hecho profundamente humano y debería generar una opción ética de transformación. La educación no es “deseabilidad social”, es un derecho fundamental, por lo tanto es de calidad y pertinencia para todas y todos, a lo largo y ancho de la vida. No se trata solo de la transmisión ni acumulación de conocimientos, afecta a la formación integral de los seres humanos. Si es así, la educación por naturaleza es presencial y vivencial. Las otras modalidades de educación, principalmente la educación a distancia con el uso de TIC es complementaria. No se propone prescindir de la tecnología, se trata de ser coherente con la naturaleza de la educación.

Tomando las palabras de Saskia Sassen, neerlandesa, socióloga, hay que “Recuperar lo que hemos destruido”. Es tiempo de re-pensar en un nuevo modelo de vida, en otro modelo civilizatorio que redefina qué sociedad, qué Estado, qué economía. En cuanto al sector precisamos reconstruir la educación, repensar los proyectos educativos. Requerimos fortalecer el desarrollo de la educación de la vida y en la vida, para Vivir Bien. Una educación pública con calidad y pertenencia, presencial y vivencial, en la que la educación a distancia en o sin línea sea complementaria.

Largo y urgente trecho por caminar…

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.