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Algoritmos polarizantes

La herencia que nos deja un año de conflictos políticos y desinformación es una sociedad polarizada, radicalizada y violenta. Muchas personas se quejan de la violencia que reciben en redes sociales y, sin darse cuenta o con un doble estándar que pretende justificar sus acciones, muchas veces también ejercen violencia en esos espacios.

Tendemos a culpar a los otros de esas interacciones llenas de ironía hiriente, de descalificación, en casos extremos incluso de amenazas en público o por inbox. No nos damos cuenta de que las redes sociales están diseñadas para provocar opiniones y mensajes polarizantes. Veamos.

Primero, las plataformas de Internet (Facebook, Twitter, WhatsApp, etc.) son empresas privadas, y como tales, muchas de ellas cotizan en bolsa, es decir, venden acciones. Para mostrar a potenciales inversores que son un buen negocio tienen que mostrar que tienen cada vez más usuarios y usuarias, y que estos usuarios y usuarias son activos, es decir, que interactúan entre sí.

Segundo, tienen un alto incentivo para provocar enfrentamientos que provocan más interacciones y comentarios. Los posts amables, de centro, conciliadores no suelen obtener muchas reacciones. Si se publica un mensaje de apoyo a un polo, digamos, por legalización del aborto, ese mensaje tendrá más posibilidades de ser atacado, en este caso, por personas que no apoyan la legalización del aborto, deseosas de lograr que su posición sea la que gane la pulseta en las redes sociales. Como reacción a esto, quienes sí apoyan la legalización del aborto saldrán a defender el mensaje original.

Tercero, la forma de lograr estos enfrentamientos es a través de algoritmos que indican, por ejemplo, que los posts con más reacciones y comentarios aparezcan más arriba en el Timeline o Muro, siendo vistos por más personas y motivando más interacciones y comentarios de ataque o defensa.

Cuarto, por tanto, los algoritmos de las plataformas de Internet están mejor guardados que la fórmula de la Coca Cola. No se transparentan, no permiten ser juzgados. Las empresas no los liberan ni los liberarán porque son la fórmula de su éxito.

Este es uno de los mecanismos en los que estamos envueltos cuando entramos a nuestras redes sociales, así que no es raro que aunque no queremos entrar a un debate, finalmente lo hagamos y que lo hagamos descalificando las otras posiciones ante la frustración de que nuestra verdad no es respetada.

La forma de desactivar este mecanismo es aguantarse un poco y amarrarse los dedos antes que lleguen al teclado y entender que ni Facebook ni Twitter ni WhatsApp son los espacios para dilucidar cosas tan complejas como nuestras posturas ideológicas.

Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana.word-press.com