Voces

Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 05:56 AM

Cabos sueltos

La fábrica de mentiras debe convencernos que el gobierno de Áñez no tomó por asalto el Estado.

/ 12 de diciembre de 2020 / 23:48

La fábrica de mentiras trabaja laboriosamente para convencernos de que en noviembre del año pasado no hubo golpe de Estado en Bolivia. A sus testigos los prefiere masistas, y mejor si tienen o tuvieron algún alto cargo. Cuando les hacen decir que lo de noviembre de 2019 no fue golpe, festejan con grandes titulares. Por un instante, supongamos que tienen razón, pero dejan varios cabos sueltos. Por ejemplo, deberían demostrarnos que un mes antes de las elecciones de octubre de 2019 no hicieron una campaña para convencernos que habría fraude. Que sus candidatos presidenciales no anunciaron que no reconocerían el resultado, que el informe de la OEA y su secretario Luis Almagro, que los aupó en su campaña, demostraron el fraude. 

Deberían convencernos de que Luis Fernando Camacho y otros dirigentes de comités cívicos no desconocieron el resultado de la elección antes de que se realice. Que Camacho no dijo que su papá arregló con policías y militares para que desconozcan de hecho la autoridad del gobierno de Evo Morales, y que es falso que los uniformados no hicieron nada para evitar el incendio de edificios de los tribunales electorales de varias ciudades y que el mismo Camacho dijo que personalmente pagó a los movilizados.

Deben convencernos que es mentira que, en la Universidad Católica, personas sin ninguna representación designaron a la senadora Jeanine Áñez como presidenta “transitoria”, y que es mentira que los grupos paramilitares no dejaron ingresar a los parlamentarios del MAS a las sesiones legislativas que debían debatir y resolver la crisis. Que es falso que a la senadora Adriana Salvatierra, del MAS, la atacaron en el ingreso al Legislativo. Y que es falso que Jeanine Áñez se autoproclamó presidenta y que un general de Ejército le impuso la Banda Presidencial en el Palacio de Gobierno. Y que es falso que el Alto Mando Militar de las Fuerzas Armadas pidió la renuncia al presidente constitucional y que es falso que la Policía se amotinó para exigir se les nivele el salario y la jubilación al mismo nivel que ganan los militares, un pretexto, más que reclamo.

También deberían convencernos que es falso que en Potosí y Oruro se tomaron rehenes a familiares o militantes de dirigentes del MAS y de organizaciones sociales para obligar la renuncia, por ejemplo, del presidente de la Cámara de Diputados cuyo hermano, en Potosí, fue torturado durante varias horas hasta finalmente anunciar que sería ejecutado. Que no sucedió el incendio de varias viviendas de masistas, incluida la casa de Esther (+), la hermana de Evo Morales.

Si no hubo golpe, también es falso que Arturo Murillo, apenas asumió como ministro de Gobierno, anunció que estaba de cacería y cientos fueron detenidos y torturados bajo la repetida acusación de “terrorismo y sedición”. Y que es falso que el gobierno de transición aprobó un decreto que eximía a policías y militares de responsabilidad por sus acciones represivas.

La fábrica de mentiras debe convencernos que el gobierno de Áñez no tomó por asalto el Estado. Ejemplo: que no compró con sobreprecio casi 500 respiradores de España y China que resultaron inútiles, que su gerente de Entel no contrató un avión privado a tiempo completo para que lo lleve y traiga de Santa Cruz, ni se aumentó el sueldo de unos Bs 26.000 a 100.000, ni se pagó junto a su plana mayor sueldos y aguinaldos adelantados.

Deberían convencernos que decenas de personas no fueron heridas de bala y que otras 37, asesinadas, retornarán esta Navidad a casa, porque todo fue un invento o una broma. Tan mentira como el mismo golpe de Estado.

*Es periodista

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Operación Senkata

/ 7 de mayo de 2023 / 01:13

El gobierno de Jeanine Áñez movilizó a más de 150 efectivos militares con alta especialización en tiro (francotiradores) y una impresionante cantidad de municiones y pertrechos para “tomar” Senkata, con el resultado inmediato (el 19 de noviembre de 2019), de 10 muertos y 31 heridos.

Fue parte del Plan de Operaciones Sebastián Pagador definido con las Fuerzas Armadas, a las que, junto a la Policía, protegió con el decreto 4078 por el que les eximió de toda responsabilidad en el cumplimiento de la orden de restablecer la paz (decreto que se vio obligada a anular por presión interna e internacional).

En la imputación formal, del 17 de abril último, que emitió la comisión de cinco fiscales que lleva adelante la demanda contra Áñez y otros civiles y militares, ante el Juzgado Primero de Instrucción en lo Penal Cautelar de la ciudad de El Alto, se revela cómo el gobierno de Áñez planificó la masacre de Senkata:

Luego de la emisión del DS 4078, se realiza el traslado terrestre de personal de cuadros y tropas a la Planta YPFB-Senkata, de las Unidades Militares Bilbao Rioja, Max Toledo y Ayacucho (no especifica cuántos efectivos). Desde Challapata, Oruro, R.S–TTE. Gral. Germán Busch Satinadores (fuerzas especiales de asalto): 54 profesionales militares con especialidad francotirador, en artes marciales. Desplazados con armamento fusiles Galil, escopeta calibre 12, pistolas 9mm, 556 cartuchos, personal militar, instructores, camionetas, mecanizados y blindados al mando del Gral. Brig. Franco Orlando Suárez Gonzáles.

El 18 de noviembre de 2019, desde el aeropuerto de Yacuiba, de la “Escuela de Cóndores Gral. de Ejto. Oscar Escóbar Miranda”, personal de élite especialista en operaciones tácticas de combate no convencional, especialidad tiro con fusil y pistola, combate urbano, al mando del My. Alfredo Irrazabal Guzmán abordó el avión FAB-65 Hércules, a las 17.35, eran 42 instructores y 48 Cóndores Alumnos con armamento y munición: 81 pistolas 9mm, 80 fusiles Galil, cinco fusiles Steyer, cinco ametralladoras MAG, 18.000 municiones calibre 5.56-nacional, 5.000 municiones calibre 7.62mm fabricación china, 1.000 municiones calibre 7.62mm fabricación belga, además de 25 cintas metálicas para alimentar a la ametralladora MAG.

El 16 de noviembre se produjo el traslado desde el Grupo Aéreo GCAE-1 “Gral. Apóstol Santiago”, de Cochabamba, de dos helicópteros multipropósito modelo 29-H425 matrícula EB105 y EB106 que el 19 de noviembre realizaron labores de sobrevuelo en el espacio aéreo de la planta de Senkata durante la mañana y la tarde con el traslado, dentro de Senkata, de personal de Esconbol (Escuela de Cóndores Bolivianos, cuya consigna es “La Patria debe vivir, así tengamos que morir”).

También fueron movilizados de la Armada Boliviana, efectivos del Grupo de Reacción Inmediata de la Escuela de Sargentos Litoral, con los mecanizados del Batallón de Infantería de Marina VI Independencia del Cuarto Distrito Naval Titicaca. El documento no menciona el número.

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, verificó que se produjo innecesario y excesivo uso de la fuerza, lo que echó por tierra el argumento de que una multitud derribó con dinamita el muro de la planta distribuidora de carburantes y pretendía hacerla volar:

“…el grupo de manifestantes que embistió el muro y la puerta de la planta de YPFB de Senkata, no superó a un centenar de personas (…) A partir del derribamiento del muro, las fuerzas de seguridad desarrollaron una operación de persecución violenta en contra de los manifestantes, la cual resultó en un conjunto de ejecuciones sin amparo legal, a lo largo de seis horas (…) El GIEI no ha identificado evidencias concretas que indiquen que se hubiera producido un ataque directo contra la planta y que ésta haya estado expuesta a un riesgo de explosión. El GIEI no pudo comprobar que dinamitas y otros explosivos hubieran sido lanzados hacia el interior del perímetro de la planta ni que se hubiera producido algún foco de incendio cerca de alguna de las áreas (…)” (Informe GIEI, pág. 213)

Después de la matanza, en el acto de clausura del curso de Satinadores 2019 en Sanandita, el entonces ministro de Defensa, Luis Fernando López, dijo en su discurso ante su presidenta Jeanine Áñez: “Frente a ustedes está la Fuerza 10 que yo los llamo los héroes de Senkata”.

Freddy Morales es periodista.

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Un estreno sin aplausos

/ 12 de julio de 2022 / 01:38

Empiezan a correr los créditos del documental. El ambiente es iluminado por velas. No hay aplausos, el silencio se extiende hasta volverse incómodo. Terminan más de dos horas de estreno del documental Senkata, memorias de una masacre. El público, en esta premier, en su gran mayoría son también actores. Son familiares y sobrevivientes de la masacre. En la capilla de Senkata una vez más se han visto contando su tragedia y han visto otra vez, baleado, al hijo o esposo. En esta capilla, donde un día después de la matanza del 19 de noviembre de 2019, entre la bruma del dolor y la angustia, veían y escuchaban la labor de los tres equipos forenses, la sierra cortando el esternón, el corte horizontal en la frente para levantar la piel del rostro como si fuese una máscara para observar el cráneo…

El documental pone énfasis en la ya varias veces constatada mentira del gobierno de Jeanine Áñez para justificar la masacre, de que quienes repudiaban el golpe de Estado utilizaban dinamitas para hacer explotar la planta de hidrocarburos de YPFB. Muestra que varias personas empujaron y el muro cedió. Que no hubo una sola explosión de dinamita. Luis Fernando López, ministro de Defensa de Jeanine Áñez, dijo: “Hordas en estado inconveniente pretendieron ingresar a la planta de Senkata con cachorros de dinamita, decidieron voltear paredes con cachorros de dinamita”. Hasta la investigación del GIEI lo desmintió, pero aún hay periodistas y medios que repiten la falacia que, en esos días, acompañaron hasta el hartazgo con imágenes de la explosión de una planta de hidrocarburos en México, con la versión de que se pretendía matar a los habitantes de 20 cuadras a la redonda de Senkata, versión distribuida por el gobierno y que calzaba con el “salvajes” que espetaba Jeanine Áñez contra la gente de piel morena. Juan Carlos Mamani, uno de los dos directores del documental, lo simplifica: “No es posible aquello, porque nosotros vivimos aquí, sería un autoatentado”.

Franks Bautista, el otro director del documental, dice que pretenden “interpelar la conciencia de la opinión pública, (que) esto no vuelva a pasar y se haga justicia”.

El documental ingresó a la casa de las víctimas. El anciano Prudencio Jamachi, en el centro de su humilde dormitorio, huérfano de su hijo Edwin rompe en llanto. “Nos llamaba todo el tiempo para preguntarnos cómo estamos. Ahora, ¿quién nos preguntará cómo estamos?”

El 19 de noviembre de 2019, Alison y Calixto compartieron junto a sus dos bebés el desayuno. Calixto, joven de profesión costurero, hizo cuentas: Ya no tenemos dinero para comer. Iré hasta la Ceja de El Alto a buscar cierres para hacer chamarras, y tú vas y vendes, aunque sea en 20 pesos. Alison asintió. Calixto respondía a Alison de inmediato en el celular. Ese día no. La mujer insistió hasta que le contestó un paramédico, quien le dijo que Calixto tenía una herida de bala en la cabeza y que en ningún hospital lo aceptaban. Agonizó seis días.

El documental no deja dudas de que la masacre fue preparada. Muestra órdenes de despliegue de militares “satinadores” (entrenamiento en operaciones especiales) de Sanandita. Contrasta la versión oficial de que “no salió un solo disparo de los militares”, con imágenes de militares disparando. Y recupera una transmisión del canal estatal, en vivo, en el homenaje de Jeanine Áñez a esos militares, cuando su ministro de Defensa, Luis Fernando López, dice: “Frente a ustedes está la Fuerza 10, que yo los llamo los héroes de Senkata, que tiene por misión organizar, planificar, entrenar y ejecutar acciones de acción directa…” El gobierno de Áñez, el 14 de noviembre, aprobó el Decreto 4078 que instruye a las FFAA emplear “todos sus medios disponibles y los que puedan ser adquiridos…” para garantizar el bienestar… y en el artículo 3 los exime “de responsabilidad penal”. Un día después fue la masacre en Cochabamba. Con ese decreto arropó y transportó a “satinadores” por 1.135 kilómetros, entre Sanandita-Tarija y El Alto.

Me acerco a Alison micrófono en mano. Se excusa con un movimiento de cabeza. Avergonzado insisto. Me recuerda que estamos “en la casa del Señor donde fueron velados los muertos”. Dice que siente un nudo en la garganta y se deja vencer por el llanto. Cuenta que sus hijos recuerdan a Calixto y que siente “desesperación al no encontrar justicia, al seguir peregrinando por justicia”. Aquí no caben aplausos. Los asesinos siguen impunes.

Freddy Morales es periodista.

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Que el diablo escoja

/ 6 de junio de 2022 / 01:35

La derecha siempre lo tuvo claro. Las movilizaciones de 2019 contra Evo Morales eran para sacar del gobierno a Morales y al Movimiento Al Socialismo (MAS), no por la democracia. Tres meses antes Carlos Mesa, candidato, afirmó en un desayuno con medios internacionales que Morales “no es, ni será candidato”. Luis Fernando Camacho, a cargo del Comité Cívico pro Santa Cruz y otros comités cívicos anunciaron mucho antes de la votación que no aceptarían el resultado. Los medios y periodistas afiliados a la derecha y empeñados mucho antes en la desestabilización del gobierno de Morales, habían pronosticado con dos meses de anticipación que habría fraude. La noche del domingo 20, de elecciones, Carlos Mesa confirmaba las predicciones periodísticas: “se produjo un fraude monumental”. (*)

Se desbordaron las acciones terroristas de la derecha con grupos paramilitares hasta llegar a la toma de rehenes y quema de viviendas de gente cercana al gobierno de Morales. Caso emblemático el de Víctor Borda, presidente de Diputados, cuyo hermano, Marco, fue tomado rehén, torturado, obligado a caminar descalzo calles de Potosí, su vivienda incendiada y con fijación de hora para “ejecutarlo” si Víctor no renunciaba. Todo transcurría bajo el amparo del “motín” policial que dejaba hacer.

Tras la renuncia de Morales, los principales cabecillas entraron a una competencia sobre quién había conspirado más. Luis Fernando Camacho contó cómo su papá “arregló” con la Policía “para que no salga”. Solo entonces, el valiente Luis Fernando dio plazo para que Morales renuncie y le llevó la carta para que la firme (como hizo Luis García Meza con Lydia Gueiler en 1980). El “macho Camacho” publicó en las redes videos suyos vestido de policía para presumir el pacto de su papá y contar cómo caminaba, protegido, para conspirar.

Otro concursante fue Jorge Tuto Quiroga. Pregonaba que se convirtió en “agente de viajes” de Evo Morales, porque fue quien autorizó que ingrese el avión mexicano que lo llevó al exilio: “Yo hablo con la gente de la Fuerza Aérea, les digo que den el permiso para pacificar el país y también, no voy a negar, porque el hecho de que suba al avión mexicano, se vaya al asilo, significaba dejación del cargo, abandono de funciones y efectivizaba la sucesión constitucional”. Anunciaba a los “hermanos de Venezuela, Cuba y Nicaragua” que iría a liberarlos y en Bolivia los liberados le agradecían: “En el canal donde trabajaba la esposa del ex Vicepresidente, yo llegué y todos me decían gracias. ¿Por qué?, porque también se han liberado de tener que estar sometidos. Imagínense que la esposa del Vicepresidente sea la que dé las noticias en un canal independiente. Así pasaba en mi país”.

En esa disertación en México, Quiroga intentó “legalizar” que Jeanine Áñez se hubiese proclamado presidenta sin quorum aludiendo la sucesión constitucional de 2005: “…renuncian a la sucesión el presidente del Senado, renuncia el que lideraba diputados y acabamos con un juez, Rodríguez Veltzé, él es posesionado en una sesión donde no había quorum ni por asomo porque había dinamitas, problemas, dificultades y se procedió a hacer la sucesión porque así mandaba la Constitución, no decía con quorum, sin quorum”.

No es difícil suponer que esa misma historia manejaron Quiroga, Carlos Mesa, un grupo de obispos católicos y de embajadores para ofrecerle la presidencia a Áñez y evitar el ingreso de parlamentarios del MAS para que no haya quorum en el único lugar donde legalmente se debía resolver la crisis. La señora Áñez ante la Fiscalía contó que Ricardo Paz, operador político de Carlos Mesa, desde la Universidad Católica, durante la reunión que sustituyó al Legislativo, le ofreció ser presidenta y del trato de jefa del Estado que le dispensaron Policía y Fuerzas Armadas antes de que tome el gobierno. Es fácil suponer quiénes daban las órdenes a la Policía y, en este caso, otra vez, a la Fuerza Aérea.

Demasiado obvio que una conspiración tan prolongada y minuciosa no tenía como objetivo devolver la democracia y el gobierno al Movimiento Al Socialismo tras la anulación de Evo Morales. Y lo dejó claro uno de los cabecillas, el 9 de noviembre, un día antes de la renuncia: “El tema de la sucesión, con todo respeto. Leamos la Constitución, entre Evo Morales, García Linera y sus presidentes de Cámara que venga el diablo y escoja. Yo no quiero decir cuál masista se queda”.

(*) El gobierno de Jeanine Áñez abrió 10 procesos por fraude electoral. En su año de gestión ni Mesa, ni nadie presentó una sola prueba, al extremo que los 10 procesos se cerraron “por falta de pruebas”.

Freddy Morales es periodista.

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Un mar de papeles

/ 7 de abril de 2022 / 01:23

Soraya, Azucena y Carmen se sienten solas pese a que existen siete convenciones, protocolos, declaraciones y recomendaciones internacionales que las protegen. Otras cuatro leyes, seis decretos y un reglamento bolivianos también las protegen del acoso y la violencia política.

Soraya Destre, concejala de Riberalta, inauguró su calvario cuando cuestionó el alza del precio de la carne y lo empeoró tras su denuncia de un presunto sobreprecio en el intento de compra de una planta generadora de oxígeno. Es víctima de un tal Miller, que se atribuye dirigir un comité cívico. Un mal día, tras un periodo de “ablandamiento” con amenazas y conatos de agresiones físicas, los concejales municipales de Potosí (en la anterior gestión), expulsaron a su colega Azucena Fuertes, sin que hubiera sentencia judicial o prueba en su contra. Azucena logró una orden judicial para retomar el cargo, pero sus colegas se lo impidieron. Hoy es asambleísta departamental y también por denunciar irregularidades en la gobernación, otra vez, es perseguida. Carmen Vásquez, presidenta del Concejo Municipal de San Pedro de Curahuara, provincia Villarroel de La Paz, tiene sobre su cabeza una resolución de la Central Agraria, tramitada por el alcalde, para que renuncie a su cargo, por haber denunciado nepotismo e ítems fantasma. Tiene miedo caminar por las calles de su pueblo.

Es que ni las leyes universales ni las bolivianas les garantizan nada. Veamos solo una. La ley contra el acoso y violencia política hacia las mujeres (2012) no disimula su intención de no hacer nada. Su artículo 17 divide las faltas administrativas o disciplinarias en leves, graves y gravísimas. Las gravísimas van de los incisos i) al q) del artículo 8 e incluyen discriminación, presión y engaños para obligar a la renuncia al cargo e imponen como sanción máxima “suspensión temporal del cargo sin goce de haberes hasta treinta (30) días”, para el violento y acosador. Pero no hay que alegrarse. El inciso II del artículo 17 aclara que, para imponer la sanción máxima deben concurrir, además, agravantes como atentar contra una mujer embarazada, mujer mayor de 60 años, sin instrucción, discapacitada, “si el abuso es cometido por dos o más personas” o, si “como resultado de los hechos, se hubiere producido el aborto”. Ya que el agresor casi siempre es un macho, se puede afirmar que es imposible contar con una ley más blandengue.

La vocal Dina Chuquimia, del Tribunal Electoral, en la Cumbre contra el acoso y la violencia política reveló que “no existe una instancia interna que ventile estos casos ni en las asambleas departamentales ni en los concejos municipales. Es decir, no hay un protocolo o comisión o comité de ética que sean el filtro de denuncias que tanto concejalas y asambleístas departamentales puedan hacer de forma inicial, antes de ir a la Policía o a la Fiscalía o al Órgano Electoral.” De lo que nos enteramos 10 años después.

Claro que la misma ley dice que la agredida puede denunciar ante la Fiscalía, donde en un juicio ordinario se podrán imponer penas de entre dos y ocho años de cárcel. Pero en 10 años, solo un caso concluyó en la Justicia Ordinaria. Y no es por falta de denuncias. En esta década, se presentaron 677 denuncias por acoso, presiones, agresiones psicológicas y físicas contra autoridades mujeres elegidas. Son 185 los casos de violencia y 150 renuncias. Este año ya van cinco denuncias y cinco renuncias.

Según la conquistada “paridad”, si una mujer va de titular un varón va de suplente y viceversa. Sin embargo, hay “acuerdos” para que a mitad de gestión el suplente herede la titularidad. Y si no es de a buenas, el suplente será titular a las malas. Según la defensora del Pueblo, Nadia Cruz, esto se conoce como acuerdos de gestión compartida que “lastimosamente solo han servido para que las mujeres titulares sean obligadas a renunciar, pero, extrañamente, los hombres titulares no. Ni siquiera bajo esos compromisos de lealtad o esos acuerdos políticos”. Las 18 leyes, convenciones y decretos que protegen a las mujeres del acoso y violencia política están publicadas en un libro de 296 páginas, que dejan claro que también se puede perecer en un mar de papeles escritos con declaratorias de paz, equidad y amor.

Freddy Morales es periodista.

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La carta

/ 7 de diciembre de 2021 / 00:40

Con fecha 25 de noviembre, el Alcalde de La Paz envió una carta al Ministro de Gobierno, con el título Medidas de seguridad. El texto dice que “Evo Morales, líder del MAS, indicó que la marcha convocada por su partido político es solo ‘un calentamiento’ y que ‘va a reventar La Paz’ cuando la caminata llegue este lunes (Los Tiempos 23.12.21), solicito a usted pueda instruir a la Policía Boliviana el resguardo a los ciudadanos paceños, de las edificaciones públicas, monumentos, parques y equipamiento de nuestra ciudad”. Y en el tercer y último párrafo dice que paceños y paceñas recibiremos a los marchistas con banderas blancas.

Se criminaliza al dirigente político por haber dicho que la marcha es un “calentamiento” y se manipula el término “reventar” (los hechos confirmaron el anuncio como sinónimo de colmar, de lleno completo: “El teatro está reventando”). La carta fue el apoyo que necesitaban algunos medios de comunicación y periodistas que ya habían desplegado su campaña racista basada en el miedo, dando a entender que estábamos inermes ante esa amenaza, esos bárbaros que se dirigían hacia la civilización, con el concepto de “hordas” bajo la manga (como lo decían explícitamente sus entrevistados de derecha).

El firmante de la carta fue ministro de Estado de la señora Jeanine Áñez, quien realizó una sostenida campaña contra “los salvajes”. Colegas de gabinete del firmante de la carta anunciaban “cacería” (para dejar sentado que los cazados no eran seres humanos sino animales, y además peligrosos). Y otro de sus colegas, en función de ministro de Defensa, advirtió a un ciudadano señalándole a un militar: “Éste te puede hacer desaparecer en 10 segundos”. El mismo ministro que advirtió con “desaparecer” a un ciudadano fue quien justificó la masacre de Senkata señalando a los muertos y heridos, a las víctimas, como “drogadictos y alcohólicos”. Socio político, del firmante de la carta, el presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, calificó a esos innombrables como “bestias humanas”.

El gobierno del que formó parte, el firmante de la carta, bajo el liderazgo del entonces director de Migración, realizó operativos y masivas gasificaciones con centenares de policías en la frontera con Chile para evitar el ingreso de ciudadanos bolivianos que intentaban volver tras ganarse unos pesos en la cosecha de frutas en ese país. El argumento fue que volvían para desestabilizar. Los gobiernos regionales de Chile, fronterizos con Bolivia, debieron montar campamentos para cobijar a esos bolivianos. Tan grosera, inhumana y cruel la actitud del gobierno del firmante de la carta que luego bajó el tono, y usaron el pretexto de la pandemia e instalaron campamentos de cuarentena en el lado boliviano.

Que la Policía resguarde a los ciudadanos paceños, sus edificios públicos, sus monumentos, sus parques y equipamiento. Y que ondeen banderas blancas. Solo faltó en la carta “y que, si todo eso no funciona, que Dios, la Virgen y los Santos en su extrema bondad nos protejan y que todo sea, finalmente, su voluntad”.

El firmante de la carta avaló las atrocidades que cometió su gobierno, de modo que mantiene una coherencia. Lo que resulta bochornoso es el papel de algunos medios de comunicación y algunos periodistas que promueven, alientan y echan gasolina a la hoguera racista (es obvio que la obligación es apagarla). La carta, es prueba y acusa, no solo al remitente.

Freddy Morales es periodista.

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