Voces

Tuesday 14 Jan 2025 | Actualizado a 12:09 PM

John Le Carré: novelista, diplomático y espía

/ 9 de enero de 2021 / 04:11

Ninguna pluma como la suya para describir el fascinante mundo de la Guerra Fría, que, con tanto ímpetu, crueldad y entusiasmo, enfrentó a las dos superpotencias: los Estados Unidos y la Unión Soviética, durante más de cuatro décadas. Quienes vivimos y trabajamos en la diplomacia en esa época, nos sentíamos como émulos de George Smiley, el héroe epónimo en los relatos escritos en una veintena de obras por el británico David Cornwell, más conocido por su pseudónimo de John Le Carré. Su muerte acaecida el 12 de diciembre pasado, a sus 89 años, deja un legado copioso de anécdotas, modalidades y astucias en el entretenido universo del espionaje. No escribió sus memorias, porque la creación de sus personajes de ficción era el reflejo autobiográfico de situaciones y gentes que cruzó en su vida personal y profesional. El resto correspondía a su fértil imaginación nacida desde el momento en que su madre desapareció misteriosamente cuando él no había cumplido aún cinco años. Entonces comenzó a admirar a su padre, a quien describe como un magnifico bandido que de todas sus estafas salía siempre inmune.

Su primera juventud transcurre en Berna, donde emprende estudios de Cultura Alemana. Es allí en 1949 donde los servicios secretos británicos lo reclutan como novicio operador, para implantarlo en Oxford, donde la KGB se nutría de futuros agentes. De 1959 a 1964 se desempeña como Segundo Secretario de la embajada en Bonn, una máscara para laborar simultáneamente en el MI5, al servicio de Su Graciosa Majestad. Por coincidencia, yo también cumplía en ese tiempo idéntico rango diplomático en la misión boliviana en Londres y más tarde en 1964, ya de diputado, viajé a Berlín y crucé el famoso puente que conducía a la parte oriental de la ciudad, separada por el infame muro, para acceder al “Checkpoint Charlie” evocado en su opus magna El espía que vino del frío, publicada en 1963. Eran tiempos en que se vivía la vida de peligrosa aventura, casi cinematográfica, donde pululaban los espías, los agentes dobles y las hermosas mujeres como cebo para atrapar adversarios y sus valiosos secretos. La violencia no estaba ausente y el fin justificaba los medios empleados sin escrúpulo alguno. Por ello John Le Carré, en reflexiones posteriores dirá 50 años más tarde que sigue vigente la vieja pregunta: ¿hasta dónde somos capaces de ir en nombre de la legítima defensa de los valores occidentales? El comunismo soviético fue enterrado en 1989, pero hoy en día surgen otros enemigos para batirlos, llámense estos terroristas del islamismo radical o narcotraficantes. Y nuestro autor recorre el mundo con temas recurrentes que dan ocupación a los espías, sea en América Central con El Director nocturno (1994) o El sastre de Panamá (1997) y El canto de la misión (2007) en el África. En otro nivel, las maquinaciones de las multinacionales farmacéuticas son fustigadas en La constancia del Jardinero (2001).

Premonitoriamente, John Le Carré dijo alguna vez “Yo desearía que me recuerden como un buen narrador que vivió con las pasiones de su tiempo”. Así sea.

   Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

Comparte y opina:

2024: el año horrible

Carlos Antonio Carrasco

/ 4 de enero de 2025 / 07:17

Felizmente dejamos atrás el horrible año en que se sucedieron no solamente innumerables catástrofes naturales en diversas zonas del mundo, debido a los negativos efectos del cambio climático, sino que también por la mano humana se añadieron miles de víctimas por las guerras en curso y otras convulsiones sociales. El conflicto absurdo que se libra entre Rusia y Ucrania entró en su tercer año sin que se vislumbre una avenida hacia la paz. Mientras Moscú ensaya nuevas armas tremendamente mortíferas como la Oreshnik, las potencias occidentales que estimulan a Kiev en aquel conflicto le siguen aportando material bélico, copiosa ayuda financiera y soporte diplomático, eso sí, evitando intervenir con combatientes en tierra, porque como en tantos conflictos Occidente prefiere regalar las bombas y los dólares, pero ningún soldado. En este caso, el casi millón de muertos entre los dos bandos son jóvenes ucranianos y rusos que se baten ingenuamente por un pedazo de tierra con fronteras borrosas e imaginarias.

Lea: Notre Dame resucita otra vez

Más allá, en Medio Oriente, desde el 7 de octubre de 2023, Israel bombardea incesantemente la banda de Gaza, habiendo —hasta ahora— segado la vida de 105.000 palestinos, entre muertos y heridos, de los cuales buena parte son niños, en lo que, en la Corte Internacional de Justicia, se califica como genocidio. Ese brote guerrerista sirvió de pretexto a Tel Aviv para extender su arremetida militar contra Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen y esporádicamente Irán. En ese ámbito, la caída de la dinastía de Assad en Siria, a manos de grupos islámicos radicales es un mal presagio. En África, las guerras civiles en Sudán, Somalia y Libia dejan el caos y hambrunas horripilantes.

Entretanto, los pleitos intraestatales se dividen cada vez más entre gobiernos democráticos y autocracias dictatoriales, donde las elecciones devienen una farsa como en Venezuela o Georgia. Aunque elecciones perfectamente legítimas dieron triunfales resultados a partidos de extrema derecha en Italia y Hungría y mayorías en Alemania, Francia, Holanda, Finlandia y Eslovaquia. Por otro lado, los indicadores económicos son preocupantes como la recesión en Alemania o la deuda en Francia, motores vitales de la Unión Europea, cuya fortaleza tambalea.

A todo aquello, agréguese la victoria electoral de Donald Trump que, a partir del 20 de enero de 2025, podría poner en ejecución su programa gubernamental que internamente se propone expulsar masivamente a los sujetos indocumentados que penetraron ilegalmente a territorio norteamericano. En cuanto a su política externa, aparte de su retórica aislacionista, la alza de tasas arancelarias para castigar particularmente a China y otros, es un hecho y recientemente sus intenciones de recuperar la soberanía sobre el Canal de Panamá, la compra de Groenlandia al reino de Dinamarca o la posible anexión de Canadá como el 51 Estado de USA, su menosprecio a la OTAN y a la Unión Europea, hacen pensar que su slogan MAGA ( make America grate again) ocultan el deseo de practicar el viejo concepto del imperialismo puro y duro.

(*) Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Notre Dame resucita otra vez

Carlos Antonio Carrasco

/ 21 de diciembre de 2024 / 07:19

El 7 de diciembre, en solemne ceremonia cívico-religiosa, se inauguró con gran pompa la fase final de la reconstrucción de la icónica catedral que quedó semidestruida por un inexplicable incendio ocurrido el 15 de abril del 2019 a las 19 PM y que 400 bomberos lucharon contra el fuego hasta apagar las llamas 11 horas después. Gran parte del tejado y la famosa flecha que apuntaba al cielo quedaron reducidos a cenizas, lo mismo que ciertos altares y esculturas famosas resultaron afectados. Entonces, ante la multitud de parisinos que lloraban impotentes ante la destrucción de ese invalorable patrimonio, el presidente Emmanuel Macron juró restaurar los daños con decidido empeño. Por ello, cinco años más tarde cumplió su promesa gracias a las labores de cientos de arquitectos, albañiles, plomeros, carpinteros, cerrajeros, pintores, picapedreros, artesanos y restauradores calificados que trabajaron incansablemente bajo un costo de 700 millones de euros recaudados entre aportes del Estado y contribuciones voluntarias llegadas de todo el mundo, incluyendo donaciones anónimas de motivados feligreses. Fue ese día propicio para congregar 40 jefes de Estado, reyes e ilustres personajes que escucharon contritos una memorable evocación histórica de Macron recordando que Notre Dame resumía las diversas etapas de la Historia de Francia, desde las hazañas medievales de los caballeros cruzados, pasando por los días napoleónicos para rematar en los fulgores republicanos.  En verdad, esas piedras laboriosamente labradas son testimonios vivos del fervor de San Luis que transportó desde Jerusalén hasta esa iglesia las reliquias de Cristo, incluyendo la sagrada corona de espinas, pero también fueron silentes testigos de los desmanes revolucionarios que atentaron contra la integridad de la magna catedral en 1830, que incluso culminó en saqueo. Tuvo que advenir la inmortal obra de Víctor Hugo, “Notre Dame de Paris”, para que los franceses tomaran conciencia del valor de ese patrimonio y su aprecio crezca con el tiempo. Sin embargo, entre los privilegiados invitados a la inauguración de la renovada catedral, ¿cuántos de ellos incrustados en sus poltronas, sabrían quién era la bella Esmeralda o el monstruoso Quasimodo cuyos esqueletos fueron hallados abrazados en las catacumbas de ese mismo antro, según la novela de Víctor Hugo que consagró la fama de ese sagrado edificio? No creo que entre los doctos se halle el presidente electo americano Donald Trump que, entre la plegaría macroniana y la elegía episcopal dormitaba intermitentemente, ni tampoco el genial Elon Musk que aportó una copiosa suma para las obras de restauración. La ceremonia que comentamos sirvió también para cotejar la eterna rivalidad de la dicotomía roji-negra: el poder temporal y la omnipotencia eterna. Mientras el Papa Francisco excuso su presencia, por razones ignotas, el arzobispo de Paris, dejando de lado la majestad presidencial recuperó raudamente la primacía del evento, usando su báculo para golpear tres veces las puertas del recinto celestial que se abrieron dando paso al séquito de ostentosos clérigos lujosamente ataviados.

Entretanto, los ciudadanos de a pie, estuvimos confinados a rumiar nuestros recuerdos desde el atrio, añorando los años mozos cuando podíamos escalar los 422 peldaños hasta la cima de una de las torres, antes que los años y la impertinente artrosis nos impidan volver a cumplir esa devota hazaña. No obstante, agradecimos a Dios, que el fuego diabólico no hubiese alterado la belleza de los vitrales medievales ni las esculturas sagradas que se preservan en los altares.

El símbolo más sublime de la arquitectura gótica ahora perdura y el soplo divino apagó aquel fuego propalado por Satanás.

(*) Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia

Temas Relacionados

Comparte y opina:

La era de Trump

/ 23 de noviembre de 2024 / 06:00

Aunque su inauguración recién será el 20 de enero de 2025, el 47 presidente Donald Trump ha comenzado a impulsar un violento terremoto tanto dentro de su país como en el resto del planeta. Su arrolladora victoria le ofrece en bandeja de plata un poder omnímodo para dirigir Estados Unidos de 2025 a 2028 sin contrapoder alguno, pues los republicanos controlan el Senado, el Congreso y la mayoría de los nueve jueces de la Corte Suprema de Justicia.

Con ese esquema podrá poner en ejecución no solo todas sus promesas electorales, sino también medidas que se le ocurran en su impredecible mentalidad y su conocido cambiante humor, como revelan las declaraciones de sus cercanos colaboradores que en su primer periodo sufrieron los embates de su carácter hasta ser despedidos y convertirse —ahora— en sus peores enemigos. Por ello, para adelantar prognosis acerca de su fresco periodo electivo, es de vital importancia registrar a quienes figuran ya en su entorno.

En la primera fila brilla el multimillonario Elon Musk (53), a quien Trump, además de agradecerle su copiosa contribución al fondo preelectoral, le debe también su valioso aporte con decisivas iniciativas en el área de la comunicación para seducir a los sectores indecisos y conquistar comunidades enteras como los latinos y los afroamericanos.

Su nombramiento como jefe del proyectado Departamento de Eficiencia Gubernamental pone a sus pies la totalidad de la administración pública cuyos puestos podrá modificar o suprimir. Pero ya, desde hoy en día, sus sugerencias para cargos claves en el gobierno han sido escuchadas por Trump e incluyen a varios empleados de sus empresas y de sus colegas del conglomerado tecnológico de Silicón Valley.

Por cierto, Elon Musk pasa gran parte de su tiempo en la residencia trumpista de Mar-a-lago, convertido casi en un familiar más del presidente. Importante para el ámbito latinoamericano es la designación del senador por Florida Marco Rubio (53) como secretario de Estado, pues su ascendencia cubana influirá sin duda en capitales determinaciones en lo que concierne la relación con países dictatoriales como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Sus opiniones vertidas entonces como senador hacen presumir que la prioridad en su línea de mira será liquidar el espinoso caso venezolano. En cambio, las tareas pendientes de la política externa como la guerra rusoucrania, el enfrentamiento competitivo con China, la contención nuclear para Irán y el embrollado conflicto de Israel en el Medio Oriente, son carpetas que serán tratadas a alto nivel por el propio Trump, quedando para Rubio el ortodoxo seguimiento.

En este último punto se espera que el presidente electo presione al nefasto Bibi Netanyahu para un alto al fuego que ponga fin al feroz genocidio en Gaza.

Otros anunciados nombramientos despertaron opiniones controvertidas, como la mención de Robert Kennedy Jr. como secretario de Sanidad, dada su publicitada aversión a las vacunas que las considera moneda de corrupción de las grandes usinas farmacéuticas.

Sin duda, que la expulsión masiva de los inmigrantes ilegales que fue el principal tema de la campaña electoral tendrá que reconsiderarse a fondo por el alto costo financiero que implica y las dificultades logísticas que se prevén. Sin embargo, la delicada misión ha sido confiada a Tom Homan, reputado halcón partidario de la tolerancia cero.

Se confía que hasta el 20 de enero próximo se afine el equipo que acompañará a Donald Trump en su intento imperial de forjar su aspiración de llegar a MAGA, o sea, “hacer de América grande otra vez”.

*Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

El día después

/ 9 de noviembre de 2024 / 06:01

El resultado del sufragio del 5 de noviembre es fruto de las campañas electorales más reñidas de la historia, donde el ciudadano no podía discernir con claridad el programa de gobierno de los candidatos por ser éstos inexistentes. En ambos bandos se impuso el tono agresivo y la multiplicidad de adjetivos para descalificar al adversario fue feroz, destacándose, por ejemplo, evaluar a Trump como peligroso para la supervivencia misma de la democracia, citando para ello opiniones negativas que brindaron varios colaboradores suyos durante su primer mandato (“Quisiera yo contar con generales como los de Hitler”, habría trinado el presidente) .Y, en la acera del frente, su rival se sorprendía que Harris se hubiese ofrecido un día libre durante su campaña. “Faltando tan poco tiempo para las elecciones, es muy curiosa su decisión podría ser que ayer se pasó de tragos o quizá se drogó, en fin, yo no sé”, declaró el republicano.

Anteriormente, Trump después de haber vencido tres intentos de magnicidio, comentó paladinamente estar protegido por la mano de Dios, reprochando el aparente agnosticismo de su contrincante, a la que también atribuyó un bajo coeficiente intelectual.

Notorio perdedor en el único debate frente a frente, se negó firmemente a repetir el ejercicio quedando como su promesa electoral más recurrente el frenar duramente la inmigración ilegal. En cambio, Harris tuvo en su radical posición frente a la libertad de abortar, su tema más apreciado de campaña que cautivó según las encuestas el 58% del voto femenino.

En aquella pelea sin límite, donde todo valía, desde la lotería de un millón de dólares cada día por un voto en Pensilvania ofrecido por el multimillonario trumpista Elon Musk, injerencias extranjeras en las guerrillas cibernéticas libradas en las redes sociales.

Entretanto, la prensa foránea en sus versiones escritas y televisivas durante todo el mes de octubre abría página ocupándose del vaivén de las encuestas que se movían nerviosamente día a día. Igualmente, las cancillerías en todos los continentes seguían de cerca las declaraciones de uno y otro candidato acerca de los problemas de la política externa.

Las conjeturas fluctuaban y los cálculos oportunistas apostando al ganador también. Los visitantes a la Casa Blanca o al Congreso en Washington no faltaban pasar a saludar al republicano que los recibía displicentemente.

El mundo todo estuvo al vilo, consciente de que ese resultado electoral no solamente alteraría el panorama interior de Estados Unidos; la jornada más importante no fue el 5 de noviembre, si no el día después…

Trump, como ganador indiscutible, es garante de la paz mundial por su “real politik” frente a Rusia y China.

*Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Chávez: de frente y de perfil

/ 26 de octubre de 2024 / 06:00

El 17 de octubre, en Miami, el Interamerican Institute for Democracy —que dirige nuestro compatriota Carlos Sánchez Berzaín— presentó en solemne acto académico el libro CHÁVEZ DE FRENTE Y DE PERFIL, cuya autora, la exembajadora Virginia Contreras, me pidió que escribiera el prólogo, tarea que acepté complacido por haber tratado con aquel exmandatario venezolano en cuatro diferentes ocasiones en el marco del trajín diplomático. Figura, en verdad, enigmática que Contreras retrata con cercana familiaridad por haber sido primero juez imputador, luego abogada defensora y finalmente su embajadora ante la OEA, en Washington, donde actualmente reside como consultora internacional.

Los sucesivos discursos en el acto aludido me mueven a volver sobre la necesidad de una evaluación más objetiva de aquel personaje que trascendió del dominio de su propio país hacia la región latinoamericana y la cuenca del Caribe, extendiendo la ideología bolivariana y su modalidad autocrática a ciertos países donde su sombra sobrevivió a su temprana muerte. Para ello, complemento indispensable para la autopsia de ese carismático militar es indudablemente su autobiografía MI PRIMERA VIDA escrita en dúplex con el escritor gallego Ignacio Ramonet, cuya traducción al francés contenida en 715 páginas la devoré con fruición por los detalles meticulosos que cuenta Chávez desde su niñez paupérrima, su azaroso paso por la academia militar hasta su incursión activa en la política nacional como golpista fracasado primero (donde conoce a Virginia Contreras) hasta convertirse en el hombre providencial de un singular momento histórico. En cada una de las conversaciones registradas por Ramonet, en la autobiografía, estas van seguidas de pie de página con rigor verificativo. Esta particularidad desmiente algunas percepciones equivocadas de sus detractores acerca de su genuina personalidad, por ejemplo, sobre su formación intelectual o su integridad moral.

Gran error comparar al líder con su heredero Nicolás Maduro, quien, aparte de la tentación totalitaria de su mentor, carece del talento político, la ductilidad estratégica y el cinismo pragmático. En líneas zoológicas, se diría que éste tiene la fortaleza torpe del elefante y aquel la elegante astucia de jaguar. Además, uno disponía del maná petrolero y el otro tiene que batallar contra los embargos y el repudio universal que despierta su gestión.

Por tantas razones, las obras de Contreras y de Ramonet son indispensables para comprender a cabalidad a aquel agente de la historia, llamado Hugo Chávez Frías.

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.

Comparte y opina:

Últimas Noticias