Piedra en el zapato
Sin duda, combatir el capitalismo es un campo importante en la lucha revolucionaria de liberación.
En esta semana llega al recuerdo cotidiano, y a la tristeza que se guarda para ocasiones especiales, una lluvia de noticias trayendo en su canasta la vida y la muerte de dos acompañantes en mi camino, dos fuerzas de luchas que me cobijaron en mi rincón de reflexiones y preguntas, sobre el sentido de seguir consecuentemente luchando y nunca rendirse, ni venderse. Dos espejos donde se reflejó, deslumbrando y alumbrando, el sentido de los errores políticos o la puñalada de las traiciones y difamaciones.
Una, la Rosa Luxemburgo, contemporánea de Lenin, una mujer capaz de visualizar la proyección de las luchas revolucionarias, que criticó la Revolución Rusa porque el camino que seguían les llevaba hacia la burocratización. Rosa Luxemburgo fue asesinada.
Otro, el Felipe Quispe, hermano aymara comprometido con la lucha de los pueblos originarios en el territorio de lo que hoy llamamos Bolivia, indio inteligente y terco estratega de las piedras en el camino.
Tanto la Rosa como el Felipe, a pesar de la contundencia de sus opiniones y lo visionario de sus reflexiones con análisis capaces de mover el piso de quienes detentan el privilegio de la palabra y la palabra escrita, han podido ser olímpicamente la ignorada y el ignorado. Pero claro que si sus opiniones, conceptos y aportes serán rehusados, sin reconocer de dónde venían, serán sinvergüenzamente plagiados y en otros casos despolitizados. Movieron el piso de los intelectuales y dirigentes revolucionarios que, desde el lugar de la dirigencia reconocida, por ser hombres blancos letrados, se quedaron con el renombre y la visibilización de la palabra. Para la Rosa y el Felipe, el lugar de locos activistas.
Aunque entre Trotski y Lenin tenían sus diferencias y graves peleas, los dos por ser hombres eran reconocidos, leídos y publicados; lo mismo en toda la formación política de Latinoamérica, antes y ahora, la Rosa Luxemburgo no es leída, ni estudiada. A ella llegué gracias a compañeras que me pasaron mi primer libro de ella: Reforma o revolución.
Sin duda, combatir el capitalismo es un campo importante en la lucha revolucionaria de liberación, pero son más de una las luchas importantes. No solo es el capitalismo, son más de una las luchas que hacer y, al mismo tiempo, derribar el capitalismo, el machismo y el racismo es lo mínimo para empezar.
El proceso de cambio en Bolivia, hoy, además de enfrentar la pandemia del COVID-19, está enfrentando aceleradamente un movimiento político —fundamental— para entender el significado de proceso de cambio revolucionario, proceso que como pueblo nos planteamos desde 2000. Este cuestionamiento profundo sobre el significado de nuestras luchas, contrapone argumentos muy ligados a los sentimientos. Acabamos de salir de una lucha para derrocar una dictadura, vivimos decepciones, traiciones, pero también sentimos en la piel quiénes son nuestras hermanas y hermanos, quiénes nuestros compañeros y quiénes nuestras compañeras.
No está siendo fácil este tiempo. Se muere “El Mallku”, se pelean encarnizadamente por candidaturas dentro del MAS, la derecha intenta reorganizarse en su estrategia “pitita”, las y los traidores se hacen a las moscas muertas con su pureza y moralismo fascista. Es tiempo de pedir fortaleza a nuestras y nuestros ancestros.
Julieta Paredes es feminista comunitaria.