Voces

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Voto informado: ‘Sé lo que ofrecen’

/ 8 de febrero de 2021 / 02:58

Desde el inicio del calendario electoral ya transcurrieron etapas que están precluidas y varias son hitos importantes, pero para muchos candidatos a cargos subnacionales en La Paz no tienen mayor trascendencia que meros requisitos, o así se dejan percibir. Sin embargo, estos hitos son de gran relevancia para el elector. En el análisis de las etapas nos centraremos en el denominado “Plan de Gobierno”, que no debe responder a una simple promesa política.

Las políticas públicas deben estar orientadas a una nueva gestión sostenible en base a temas sobre medio ambiente, economía y bienestar social para el desarrollo de un municipio, departamento y país, y así incidir en el eje transversal de “sostenibilidad”. Este importante documento que ofrece cada una de las tiendas políticas que aspiran a tomar el poder en la alcaldía es de acceso digital en la página web del Tribunal Supremo Electoral (TSE), sin embargo, hay un desconocimiento de gran parte de la población sobre el contenido, que con mayor seguridad no hace una comparación de las propuestas.

Ubicar lado a lado las ofertas electorales es un ejercicio que se reduce a los debates en televisión que por el corto tiempo que tienen los expositores son incompletos y se limitan a ataques verbales. Surgen dudas sostenidas: ¿El elector asimila la importancia de esta buena práctica de información o únicamente cree que su responsabilidad radica en el control del voto el día de la elección?, o ¿debe sufragar solo por afinidad al color del partido político, la cara del candidato, o el discurso apasionado y circunstancial?

Es bueno reflexionar sobre el tema planteado porque la construcción de una democracia de calidad es más que el “día de votación”, va más allá de una consigna y control del voto. También se funda en el conocimiento del elector sobre las promesas electorales y las diatribas que puedan provocar. Conocer los planes de gobierno no solo da margen a la mejor elección, sino a ejercer el derecho a solicitar una rendición de cuentas sobre el cumplimiento de lo que fueron las promesas y distinguir aquellas políticas y demagógicas; lo mencionado es parte de la responsabilidad ciudadana y el entendimiento que tiene de la realidad social y la necesidad colectiva.

Se debe empoderar a la ciudadanía para acceder a la información que es más abierta en la actualidad; de lo contrario, y como diría Bertolt Brecht (dramaturgo alemán), estamos en aras de un analfabetismo político que deriva en la decisión errónea al momento de confiar el mandato a un “embustero político” que promete cambios coyunturales y circunstanciales, valiéndose de los electores.

Es menester para el desarrollo sostenible del municipio de La Paz que el elector pueda tomar en cuenta aspectos básicos, alejados del denominado “costo ciudad”, que proyecten políticas públicas sostenibles y de desarrollo planificadas. Las propuestas electorales deben estar elaboradas con base a los paradigmas actuales de “desarrollo sostenible” que son transversales entre sí y están enfocados en alcanzar los objetivos de una urbe sostenible, basados en la planificación territorial, resiliencia, ecoeficiencia, promoción del desarrollo humano, progreso económico, respeto al patrimonio cultural e historia de la ciudad y que garantice la participación ciudadana en la toma de decisiones.

Es en este punto de análisis que se podrá identificar entre las propuestas a la que refleje una nueva gestión pública sostenible y dirigida a mejorar la calidad de vida de los habitantes del municipio. Estos son los paradigmas que en la actualidad deberían centrar la atención de la ciudadanía para que emita un voto informado y responsable, y no así solamente por afinidad con el partido político o con algún candidato que más veces salió en medios de comunicación, realzó su imagen popular o prometió más obras.

Sin duda, para 2025 llegaremos a la cima del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que reportarán los resultados efectivos desde las ciudades, con proyección al conjunto del país. Una vez más, es importante desarrollar la lectura de los planes de gobierno como una buena práctica. Y para los candidatos, que sus ofertas sean reales, tangibles y que configuren el éxito de una “Gestión Pública Municipal Sostenible” para los próximos años.

     C. Melody Jiménez López es abogada constitucionalista.     

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La Paz de sus encantos y de extraviada agenda

Han transcurrido dos años de la actual gestión municipal y vemos que no hay una obra por día

/ 21 de julio de 2023 / 23:15

Mientras escribía esta columna, mi mente imaginaba a la avenida Camacho, un lugar de nuestra ciudad de La Paz donde día a día podemos vivir el caos urbano, al mismo tiempo, observar en el fondo al centinela de la ciudad, al majestuoso Illimani, que nos hace sentir orgullosos de haber nacido a sus pies y poderlo contemplar todos los días.

Nuestra ciudad, sin duda es guerrera, rebelde, diversa, polémica, caótica, moderna y también de antaño. En sus calles oculta una serie de historias, llenas de felicidad y también de dolor. Además, encierra usos y costumbres con los cuales se ha desarrollado el crecimiento de la urbe, llegando en algún momento a ser una ciudad líder que imponía los temas de la agenda nacional, que enseñaba a otras ciudades, hermanas, a cómo hacer gestión pública en beneficio de sus habitantes, sin duda, gloriosos momentos.

Pero, para llegar a este punto, hemos desarrollado una visión de ciudad con planificación que se ajusta a los retos de diversas épocas, de forma exitosa. Si me preguntarían cuál es el ranking de alcaldes de La Paz, sin duda tendríamos que hacer una retrospectiva y debemos centrarnos en una determinada época, por ejemplo, Armando Escobar Uría, el “alcalde del Pueblo”, ideal para una ciudad en expansión y cuya población en ese período de su gobierno era alrededor de medio millón de habitantes. Escobar Uría marcó hitos importantes en la planificación de la moderna ciudad de La Paz, fue un visionario, un planificador urbano por excelencia a quien el desarrollo de la ciudad le debe muchísimo.

Años después, lastimosamente, el gobierno municipal entró en una crisis donde los conflictos de corrupción e ineficiencia, las peleas, el “deporte” de lanzar sillas, micrófonos en sesiones del Concejo Municipal eran el tema de los noticieros y, obviamente, debemos recordar a Germán Monrroy El Chaza Chazarreta y sus aventuras demagógicas que marcaron un fuerte retroceso.

En síntesis, no había gestión pública, predominaba el bochorno edil, la corrupción, llevándonos a una época oscura desordenada, sin visión, misión y vocación de ciudad, lo cual dio nacimiento a una necesidad bajo el rótulo: estamos cabreados, y en ese momento la historia dio un giro de 180 grados en planificación urbana por más de 20 años y con miras a 2040.

Fue un momento histórico del municipio de La Paz porque fue el primer paso que originó muchos cambios que se reflejaron en políticas públicas nacionales, desde un punto de vista institucional y, sobre todo, de vocación de servicio, crecimiento y prevención. Muchos de estos cambios se originaron por experiencias dolorosas para la ciudad, como la riada de 2002, que nos demostró que La Paz no estaba preparada para un acontecimiento de esta naturaleza, porque las gestiones anteriores se farrearon las previsiones.

¿Y, qué decir de los peores alcaldes? Aquellos recordados por su demagogia politiquera, voraces de poder y otros que le echan la culpa al prójimo para encubrir su ineficacia e ineficiencia. Sin ir lejos, el conocido Rafael Tata Quispe refirió que El Chaza compite el premio de peor alcalde con el actual burgomaestre, lo cual debería preocuparnos porque, entonces, estamos frente a personajes extraviados en épocas oscuras en la administración edil. ¿Nuestra ciudad no se encuentra, ahora, acosada por el fantasma del abandono?

Han transcurrido dos años de la actual gestión municipal y vemos que no hay una obra por día, y que las grandes obras son aquellas que fueron planificadas hace 20 años, como es el embovedado de la Avenida del Poeta. Somos testigos día a día que la cabeza de la actual administración edil se encuentra bien relajada, mostrando en su cuenta de TikTok que ser alcalde no es una tarea aburrida, ya que toca bombo, baila y festeja todo el tiempo, lo cual nos hace preguntar: ¿si El Chaza hubiera tenido en su época redes sociales, hubiera generado el mismo contenido?

El paceño está acostumbrado a la gestión por resultados, en este tiempo, gracias a la extraviada agenda julia, se ha percatado de la inexistencia de crecimiento social, territorial, económico de su ciudad y sabe que el fantasma del abandono está merodeando. Pero también nuestro ciudadano ha recordado que debajo de tanto escombro urbano que oculta a este fantasma y de las sillas voladoras, su ciudad puede retomar el camino para volver a ser maravillosamente encantadora, sostenible y líder.

C. Melody Jiménez es abogada constitucionalista.

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‘Yo’ de autoridades vs institucionalidad

/ 11 de enero de 2022 / 01:28

Para la evaluación de una gestión pública se toma en cuenta las metas y los objetivos bajo el criterio de lo cualitativo y cuantitativo, que sin duda fortalecen la institucionalidad. Pero la ciudadanía convive cada día con un retroceso del real funcionamiento de las instituciones públicas, frente a la tergiversación y mal uso de criterio que hacen autoridades que pretenden sobresalir por encima de lo institucional.

La “crisis” institucional referida trastoca todos los ámbitos del Estado y en el caso de los subgobiernos, cuyas autoridades están en el corolario del cargo hace ocho meses, varios creen que aún persiguen una campaña política para posicionarse como “hacedores de logros”.

Autoridad no es sinónimo de institucionalidad, ya que como servidores públicos responden a deberes y al caer en el error se constituyen en un eslogan vacío, maquillado por el movimiento “marquetero subjetivo”. Al contrario, no construyen gestión pública.

Un proceso electoral gira en torno a las figuras de candidatos, pero una institución depende de la misión y visión de gestión institucional. Ahora, cabe preguntar si la institución se hace fuerte con la mayor cantidad de likes que recibe la foto de la autoridad o con leyendas textuales que “endiosan” de forma banal la responsabilidad que tiene con su labor.

Es así, no se trata de un criterio cargado de rencor en este texto ni egoísmo. Al contrario, son las redes sociales que reflejan el poco aporte que hace el equipo de trabajo de estas autoridades del “egocentrismo”, cuando quieren poner “en movimiento” la gestión de una ciudad.

Jean Monnet dijo que “los hombres pasan, pero las instituciones quedan”. Y, la segunda parte de esta célebre frase, dice: “Nada subsiste sin las instituciones”. Este concepto queda en discurso político cuando los ambiciosos encandilan a sus afines.

Sería ilógico pensar que estamos ante una suerte de parámetro cualitativo de gestión, el cuantificar la cantidad de likes que recibe la autoridad cuando es protagonista, más aún si se presenta como “mesías salvador coyuntural”, con la idea de “colorear una ciudad de mil maneras”, y que cada día se antepone más a lo institucional. La lluvia moja a todos, por si acaso.

La planificación para el desarrollo de un espacio territorial y social no pasa por desarrollar la imagen de una persona, ya que lleva al desgaste y desvalorización de la institución, que es conector entre autoridades, Estado y ciudadanos.

El tuitero Carlos Carrasco acuñó el enunciado “enmierdar”; quizás es momento de conjugarlo para aquellos criterios de autoridades que tergiversan la institucionalidad y anteponen su imagen.

Nuestras autoridades electas deben comprender que los actos ególatras desvirtúan la finalidad de servicio, creen que sin ellos no hay institución y esto nos recuerda el camino peligroso de decir “el Estado soy yo” o “la institución soy yo”. ¿Está debilitada la estructura institucional del Estado o es que estamos plagados de caudillos con pobreza de reconocimiento?

C. Melody Jiménez es abogada constitucionalista.

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Ciudades pos COVID-19 y sostenibilidad

/ 8 de julio de 2021 / 00:14

Antes de la pandemia del COVID-19 había diversas agendas para el diseño de las ciudades sostenibles o “inteligentes”, con políticas públicas propias hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); y las mismas incidían en el objetivo 11, que se refiere a “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.

El enemigo de la humanidad, la pandemia, motiva a una nueva visión de planificación y desarrollo. Y, en Bolivia, la proyección es hacia el Bicentenario en 2025, que llegará con la antesala de cambios políticos, sociales y conflictos, en un escenario actual que busca establecer un equilibrio entre emergencia sanitaria y reactivación económica.

“Para que nadie se quede fuera” es la premisa de la Organización de Naciones Unidas (ONU), empero, en los municipios del eje troncal de Bolivia podemos identificar pequeñas estrategias, como el caso de La Paz, que derivan de una gestión previa de varias metas que se aproximaron a los objetivos de la ciudad sostenible, como el “transporte limpio”, con Mi Teleférico; y también los buses PumaKatari y ChikiTiti, que no solo mejoraron la calidad de vida, sino que crearon conciencia sobre ordenamiento urbano.

Nos encontramos en un momento ideal para la planificación, diseño de una “Agenda Urbana COVID- 19/2021” para el desarrollo de ciudades inteligentes, en base a un abanico de políticas públicas propuestas por los municipios. No es inalcanzable la sostenibilidad, pero el actual barco que tomaron los gobiernos municipales y gobernaciones está en un cauce distinto, estrecho con pocas posibilidades de girar hacia otro más amplio.

En este tiempo se percibió cierto desconocimiento sobre el real impacto económico en la ciudadanía. Entre la primera y la tercera olas, las acciones fueron cobrar impuestos y patentes con multas e intereses, que aún son la base importante de recaudación y urgentemente queda pendiente los incentivos para no dejar morir a los negocios. Del discurso al hecho hay un trecho de condicionamientos y es que los planes de gobierno presentados en época electoral aún no se acomodan a la realidad. Y, si preguntamos: ¿Qué facilidades dan los municipios para que las actividades económicas afectadas por la pandemia puedan tener una oportunidad de resiliencia, cambiar de rubro?

Quizás, en la estadística hay el registro del efecto planteado pero es vital contar con sostenibilidad. Y, es menester proyectar políticas públicas, al mediano y largo plazos para no tener la recurrencia de salvavidas como: “la promo 2×1 del pollo a la brasa”, si es que presentas el certificado de vacunación. El aporte privado es importante, pero no tiene fuerza si no hay apoyo del Estado.

Ni qué decir de las caseritas que viven del día o productores que apenas superan el 50% de su reactivación.Todo este universo es parte de un problema estructural que se asienta en criterios muy básicos para el desarrollo interno. Se debe trabajar en los ODS que son transversales a la construcción de la ciudad sostenible, relacionados con la reactivación económica; y es aquí que debemos mencionar el ODS 8: “Trabajo decente y crecimiento económico”; ODS 9: “Industria, innovación e infraestructura” y el ODS 12: “Producción y consumo responsable”.

Es necesario unir esfuerzos para no fomentar lo ilegal, ni el desempleo. El no tomar medidas internas, locales y oportunas afectará al Producto Interno Bruto, a la economía de nuestras ciudades, sus habitantes y el efecto negativo es la postergación de las ciudades sostenibles.

C. Melody Jiménez es abogada constitucionalista.

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Candidatos con déficit en gestión pública

/ 31 de diciembre de 2020 / 23:49

La pluralidad, la participación ciudadana y la democracia son valores instaurados con la Constitución Política del Estado y estarán en ejercicio para los comicios subnacionales. El resultado es la presencia de personajes de diversos ámbitos en la carrera electoral para la Alcaldía de La Paz. Por ejemplo, hay un periodista de larga trayectoria que para las elecciones nacionales de octubre alertó sobre la invasión de milicias extranjeras, no pasó de ser fake new. También encontramos a un reconocido cantante de cumbia que destacó con su canción Solo quisiera volver… (me atrevo a decir que hizo lectura cantando).

Por otro lado está en carrera un médico que como dirigente del sector cree tener experiencia para ser burgomaestre. Ahora, existe el temor de una crisis existencial en un aspirante, así veo, ya que en otro ejemplo podemos citar al exasambleísta nacional que en redes sociales figura con un plato de comida para algunos sectores sociales, en un intento de reacción filantrópica.

Tampoco podemos dejar de lado las pretensiones del exconsultor en participación popular que en su reciente época de ministro ganó adeptos de la ciudadanía. Sin embargo, desde que estuvo en campaña adoptó una figura de “astro rey” sobre gestión, oportunidades y crecimiento económico, más con un discurso político que técnico.

Aparte, tenemos a un candidato que en su “propuesta incluyente” ignora el lenguaje correcto para referirse a las personas con discapacidad, y también está otro de una alianza que, más allá de su trayectoria académica, antes de inscribirse para los comicios ya hablaba de recular en caso de que no tenga apoyo. En contraposición hay otros contendores con alguna experiencia en gestión pública, pero con otro tipo de inconvenientes. Es así que vemos a dos candidatos que pese al vasto conocimiento en planificación de proyectos cargan con las consecuencias de conflictos por la sigla que postulan: uno está cuestionado por la legalidad de su postulación y el segundo afronta un golpe de timón tras la ruptura de un intento de alianza.

Pero más allá de la empatía por los oficios de los aspirantes o el color político, los ciudadanos tenemos una seria misión al momento de elegir a autoridades. Lo mencionado no se da por discursos de recriminación respecto a 14 años anteriores o 20. La reflexión pasa por saber: ¿Cuáles podrán ser los planteamientos que ofrecen los candidatos para generar valor público?

En las intenciones de “querer ser el candidato” debe destacar la explicación lógica, técnica y jurídica para la transformación de la ciudad. Otra interrogante es: ¿Por qué se lanzan a la arena política?, o ¿cuál será la tipología de gestión pública que propondrán a la ciudadanía?

La duda es saber si conocen el modelo por resultados entendido desde el management, como sugerencia, o si seguiremos bajo un modelo de gestión por resultados. Ahora, al ser candidatos ya suponemos que pueden identificar a cuál de estos paradigmas engranan sus propuestas.

Estamos seguros de que el ciudadano entenderá que los apasionamientos no diseñan e implementan políticas públicas. La responsabilidad colectiva debe ser exigir respuestas técnicas y no políticas. Los candidatos, al margen de la consigna egocéntrica de “yo nací para el cargo”, deben poner énfasis en sus propuestas técnicas. Por tanto, no se trata de querer ser autoridad por la fama o adeptos en redes sociales. Debemos informarnos sobre aspectos técnicos propuestos que deben primar sobre temas políticos, de ello depende la visión de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en el próximo quinquenio.

C. Melody Jiménez es abogada constitucionalista.

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